Uno de los mejores cortometrajes de animación que he visto, sencillo y espectatular al mismo tiempo. Me encantaba en mi infancia, lo recomiendo totalmente.

Nos guste o no, la herencia de este tipo de animación perdura en las series y películas de dibujos animados de hoy. En apenas 6 minutos se concentran un montón de situaciones divertidas, extrañas e incluso grotescas.

Sin embargo, no se lo pondría a un niño. A pesar de que no hay nada malo, el ambiente que rodea a este corto es algo perturbador.

Este tipo de cortometrajes recuerdan al Silvestre y Piolín más tradicionales.

Buena animación para la época que era y el presupuesto del que disponían, que evolucionaría en las posteriores décadas al icónico Piolín.