Definitivamente ya no se hacen películas como esta. Y quizá ya no vuelvan a hacerse. Quizá este humor ya no se lleve. O nadie tenga la valentía de hacer una película de este estilo, de verdad, invirtiendo en ella, y no haciendo cualquier bodrio. Porque dentro de esa etiqueta (bien o mal llamada) "humor absurdo" no vale todo. En este sentido, "Top Secret" marcó un hito, se consagró como una de las mejores de su categoría, y sigue haciendo reír igual ahora que hace 25 años.

"Top Secret" es desternillante de principio a fin. Pero si hay algo que destacaría de esta película, es que su humor, diálogos y situaciones aparte, es tremendamente visual. Hay multitud de escenas en las que, si no estás atento, te pierdes lo mejor. Los detalles visuales, absurdos en su totalidad, ocurren muchas veces en segundo plano.

Es un clásico que debería verse. Risas garantizadas dentro de una categoría de humor que, desgraciadamente, ya no se estila.

Cuando uno tiene por delante la enésima adaptación en formato audiovisual de las andanzas de Sherlock Holmes piensa: ¿Qué podrá aportar? Y precisamente quizá sea esta la primera barrera que un producto que bebe de una fuente tan utilizada tenga que vencer.

La opción de "Sherlock" es apostar por importantes novedades en cuanto a localización temporal y formato. Sobre lo primero, se nos presenta un Sherlock actual, con guiños clásicos continuos (fácilmente detectables para quien haya leído sus obras) pero, al mismo tiempo, adaptado a la época presente, y siendo la tecnología actual herramienta fundamental para que Sherlock pueda avanzar en sus casos. Por otro lado, el formato de la serie, compuesta por temporadas de sólo tres capítulos de noventa minutos, representa un formato poco explorado hasta el momento, aunque habitual en las series británicas.

El resultado es muy bueno. Las escenas están bien cuidadas, los guiones son ricos, los diálogos son dinámicos y dejan perlas de cierta brillantez. Merece la pena echarle un vistazo a este "Sherlock" que, aún mostrando un gran respeto por el clásico en que se inspira, no duda en innovar e ir más allá, dándole frescura y una nueva visión. Muy recomendable.

¿Qué se puede decir de "Breaking Bad" a estas alturas que no se haya dicho ya?

Se trata de una auténtica obra maestra, una delicia para el paladar, una maravilla a nivel visual, argumental e interpretativo. Hablamos de una serie tremendamente bien hecha, tremendamente bien interpretada, coherente y que no hace concesión alguna a lo políticamente correcto. "Breaking Bad" puede ser, en muchas ocasiones, muy dura de ver. Y desagradable. Y eso será lo que te guste. Junto a todo lo demás.

A nivel de guión, representa el trazo de un arco argumental completo, complejo, sin fisuras, y alejado de cualquier convencionalismo. Nunca podrás alinearte con un personaje u otro. Nunca sabrás quiénes son los buenos y quiénes los malos. Y esto se debe a que "Breaking Bad" es simple y llanamente condición humana. Grandeza y miseria a la vez, honradez y manipulación al tiempo, buenas intenciones y víctimas colaterales al unísono. Todo ello siendo progresivamente mezclado y viendo como se difuminan, cada vez más, sus horizontes.

Y a nivel interpretativo, tenemos personajes que quedarán para la posteridad por el carisma y la profundidad de los mismos, y por la grandeza de los actores que les dan vida. El sobresaliente trabajo de Bryan Cranston, Aaron Paul, Anna Gunn, Giancarlo Esposito, Jonathan Banks y todos los demás es uno de los pilares que, no sólo sostiene a la serie, sino que le otorga ese altísimo estándar de calidad. Es por ello que recomiendo encarecidamente seguir la serie en VO. Lamentablemente el doblaje al castellano hace que se pierda toda la fuerza de las interpretaciones.

Sólo me queda dar las gracias a Vince Gilligan, Peter Gould y todos los demás por habernos regalado esta maravilla. Estamos ante lo mejor que se haya hecho jamás, en mi humilde opinión, en televisión. Larga vida a "Breaking Bad".

Aunque no lo parezca, Boston Legal es, ante todo, una serie sobre la amistad. Todo lo demás: los juicios, los interminables líos de faldas, los divertidos equívocos, las referencias políticas... gira en torno a lo primero. Son los componentes de la ensalada que no sabría igual si no la aliñaras correctamente. Si además le añades personajes de gran carisma, elevas el calado de todo lo que te presentan en pantalla. Denny Crane, Alan Shore, Shirley Schmidt y todos los demás, juegan roles muy definidos y no se podría entender la serie sin ellos.

El epicentro de la relación principal, la existente entre Denny y Alan, whisky y puro en mano, reflexionando en el balcón de las oficinas de Crane, Poole & Schmidt, de lo divino y de lo humano, de relaciones, de política, de la condición humana en definitiva, deja momentos memorables.

Una serie, en definitiva, inteligente, ácida, crítica, pero sobre todo, tremendamente divertida, y que aporta sutiles reflexiones bajo un manto de aparente superficialidad.

Dos palabras: Denny Crane.

Este film biográfico cuenta la vida de Enid Blyton, conocida escritora de literatura infantil. De infancia difícil debido a las disputas familiares y el posterior abandono de su padre, Enid pronto aprendió a construir un mundo de fantasía en el que refugiarse y del que manarían sus historias. No obstante, ello repercutió en su personalidad y en sus relaciones interpersonales.

Centrándonos en la película en sí, probablemente lo que llame la atención sea la presencia de una estrella como Helena Bonham Carter en una producción como esta, y realmente, no deja de ser el mayor atractivo de la misma. Helena muestra a una Enid decidida, impetuosa, inflexible y distante. Entregada a sus libros para contentar a sus lectores, unos niños que no conoce, mientras sume en el abandono a sus propias hijas. Se hace hincapié en su enfermiza obsesión con sus libros y la opinión del público, incidiendo en su progresivo alejamiento de la realidad.

El resto de personajes rayan a buen nivel, sobre todo Matthew Macfayden, que interpreta de forma estoica al primer marido de Enid, aunque si uno lee un poco la historia de la pareja, probablemente él haya salido mejor parado en la película, a costa de demonizar un poco más a la ya de por sí ingobernable Enid.

La producción no deja lugar a alardes, es sobria pero bien acabada, salvo algún detalle de montaje. Se echa en falta algo más de profundidad en algunos pasajes, la cual habría dado mayor consistencia a los personajes y contribuido a entenderlos mejor. Los apenas 80 minutos de metraje se quedan cortos para una película de este tipo, quizá se eche en falta un poco más de ambición para terminar de hacerle justicia al personaje. En definitiva, un buen entretenimiento que disfrutarán especialmente los amantes de las 'biopics'.