No soy muy fanático de asistir a las salas de cine (problemas de vejiga) y habían pasado unos… ¿tres años? Si, mas o menos estuve ese lapso de tiempo sin visionar un film en aquella agradable oscuridad, sentado en la butaca con los cincos sentidos puestos en la gran pantalla.

Bueno, la cosa es que se dio la oportunidad de asistir en familia al cine, yo ansiando ver la nueva de “El planeta de los simios”, pero mi hermano anhelaba por ver el film el cual estoy reseñando, y para no llevarle la contraria ni desilusionarlo me dije para mi mismo: Pues bueno, a tragarse este producto, espero no sufrir tanto.

Para mi sorpresa, John Krasinski me entretuvo aquellos 104 minutos que dura su cinta, y no solo a mi… ¡si no que a todos los asistentes de la sala de cine! Se escucharon risas en los momentos mas cómicos, silencio en los momentos mas emotivos, y aplausos hacia el final de la cinta.

Para ser mas concreto, las cosas mas destacables de esta película, en mi humilde opinión, fueron tres elementos: la música (hecha por un tal Michael Giacchino, que trabajó con Pixar en Up y Ratatouille), la actuación de Cailey Fleming (y también su actriz de doblaje, lamentablemente por temas de horario no pude verla subtitulada) y el diseño de los amigos imaginarios, los cuales resultan bastante entrañables y variopintos.

También hay dos momentos en especifico que me dejaron embobado, pero eso ya va en la sección de spoilers.

El motivo por el cual califico este film con un ocho en vez de un siete, o quizás un seis, es porque me devolvió ese amor que había perdido de asistir a salas de cine, de perder el sentido del tiempo, de sentarme allí y quedar empapado de emociones y embobado con lo mágico que es el cine. Y por eso doy gracias a John Krasinski, que me devolvió aquella luz que creía que ya se había apagado.

Hace relativamente poco, buscando cortometrajes varios por este mismo sitio, en una tarde de sopor eterno, me encontré con Mothlight de Stan Brakhage. Se trata de un cortometraje del estilo experimental realizado usando insectos y hojas pegadas encima de una cinta de 16mm, fotogramas que van en rápida sucesión.

Carece de narrativa alguna y es una de las obras mas famosas de este cineasta. Pero antes de empezar con el relato de lo que provoco en mi, toca conocer a este señor tan particular.

Brakhage nació en 1933 y murió el 2003. Era estadounidense y también era uno de los cineastas experimentales mas importantes y reconocidos del siglo XX. Su obra abarca mas de 300 proyectos.

Volviendo a lo sentimental y dejando tanta documentación de largo, encontrar este cortometraje me llevo allá hace varios años atrás, cuando tuve mi primer encuentro con Luis Buñuel, en esa obra tan amada mía llamada Un perro andaluz.

Este cortometraje se me hizo mas transgresor que el trabajo anteriormente nombrado, ya que si, Un perro andaluz es una obra surrealista y en cierto grado vanguardista, pero a mi vista a días de hoy no me parece experimental. Y ahí se diferencian ambas. Lo que tiene una lo carece la otra, sin minimizar el impacto de ambas, claro esta.

Al carecer de narrativa visible y sonidos audibles (al menos en su versión original) causa un impacto a otro nivel, del cual carezco palabras para definir, para ser honesto. Por intentarlo con algunas, me causo sorpresa e impresión.

Si usted, lector, tiene poco mas de cuatro minutos de su valioso tiempo para utilizar, recomiendo que le eche un vistazo a esta obra. Puede que le parezca maravillosa o una estupidez sin sentido, pero si o si generará en usted emoción, ya sea positiva o negativa eso no pasa por mi.