Haz click aquí para copiar la URL
España España · Barcelona
Críticas de Ramsés
1 2 3 4 5 >>
Críticas 21
Críticas ordenadas por utilidad
6
27 de agosto de 2008
24 de 24 usuarios han encontrado esta crítica útil
"Stalingrado: Batalla en el infierno" es el magnífico film de Frank Wisbar de 1959. En realidad la traducción literal al castellano de su título alemán, sería: "Perros, ¿queréis vivir eternamente?", aludiendo a una famosa frase que el Rey de Prusia dirigió a sus presuntamente cobardes granaderos que se daban a la fuga en la batalla ("Hunde, wollt ihr ewig leben", según una novela de Fritz Woss).
El título alemán se dice más al contenido de la película que el genérico "Stalingrado: Batalla en el infierno", que presume un biopic más sobre la famosa batalla.
Ella es el telón de fondo para un trabajo de revisión de algunas claves de la pérdida de la guerra por parte de los alemanes: Una amalgama de militares -unos competentes y otros chaqueteros y cobardes, como en la vida misma- son víctimas de las indiscutibles decisiones de un poder único y omnipotente, que es el que ejercía Hitler sobre las fuerzas armadas del III Reich.
Ello lo explica Frank Wisbar en un film sencillo, en el que combina la acción con abundantes documentales del frente oriental. El blanco y negro de la realización ayudan a la interesante mezcla de ficción y realidad, dándole inteligentemente a un film de escasos medios y sencilla puesta en escena, una cierta y creible espectacularidad.
Las historias son sencillos retratos de hombres en el límite de sus humanas posibilidades, metidos en el horror de una guerra, en el tono y el estilo que inauguró Eric Maria Remarque en su novela "Sin novedad en el frente", lo cual sirve al director para lanzar un emotivo homenaje a los héroes anónimos de todas las batallas.
Un film de guerra más, que para entenderlo mejor habrá que hacer el esfuerzo de empatía de situarse en la Alemania de 1959, catorce años después de su capitulación, y valorar la necesidad social que tenían de exorcizar los viejos fantasmas del pasado y depurar las responsabilidades de rigor. En ese contexto, el film es un trabajo serio y solvente, exento de fáciles demagogias y bastante menos manipulador de lo que se podría esperar de las circunstancias en las que se hallaban.
Interpretaciones correctas, entre las que aparece alguna cara conocida, como la de Wolfgang Preiss, que se ha prodigado en muchas películas de guerra made in Hollywood.
Un film interesante, que seguramente aporta poco a la historia del cine, y que probablemente el público más joven encontrará algo anticuado, aunque yo recomendaría que, ante su visión, hicieran el esfuerzo de empatía al que antes he aludido, siempre que tengan curiosidad para el análisis histórico y las circunstancias de la Segunda Guerra Mundial.
Ramsés
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
6
3 de septiembre de 2008
21 de 23 usuarios han encontrado esta crítica útil
No es fácil hacer cine histórico, como no es fácil la interpretación de la misma Historia.
La factoría de Ted Turner, la de la CTM, denostada por la polémica de colorear clásicos del blanco y negro y famosa por liderar el mercado de las reposiciones del cine americano, produjo este film, con profusión de medios y excepcional reparto de primeras figuras, con el objeto de recrear –se supone que lo más fielmente posible- la famosa y trascendental batalla que se produjo en los alrededores de la pequeña población de Gettysburg, durante el verano de 1863.
La película, a pesar de su duración (254 minutos) tiene poco más que unos movimientos de tropas. He encontrado a faltar en la versión para consumo USA de la que dispongo, algunas escenas que aparecían en la que en su día se visionó en España, como cuando el General Bufford (Sam Elliot), se queja de la actitud de algunos civiles de la localidad, que le piden limpie la zona de enemigos: “Hay gentes que sólo saben pedir que otros derramen su sangre por ellos”- dice- y otra en la que el General Lee (Martin Sheen), reconviene a sus oficiales por desabastecer a los civiles a base de requisas.
El ritmo es adecuado y la narración utiliza el truco de que los propios militares protagonistas, narren a algún personaje secundario lo que va a suceder, para que luego las secuencias de acción sean comprensibles al espectador, lo que hace pensar que si tenían tanta clarividencia para preveer la catástrofe, por qué no la evitaron, cambiando las tácticas, o simplemente desistiendo de la magnífica y excelentemente filmada carga de la división de Pickett, que acabó diezmada y destruida.
El film tiene sus momentos de grandeza humana: Las escenas de la epopeya del 20 regimiento de Maine, a cargo del Coronel Chamberlain (un excelente Jeff Daniels), que debe incorporar a un numeroso grupo de arrestados por amotinamiento. El discurso de bienvenida, me parece de antología, así como la interpretación del azorado y abrumado Coronel defendiendo con escasos medios el flanco derecho de la batalla en Little Round Top. Tal epopeya, así como la psicología de los personajes dan por si solos para una magnífica película.
Ronald F. Maxwell, maneja la multitud de voluntarios que anualmente recrean la famosa batalla, esta vez pasados por el tamiz del cásting, con la energía de un general.
Ayudan las interpretaciones y los encuadres de los combates, con profusión de pirotecnia y efectos especiales, a la excelencia del espectáculo; por qué se trata de esto: de hacer de la batalla un épico y monumental espectáculo.
Ramsés
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
8
1 de septiembre de 2008
18 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
Erich Maria Remarque fue un prolífico autor, de los que pasarán a la historia por una única novela: La primera que escribió -que también se ha llevado al cine en un par de ocasiones - titulada "Sin novedad en el frente". En ella, Remarque, vació sus vivencias de la Gran Guerra e inauguró un estilo en el que los protagonistas son los combatientes y no las batallas y sus hechos, jugando más con los efectos del horror que con sus causas.
El hombre, que metido en la sinrazón del horror de la guerra y la fragilidad de la vida humana, bajo el huracán del fuego y el hierro, establece lazos de amistad y gasta su precaria vida en sueños de paz y en buscar abrigo y sustento, es el discurso universal que Remarque inauguró con su "Sin novedad..." y que se ha repetido hasta la saciedad, especialmente para ilustrar trabajos de discurso antibelicista.
Este esquema, simple y plano, con fuerte carga humana, que repite a lo largo de su obra y reaparece a menudo, lo hace con peor fortuna a la de su opera prima, en el guión de "Tiempo de amar, tiempo de morir".
Sin embargo, tan simple y a estas alturas, poco original relato, adquiere caracteres de obra maestra, en manos de Douglas Sirk. La facilidad del director de dar dimensión humana a los gestos sencillos y de alternar los detalles del horror de los frentes de combate con los sentimientos de las personas, establecen un relato, cargado de fuerza y de vigor, que -sin distinción de bandos ni de realidades históricas- produce en el espectador un fuerte sentimiento de rechazo de todo aquello que conlleva a la sinrazón de los hombres y mujeres metidos en el sangrante torbellino de las guerras. El mago del melodrama, que ha sido Douglas Sirk no ahorra mordacidad, humanidad y patetismo a un relato antibelicista, al que le saca todo el partido y más, para llevar al espectador a sentir la desazón de los combatientes y a las de las castigadas retaguardias de la Alemania en guerra, en un desgarrador film en el que el amar y el morir son los auténticos protagonistas.
Un último atisbo de esperanza para un futuro de paz, en forma de almendro en flor, rubrica este film espléndido, magnífico, inteligentemente realizado y correctamente interpretado, a partir de un guión que no hubiera sobrevivido a manos menos expertas que las del maestro Douglas Sirk.
Ramsés
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
Noche y niebla
MediometrajeDocumental
Francia1956
8,2
5.823
Documental, Voz: Michel Bouquet
9
21 de agosto de 2008
16 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
El viento suele proceder a limpiar la atmósfera de contaminación, mal tiempo, nieblas, polvos, que llevan a lodos y tempestades, plagas y otros detritus de la naturaleza.
El viento es aliado del tiempo, que produce el olvido y hace recobrar la descuidada confianza a aquellos que, después del horror, optaron por la guardia permanente.
Este film formaba parte de aquella movilización militante, fruto de las amargas y recientes experiencias, pues no en balde, cuando se realizó, sólo habían pasado diez años de los espeluznantes hechos y del final de la II Guerra Mundial.
Tan poco tiempo, y ya verdeaban los campos, las tumbas estaban cerradas y en las vías donde circularon los siniestros convoyes de la muerte, la herrumbre y la maleza empezaban a ocultar su siniestro fin, como el film nos describe.
Se realizó la película, con la colaboración de un buen número de organizaciones de antiguos deportados y combatientes y de las instituciones que habían sido testigos de la hecatombe y su objetivo sería hacerla como ejemplo y denuncia, para evitar su repetición.
No se si eran optimistas e ignoraban que cincuenta años más tarde de su estreno, habría habido gulags, matanzas en Extremo Oriente, repetición de internamientos y eliminación de oponentes en Chile y Argentina, étnicas matanzas en Los Balcanes y en África, y extraños conflictos de intereses con la excusa de fundamentalismos religiosos de un signo u otro, con todo lo cual, Resnais tendría tema documental y testimonial para veinte o treinta “Nuit et Brouillard” más, dicho lo cual no le quita mérito al noble intento de denunciar la barbarie en todas sus dimensiones, desde un canto al sentido común y a la sensatez y buen hacer, que transmite en su film.
Allá por los sesenta y setenta, se proyectaba clandestinamente en cine clubs y en las sesiones, otrora calificadas de pornográficas, que se daban en Perpignan, Ceret y otras poblaciones francesas cercanas a la frontera. Si en aquellos años servía para empezar a vislumbrar la barbarie de los totalitarismos, hoy, vista de nuevo en su formato DVD, sigue vigente en su frescura, en su ritmo y en su intención, como una de las joyas de la cinematografía de todos los tiempos, indispensable para la pervivencia de la memoria ante los envites del tiempo y el viento que hace que todo se olvide. Yo la tengo en sitial de honor, al lado de "El gran dictador" de Chaplin.
Ramsés
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
8
27 de agosto de 2007
13 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
Excelente interpretación, ambientación delirante, a tono con la película, que describe una sucesión de personajes que no tienen desperdicio. Un inteligente fondo musical acompaña la galería de los horrores de unos personaje, de un microcosmos, que van progresando en un "in crescendo" de delirantes psicosis, contrapuntadas con la realidad de algunos personajes - el marido, su amante, o simplemente un inspector de Hacienda- que pasean su "normalidad" como un anormal contrapunto entre tanto loco suelto.
Me ha parecido un film inteligente, llevado con soltura y buen ritmo e interpretado con sobrada eficacia por parte de TODOS, destacando Annete Bening.
Además, ironiza sobre la "locura" de mundo de la creación artística o literaria, con suma inteligencia. Es un trabajo totalmente recomendable, a sabiendas de que a algunos espectadores les puede provocar rechazos. A veces, mirarse al espejo puede resultar algo doloroso.
Ramsés
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
1 2 3 4 5 >>
Cancelar
Limpiar
Aplicar
  • Filters & Sorts
    You can change filter options and sorts from here
    arrow