Bueno pues ya he visto más de la mitad de “Stranger Things” y os voy a contar un poco de qué va la movideta:
La serie va de cuatro niños, que son como “Los Goonies”, sólo que está ambientada unos 20 años en el pasado con respecto a la actualidad, como cuando salió “Cuenta Conmigo”, que se estrenó en los 80 pero los cuatro niños vivían de los 60.
Estos zagalillos cumplen al dedillo con todo proceso de selección natural Darwinista: Está el líder moreno, el gordito rubio, el negrito y el más especialito (y eso que los cuatro son unos panolis de los de jugar a “Dragones y Mazmorras” en el sótano y hablarse con walkie talkies como en "Exploradores").
Éste último desaparece cuando se cruza en el camino con un bicho extraterrestre con muy mala baba, que es una mezcla de Alien, el Fauno y Freddie Krueger, y que se ha escapado de un laboratorio donde el Gobierno de los USA experimentaba con él tan en secreto que la base está a dos kilómetros de un pueblico y solo perimetrada por unas vallas de alambre que no están ni electrificadas como las de “Jurassic Park”.
La madre del niño desaparecido, que en sus tiempos mozos fue novia de “Eduardo Manostijeras” y de “Dracula” parece volverse loca cuando dice que su hijo en realidad está encerrado en su casa en una dimensión rara que te cagas, como cuando desaparece Caroline en “Poltergeist”. Mientras, el hermano mayor es un joven rarito amante del Techno Pop que en vez de buscar a su hermanito pequeño se dedica a echar fotos de lejos a la guapa del instituto, como en “American Beauty”, mientras que ésta, que se llama Nancy, como la muñeca, a su vez sale con el malote del pueblo, como Laura Palmer en “Twin Peaks”, que le iban los chulos y los “frikis” a la vez, y que también vivía en un pueblo pequeño en el que ocurren fenómenos paranormales.
Obviamente, el grupo de panolis sale a buscar a su colega en tromba y en bicicleta, como en “Los Goonies” o en “E.T.”, y por el camino se encuentran con una niña que se ve que se ha escapado del mismo laboratorio que el engendro de antes, y que tiene unos poderes telequinésicos que han recibido una beca del Gobierno de los USA para su desarrollo, como la que tuvo Drew Barrymore de chiquitica en “Ojos de Fuego”.
A la niña la esconden en el sotano de casa, lejos de los padres del líder del grupo y del Gobierno, como cuando Elliot se encontró a E.T, y de hecho, se ve que inspirados por lo que hizo Elliot en Halloween con su colega extraterrestre, cuando quieren darle un paseo a la niña la visten de furcia y le ponen una peluca rubia.
Mientras tanto, en la casa del niño desaparecido, la madre se comunica con él a través de la electricidad, como en “Poltergeist”, y el engendro alienígena demuestra que es primo de Freddie Krueger cuando decide estirar las paredes como cuando metes un dedo en un chicle masticado. El engendro, además, va almacenando víctimas en su dimensión rara como el bicho de “Species” o el de “Aliens, el Regreso”, pa tenerlos en cuarentena o pa comérselas con la calma, como cuando te dejas la yema del huevo frito para el final.
Todo esto ocurre acompañado de unos títulos de crédito que son como los de "Creepshow", y de una banda sonora de música electrónica retro pero moderna, como en “Drive”, que es lo que le da calidad a la película.
Lo bueno es que recupera a Winona Ryder, que hace el mismo papel que Belén Rueda en “El Orfanato” pero en versión ochentas, y a Matthew Modine, que le han teñido el pelo rubio platino para que parezca más malo que el engendro.
En definitiva, es como si hubieran hecho la peli de “Super 8” para que durara 8 horas y por capítulos.
Te gustará si te va meter un dedo en un chicle masticado y dejarte la yema del huevo frito para el final.

"Hell or High Water (Comancheria)" es el mejor Western contemporáneo de los últimos años. Y es un Western actual, que sustituye los caballos por coches, y las colts por automáticas, pero con la esencia de siempre: Sombreros, escupitajos, ganado, sheriff y forajidos.
Le añade, eso sí, un compromiso político que suma mucho en una historia en la que brilla Jeff Bridges, en un papel heredero del de Tommy Lee Jones en "No es País para Viejos" -el último gran Western contemporáneo, junto con "Frío en Julio"-, pero mucho más irónico que escéptico.
Su actuación, y la de los dos protagonistas -sobretodo Ben Forster-, salva la dirección algo plana de la película.
En estos tiempos, casi es un milagro que exista una película como ésta y triunfe.
Vaya, que mola!