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Argentina Argentina · Rafael Castillo
Críticas de David Alejandro
Críticas 3
Críticas ordenadas por utilidad
6
10 de octubre de 2014
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
“Transcendence”

Para reflexionar: ¿Quién quiere cambiar el mundo?

Película dirigida por Wally Pfister, se puede decir que es su opera prima. En ella logra reflejar los sueños, logros y ambiciones del ser humano, si digo exactamente de quién, estaría haciendo un spoiler cosa que no quiero ni debo hacer.

El director Wally Pfister sorprendentemente logra humanizar al mundo tecnológico tomando como referencia la conciencia y el amor del hombre que lucha constantemente para mejorar la calidad de vida como por ejemplo encontrar nuevos métodos de detección temprana del cáncer, la cura del Alzheimer, curar enfermedades y acabar con la pobreza y el hambre en el mundo.

Es otra película más que habla sobre “Inteligencia Artificial” pero da un buen aporte a la reflexión. El argumento es verosímil aunque puede sonar contradictorio porque es una película de ciencia ficción, pero lo digo porque el eje central es el “Poder” siempre el hombre está a la conquista latente de dicho poder, sin embrago paradójicamente el “Poder” es autodestructivo aunque sea una invención del hombre.

Me quedo con una pregunta que es formidable y que la dicen en la película:

¿Existe un alma? Si es así, ¿dónde vive?.

Y una frase:

"Una nueva forma de pensar es esencial si la humanidad quiere sobrevivir y ascender a niveles más altos"

Recomendable: Para las personas que le gusta la ciencia ficción, con tintes de un amor utópico.

Puntuación: 6/10
David Alejandro
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3
7 de octubre de 2014
5 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
“Puncture" (“Punto de ruptura” para Latinoamérica)
Película mala, ¿por qué? Porque tiene un argumento inconsistente. La historia de dos abogados socios entre sí, uno modesto, correcto, prolijo con una familia formada y un hijo por nacer y su compañero es todo lo contrario, fiestero inescrupuloso, adicto a la cocaína, heroína, (las venas de su brazo ya están muy lastimadas de tanto inyectarse), obsesivo, neurótico, sexopata, abandonado por su mujer por no soportarlo más. Y dentro de este combo increíblemente los directores Adam Kassen y Mark Kassen tratan de contar una historia "basada en hechos reales" donde vagamente se ve el monopolio de una gran empresa junto al poder de un estudio de abogados contra los mas "débiles", que justamente son este dúo de letrados, quizás la metáfora más cercana de esta historia es la de "David y Goliat", pero con un final distinto (Y no es spoiler).
No es una película para recomendar.
Lo malo: Las actuaciones, guion ambiguo, drogas sin sentido (la película seria igual sin ella o quizás mejoraría en un cierto punto).
Lo Bueno: A pesar de lo mala que es, esta película te incentiva a reflexionar sobre el poder monopólico, la corrupción, la hipocresía y también porque no, sobre las adicciones.
Puntuación: 3 Estrellitas (floja)
David Alejandro
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10
6 de agosto de 2014
2 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es una película simple, chistosa, te saca una sonrisa si o si. La pasaras bien si la ves predispuesto/a a reírte unos minutos. Es mucho mejor que tantas películas Norteamericanas sin sentido y con un humor horrible.
En los términos en que está planteada (un pasatiempo superficial para el consumo familiar) podría decirse incluso que es medianamente eficaz.
Si la comparamos con, por ejemplo, Bañeros 4 estamos hablando poco menos que de una obra maestra. Ahora, si el parámetro que tomamos, en cambio, es cualquier buddy movie de Hollywood del tipo Comando Especial sería una película menor y fallida.
Matías (Listorti) y Rody (Pedro Alfonso) a partir de justificaciones por demás ridículas y caprichosas, ambos iniciarán juntos una misión con el neo-Bond burlándose de y al misma protegiendo a un Matías que parece más torpe que el Agente 86 y Los Tres Chiflados juntos.
El film no es demasiado sorprendente ni vistoso como para resultar un producto comercial distintivo (como sí lo fue Tiempo de valientes, de Damián Szifron) ni tampoco apuesta por un absurdo y un desenfado que le permita calificar como un exponente Clase B. Se queda, así a mitad de camino, con cierta dignidad y corrección, es cierto, pero también con un tono dubitativo, como si tuviera un fuerte problema de identidad: no sabe bien qué quiere (ni puede) ser.
David Alejandro
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