Esta película narra la historia de Fumiko Hayashi, escritora Japonesa de gran éxito. En ella, se describen los hechos que acontecieron a dicha persona desde su infancia ambulante hasta el momento en que logró hacerse un lugar en el panorama literario Japonés.

Éste es un film formalmente muy rico, en que caben destacar distintos aspectos: Ritmo narrativo, sólido guión y construcción de los personajes, etc. Pero por encima de todo, se encuentran la impecable dirección de Mikio Naruse y la inconmensurable interpretación de Hideko Takamine en el papel principal.

Personalmente, no soy muy aficionado a los biopics, y suelo ser muy crítico con ellos. En este caso, empero, Naruse describe a un personaje desde una perspectiva muy distante y cercana a la vez, mostrándonos sus virtudes así como sus defectos como persona.

En definitiva, una muy recomendable película que permitirá conocer los orígenes de la señora Hayashi, desde los infiernos de la pobreza y la hambruna hasta el éxito en aquello más ama, la literatura.

Realizar una crítica al uso sobre esta película resulta imposible, pues, como se explicita en la sinopsis, tan solo se conservan entre 11 y 15 minutos de la misma.

Por lo tanto, la valoración de éste film pasa a ser una cuestión de simpatía hacia el mismo, así como hacia su autor, Yasujiro Ozu.

Visionar "Me gradué, pero..." resulta interesante por distintos motivos: En primer lugar, para conocer los orígenes de uno de los mayores maestros de la historia del séptimo arte. En segundo lugar, i como es habitual en el cine del maestro Nipón, se nos muestran muchos de los problemas existentes en la sociedad Japonesa de finales de los años 20 (el desempleo, la precariedad laboral..), así como una reflexión sobre algunos de los valores más importantes en su país de origen (el orgullo, la honorabilidad..).

Pese a que sólo podemos intuir hacia dónde avanza la película, no existe duda alguna de que Yasujiro Ozu, el hombre más sabio que se ha situado jamás tras una cámara, nos ofrece los elementos necesarios para reflexionar sobre aquello que nos introduce con su argumento.

En conclusión, resulta una lástima no poder disfrutar de esta joya del cine Japonés al completo, pero vale la pena, y mucho, dedicarle ese cuarto de hora a las imágenes de éste film que han llegado a nuestros días.