Para resumir la crítica podríamos decir que es la anti-TESIS, si en Tesis Amenábar consiguió con pocos recursos una película con un argumento muy bien desarrollado y un ritmo que enganchaba al espectador; en Ágora, con grandes recursos obtiene una gran puesta en escena, muchos decorados cuidados al detalle, por lo que te lleva a la Alejandría de la época... pero le falta implicar al espectador.
En mi humilde opinión el fallo de argumentación puede venir de intentar abarcar demasiadas cosas, lucha de religiones, la mujer en el mundo, el hombre en el universo, lucha de clases, trama sentimental. En fin, al final el que mucho abarca poco aprieta, y se confunde al espectador con la finalidad del mensaje a comunicar. Amenábar parece que nos ha castigado esta vez, y en lugar de darnos cinco grandes películas con cinco argumentos, nos entrega una sola donde se diluyen todos los argumentos.
Por lo que se podría resumir en espectáculo visual y ambientación, pero sin mensaje claro y que a ratos aburre y pierde al espectador. Le doy un pasable, pues técnicamente algunas imágenes y diálogos merecen la pena.

The Shouting Men es un road movie, al estilo de Little Miss Sunshine, donde un grupo de de personas con vidas algo desestructuradas se embarcan en un viaje en furgoneta cruzando Inglaterra, aquí el objetivo final del viaje no es un desfile de modelos, ya que son fans de fútbol. Aunque el fútbol es lo de menos en la película, y en los personajes supone solo una válvula de escape para su complicada existencia.

Durante este viaje sucederán todo tipo de anécdotas que arrancaran alguna carcajada, si bien tampoco es una comedia de carcajadas constantes, más bien de sonrisas. Es interesante ver como se sobreponen a todas estas adversidades aferrándose a la ilusión de pasarselo bien con su equipo de fútbol, de disfrutar olvidándose de lo demás.
Se convierte en un viaje de descubrimiento personal para alguno de los personajes, y en un descubrimiento de estos personajes por parte del espectador.
En mi modesta opinión la película se fundamenta en las vidas de estos personajes y sus relaciones, que con un ritmo bastante conseguido se le irán descubriendo al espectador. El director consigue trasmitir al espectador esos momentos personales de depresión, desarraigo, abandono... de cada uno de los personajes de manera sutil con un ritmo constante y entre sonrisas sin profundizar en las penas, sino mostrándola como una parte más, normal de la realidad. Creo que es totalmente recomendable, aunque no esperéis una obra maestra.

Finalmente concluiré diciendo que no es una película de deportes ni una comedia de risa floja, se trata de una manera desenfadada de aproximarse a los problemas de la vida. Acabareis con una sonrisa, y eso después de todas las penas que te ha trasmitido el director, ese es su gran logro. Al mal tiempo buena cara, te enseña como ver el vaso medio lleno.