Pues eso. Ver a Ana Belén dispuesta poco menos que a vender a su madre por un polvo exótico, y a Loles León con melenita lisa y traje chaqueta a lo ejecutiva son sólo dos de los horrores con los que me topé viendo "esto" en la tele.
Nueve semanas y media no es que fuera un peliculón, pero comparando con la presente es lo más de lo más.

Kiruna (pronunciado Kíruna en sueco) es el quinto pino de Suecia, su gran ciudad minera al norte del círculo polar. Ya el título es atrayente si te gusta lo marginal, en este caso por motivos geográficos. La peli cuenta con una actriz extraordinaria, Tuva Novotny, pura expresividad de alta escuela, perfecta intérprete de mujer dura, libre y profesional del norte del norte. Ahora mismo allí está cascando -20 grados y no es un día especialmente frío del invierno, no es lugar para apocados. Su histórica mina de hierro es de tal importancia que hasta los verdes hacen la vista gorda a sus inconvenientes medioambientales, y provoca unos temblores que dan pie a un buena trama rollo terremoto, con muy decentes efectos especiales y situaciones que enganchan.
Añadimos una fotografía a ratos espectacular, buena música cuando toca, miradas reprobadoras cuando se le pregunta “de dónde eres” a alguien con pinta poca nórdica, un par de guiños a la milenaria cultura sami del lugar y sus yoik (cantos tradicionales). Sin olvidar unos subtítulos muy correctos, impagables y sin complejos de Raquel Aranzana donde abundan los hostia puta y sorprende la ausencia de patadas al español.
No es la bomba, pero me ha gustado mucho.

Esta palabreja se refiere a la tendencia de determinados comunicadores (ya sean directores de cine, periodistas, etc.) a pintar realidades sociales muy complejas de un simplón colorido pastel, con el mensaje nada oculto de que la tolerancia, el respeto entre culturas diferentes, el poder de ser "bueno" en una palabra, son capaces de terminar con cualquier problemilla o problemón de las sociedades contemporáneas.
No hace falta decir que las cosas desgraciadamente no son así, y desde luego Lavapiés no es un ejemplo de multiculturalidad exitosa, si no más bien de convivencia tensa, por mucho que los vecinos del barrio aparezcan en la peli encantados del lugar donde viven (una parte de Madrid con una emergente vida cultural, sí, pero también famoso por su chabolismo vertical, marginalidad, menudeo de drogas y delincuencia).
He visto en esta película buenismo a toneladas, montones de topicazos y un continuo acontecer de gags de un simple que asusta.

Cada vez sigue emocionándome tanto como la primera vez. La mayor parte de los actores están insuperables, el guión es de quitarse el sombrero, la fotografía te deja sin palabras…

Me ha encantado esta película sin pretensiones que simplemente nos recuerda algo que conocemos bien en España. El dinero puede corromper a muchos, pero siempre quedarán algunos para denunciar a los ruines, y eso es lo que hace Amparo, interpretada maravillosamente por Adriana Ozores. Los demás actores son algo más que correctos, y la trama mantiene el interés en todo momento. Muy recomendable.