Vaya por delante que soy de los que piensan que la última temporada de Muchachada Nui fue terriblemente decepcionante. En parte, porque las nuevas secciones no me terminaron de convencer y algunos clásicos de años anteriores fueron diluyéndose o, directamente, desaparecieron del mapa.

Las últimas entregas de este entrañable personaje comenzaron a resultar clónicas y cansinas: Un episodio dedicado a la bateria del ordenata, otro al módem, otro al ratón...
El emporio chanante daba muestras de agotamiento en general.


Quizás por eso, mis expectativas no eran demasiado altas, sino todo lo contrario. Era más sencillo colmarlas... Pero a mayores, creo que la serie brilla con luz propia, tiene encanto.


Los nuevos secundarios me parecen un auténtico acierto y que conste que meto en el saco también al Señor Alce y demás fauna extraña, que aporta su granito surrelista y alocado (no olvidemos de que hablamos de humor absurdo en última instancia) y desde luego, tampoco me olvido de destacar un doblaje muy divertido, como era de esperar.
Está claro que no todos los capítulos resultan igual de brillantes, pero en su mayor parte, son como poco entretenidos y curiosos, creo que le dan frescura a un personaje icónico que se había estancado y son un estupendo pasatiempo vacacional.


El formato se resiente un poco por sus inevitables momentos publicitarios, pero tampoco termina de malograr lo que la serie puede dar de si por lo demás.



¿Dónde enchufarán el cargador en el bosque?

Si ves Blame! a pelo, sin tener idea de qué va la cosa, lo más probable es que no te enteres de nada y acabes con un buen cabreo. A mi la verdad es que me pasó, lo confieso.

No tengo ni idea de si la obra original de Nihei es buena, mala o regular. Pero cuando me enteré de que va por el décimo tomo me quedé anonadado. ¿En serio pretenden condensar todo eso en una serie de seis capítulos, más uno extra, todos ellos de unos cinco minutos? Además tiene guasa que casi un cuarto del tiempo se dedique a los créditos finales de cada episodio, si bien son diferentes en cada ocasión.

Es cierto que la historia no es que sea demasiado compleja, más bien al contrario (cabería toda ella perfectamente escrita en una servilleta), pero es que en serio, me juego el cuello a que muchos asegurarían tras el visionado íntegro de esta miniserie que directamente NO hay tal historia. Cuesta creer que exista un hilo argumental al que atenerse. Dos personajes que aparecen y se dedican un par de palabras que parecen carecer de sentido, algún "bicho de silicio" y/o bestia de tamaño familiar y...decadencia futurista aquí y allá. Nada más. La trama no parece tener principio ni fin.

No dudo que es un ejercicio de estilo bastante bueno. Muestra el típico devenir postapocalíptico (parece que el término correcto en estos casos es ciberpunk), donde apenas si existe vida y todo se reduce a instalaciones, maquinaria pesada en ruínas, luces y sombras. Es interesante como se emplea la gama cromática: predomina el blanco, como la piel de los personajes y se va entremezclando con otros colores, dando la sensación de que siguen un patrón y destacando uno por capítulo: rojo, amarillo, azul (orden no exacto, evidentemente).
Me gusta el diseño y el dibujo en general, sobre todo en lo que respecta a los entornos. El autor tiene formación de arquitecto.

Destaco también la ambientación, no sólo visual, sino también sonora. Hay buenos momentos musicales, normalmente en los créditos, con un toque electrónico y de guitarra eléctrica que casa a la perfección.

En cualquier caso, una locura extremadamente minoritaria. El manga tuvo un buen éxito por Alemania, entre otros países. No así en España, tengo entendido. Esta serie es un complemento al mismo. Los que disfrutaron la historia en papel seguro que reciben con mejores ojos la adaptación animada. Quizás vaya dirigida a ellos exclusivamente y es posible que si la hubiera leído, yo también gozaría de Blame! algo más.


Curioso que en el tiempo invertido en escribir esto, podría haber intentado nuevos visionados para captar más detalles. No estoy demasiado convencido de que merezca del todo la pena.

Reconozco que no puedo mostrarme objetivo con ella. La primera vez que la vi era un pimpín curioso, con ganas de saborear nuevos manjares, por decirlo de alguna manera. Mi primera masturbación nada menos. Ya llovió desde aquel hermoso día.

Cuando encontré el VHS que mi viejo guardaba, oculto detrás de pelis de Kurosawa (permitidas) y al ladito de alguna de Pasolini (no recomendadas por aquel entonces para el chavalín que yo era) no lo dudé y me dispuse a saciar mis impulsos...inquisitivos y sexuales.

La primera historia muestra una joven terriblemente hermosa y a su primo, ejemplo a seguir sin duda este último, en una escena realmente bella a la par que divertida.

"Teresa filósofa" es un corte con el que quizá me sentí especialmente identificado por aquel entonces, pero por mucho que pese la empatía y que la muchacha se vea realmente atractiva en pantalla, no dudo en tildar ese punto como el más simple y flojo de la película.

La siguiente parte, basada en la conocida historia sobre la "Condesa Sangrienta" es al mismo tiempo el punto más erótico y el más desagradable. Un contraste peculiar. como el sexo en sí, en muchas ocasiones.

El asunto de los Borgia sirve de cierre, siendo la sección más irónica (por lo del cura quemado más que nada) y añadiendo cierta pizca de cachondeo, en la forma de representar a los personajes.


Me gusta la fotografía en general. Y no me refiero sólo a la visualización de blanca y tersa anatomía femenina. Pero hay que admitir que la sensación general de cutrez, de exceso o, simplemente, de que el director proyectó sus gustos sexuales, para goce personal propio, me hacen llegar a la conclusión de que si viera por primera vez "Cuentos inmorales" ayer por la noche, la impresión sería bastante más negativa que la que me llevé años atrás.

He de admitir que la carátula me sedujo. Hasta tal punto que decidí darle una oportunidad antes que a "Graveyard of Honor" o "La felicidad de los Katakuris", que vienen a ser las pelis que andaba buscando. Me topé con ella y me dije "¡coño, vamos a darle una oportunidad! Ya va siendo hora de que vea una de las cutres de este tío". Hasta ahora todos los trabajos de Miike que había visto, que ya son unos cuantos, eran de los conocidos más o menos. No frikadas como está.

Silver debe ser un encargo, que Miike despacha con oficio y dejando su sello. O, al menos, eso me imagino. Algo así como LLamada Perdida (con brutal diferencia la más comercial y oportunista de sus obras), pero más chapucilla. Doy por hecho que fue directa a los videoclubs nipones y que en Occidente sólo se puede conseguir desde la red y en v.o. a duras penas subtitulada. Hablo sin saber, especulando, pero me sorprendería sobremanera que no fuese así.

Los Créditos iniciales se salen, en serio. De lo demás, con leer las cuatro lineas de sinopsis se sabe todo. Es casi una bobada darle al spoiler...

Me gusta el cine osado, que sorprende de alguna manera y no deja indiferente, aun a riesgo de caer en la exageración o el sinsentido. Por eso me suelen gustar las películas de Miike.

La temática yakuza está presente una vez más, pero desde una perspectiva más "onírica" que nunca. Se suele citar como influencia clave en el trabajo de Takashi Miike a Lynch: Si algunas cintas de dicho director parecen un sueño, Gozu es una auténtica pesadilla. Concretamente, la pesadilla de su protagonista.
Un viaje cada vez más extraño y absurdo, pero asimismo más fascinante y extravagante.

Un sentido del humor bastante peculiar y explícito y la paranoia más pura se cogen de la mano y van juntos hasta el apoteósico desenlace, sobre todo pasados unos minutos iniciales algo espesos, en los que la historia parece no avanzar.

Podría buscársele un porqué al final pero ¿acaso las pesadillas lo tienen?