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Argentina Argentina · buenos aires
Críticas de antuqui
Críticas 1
Críticas ordenadas por utilidad
10
23 de enero de 2015
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
El tiempo detenido en un espacio imperfecto donde los personajes se sumergen en la desolación y la miseria de un pasado que acecha mientras tratan de despertar. La película “El lenguaje del tiempo”, del director chileno Sebastián Araya Serrano refleja de forma honda y encerrada el cautiverio de una pareja apremiada por un incidente que se repite como espiral y oprime el botón de una puerta que al cerrarse para volver al comienzo. Un ojo marcado por el miedo, la venganza, la pobreza de un alma que no quiere recordar un trágico episodio humeante y con neblina con cada taza de té.
Una habitación tenue, apenas una ventana, una mesa, dos sillas que chirrean cuando el viento habla, por momentos me recuerda a “Solaris” de Andrei Tarkovsky donde nadie escapa de aquella nave espacial y el ruido y las voces interiores no dejan de gritar. Un niño idiota con una pelota ríe a carcajadas en la esquina, ¿será Dios el creador de la perversión? La muerte partida corrompe a los tres protagonistas de la historia: Sofi y Emanuel, mientras un tercer hombre será el lobo capaz de cometer las atrocidades que todos pensamos cuando la locura corrompe y la maldad abruma casi hasta escupir sangre. No importa la eternidad, Sofi, regresa al origen donde la infelicidad quema hasta sangrar, perdidos en lo que no fue y por momentos, pierden la memoria.
Metálico, abrumador y cautivante, el hombre salió del espejo y su furia lo convirtió en otro. Ese otro detrás de la pantalla, atónito en los movimientos, sublime y poético, Araya Serrano adentra hasta vomitar. “Dímelo en voz alta, díme lo que estás pensando en voz alta”.
Las imágenes y los sonidos se imaginan en el ojo de esa mujer que esconde aún hacia el final, las gaviotas hablan y escapan perturbadas como ella, como el otro que está detrás de cada uno con sed a medida que la cinta no deja de correr y la lluvia golpea fuerte casi arrojándonos hasta el precipicio. “Ella salió y tú la miraste irse por esa ventana, tú la miraste y en el vidrio se genera un reflejo y el reflejo salió y tú te quedaste acá”.
antuqui
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