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España España · La Coruña
Críticas de lailolai
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Críticas 12
Críticas ordenadas por utilidad
One Piece (Serie de TV)
SerieAnimación
Japón1999
7,4
13.847
Animación
9
19 de abril de 2011
12 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hace ya ocho años, recuerdo que, haciendo zapping un día por la tarde, me llamó la atención el colorido y simpático estilo de dibujo que lucía esta serie llamada one piece. Recuerdo como me fui enganchando irremediablemente a sus geniales combates, a lo "guais" que me parecían algunos personajes, y como cada tarde esperaba ansiosamente una nueva dosis de esta maravilla visual, llegando incluso a programar la alarma en la hora a la que la retransmitían.

No obstante, como era de esperar, debido a la falta de episodios que llegaban a España desde Japón, se empezaron a repetir una y otra vez y la serie comenzó a aburrirme, así que la perdí de vista.

Actualmente, hace apenas tres meses, un amigo me recomendó verla de nuevo. Probé a retomar la serie desde el principio la verdad sin demasiadas ganas. Bien, en estos tres meses me he visto todos y cada uno de los episodios que han salido (621 en el manga). Y es que ahora la veo desde un punto de vista completamente distinto. Los personajes no me parecen "guais", me parecen los más profundos y humanos que he visto nunca en un anime (y no he visto pocos). Ahora me interesa más la historia que los combates, una historia increíble, tan bien contada, con un ritmo tan grande... en serio, 621 episodios y da la sensación de que no sobra ni un minuto de serie.

Y es que es capaz de crear momentos realmente emotivos (No como el rollo EMO: "Oda mío no encajo" que se traen algunos anime). Situaciones que de verdad te parten el alma, para luego emocionarte en unos finales de combate memorables, donde la historia y los sentimientos de los personajes tienen más peso que cualquier golpe que hayan dado, que cualquier poder que pudieran utilizar durante la batalla.

Y es aquí donde yo veo la diferencia real que separa a one piece del resto de los animes, lo que hace que tenga este carácter tan especial y que el noventa por ciento de los lectores del manga seamos adultos: la importancia del argumento. Me explico:

En un shonen convencional te colocan veinte mil personajes pegándose mamporros a diestro y siniestro con una historia encajada a piñón (tanto que a veces resulta absurdo) con el fin dotar de algo de cordura a todo este aluvión de tortazos sin sentido. One piece no, en mi opinión one piece es todo lo contrario, es una historia como Dios manda, con unos personajes como Dios manda, aderezada, eso sí, con grandes dosis de acción. Lo que no quiere decir que no me gusten los combates en un shonen, ni mucho menos, solo defiendo que, sin una base, una serie va perdiendo fuelle irremediablemente, con lo que se hará cada vez más y más pequeña mientras observa desde el suelo como un one piece gigantesco crece imparable debido al esfuerzo que realiza Eiichiro Oda todas las semanas con el fin de continuar esta serie perfecta. Lo que a mi parecer es ¡el MEJOR ANIME/MANGA CREADO JAMÁS!... uff... Oda... necesito coger aire...

PD: En vez de emplear la palabra Dios en mi crítica he preferido utilizar Oda.
lailolai
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1
14 de junio de 2010
21 de 37 usuarios han encontrado esta crítica útil
Señores, hela aqui: la mayor pelicula jamás contada. No tiene un gran argumento, no, incluso, tras 1 hora y media de "sufrimiento", no podemos evitar caer en la cuenta de que todo este espantoso guión podría haber sido resumido sin problema alguno en un corto alternativo cualquiera de bajo presupuesto, (vale, bajo, pero no tanto como el de la película, claro está) con lo que la innecesidad de su desarrollo se hace patente.

Este "sufrimiento" se ve acrecentado de forma desproporcionada por unas actuaciones exentas de matices en las que me es imposible caer en detalles, son simple y llanamente pésimas, son propias de la más cutre de las sesiones del famoso multicine de Antena tres (actuaciones que, gracias al cielo dificultan cualquier posible empatía con unos personajes tan caricaturescos que parecen haber sido sacados de la mente de un ficticio guionista de dibujos animados mexicanos); y la dolorosa ausencia de unos necesarios correctos efectos visuales que logren realizar de forma efectiva el concepto inútilmente desarrollado de la mayor maravilla del cine jamás filmada.

Y a estas alturas os preguntaréis: ¿Por qué este señor de repente nos sale con un título tan rematadamente optimista para luego comparar la dichosa película con algo tan repulsivo y desagradable que resulta difícil discernirlo de un simple pedazo de mierda?. La respuesta está muy clara amigos, pues por esa precisa razón, porque eso es lo que pretende esta película, ser algo definitivamente desagradable. Y por esto, señores, es por lo que yo me inclino ante esta película, ya que soy capaz de aventurar que ninguno de nosotros ha salido del cine sin tener la inmediata sensación de haberse tragado un pedazo de mierda. Y de nuevo por esta precisa razón entrecomillo sufrimiento, porque para el espectador simpatizante del género que de verdad quiera pasar un buen mal rato, que no lo dude, ESTA será su película.

Y por la misma razón que elevo esta película por encima de las más valoradas superproducciones la maldigo, y le calco un uno (porque no se puede poner un cero), ya que la repulsión ante esta nueva forma de vejación humana me repujna hasta tales extremos que aún no me quito de la cabeza semajante mierda.

En resumen, mala película, pero consigue lo que quiere, incluso en cuanto a su guión como película de terror, resulta de alguna forma revolucionaria (con permiso de los primeros minutos).

Y finalizando así esta serie de contradicciones os dejo con la siguiente refexión: ¿Es capaz de producir "Titanic" tanta pena pretendiendo dar pena como "El Ciempiés Humano" produce asco pretendiendo dar asco?
lailolai
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8
30 de septiembre de 2015
7 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
La nueva película de Shyamalan es buena (leáse interesante, necesaria, potente). ¿Hace cuanto tiempo no escuchabas esa frase? La nueva película de Shyamalan es impresionante. A estas alturas, si eres uno de los numerosos fans tempranos del director con mayor presagio y peor carrera del nuevo Hollywood, habrás dejado de leerme. Y más, cuando te diga que la nueva película de Shyamalan es, ante todo, original, atrevida, fresca e inesperada. Pero espera, que hay más. Posee la excitante cualidad de resultar terrorífica y cómica a partes iguales. La mitad del cine se recupera del susto, la otra mitad ríe a carcajadas. Y es imposible descifrar si cualquiera de los espectadores tiene razón sobre el otro. El final, es el mejor Shyamalan. Y sí, sé que la marca se ha deteriorado hasta resultar irrisoria y sinónimo de sarcasmo en la cultura pop. Pero, demonios, hubo un "buen" Shyamalan", el de los planos esquinados y el color amarillo. El de la inquietud sostenida y los giros argumentales. La Visita es una película totalmente íntima, poderosamente independiente, en la que tienes la sensación de que el equipo no ha dejado de pasarlo bien en un solo instante. No solo redime al director, más bien lo lanza a nuevas cuotas creativas. Me alegra descubrir que, en su peor momento, antes de sumirse por completo en el fracaso, ha sacado una historia del bolsillo, ha reclutado a dos chavales resultones, dos ancianos pálidos y misteriosos, y lo ha combinado todo en un film que grita a cada fotograma: "A la mierda la producción, vosotros me cargasteis el muerto, yo me tragué el fracaso, ahora las reglas las manejo yo". Bienvenido de nuevo, M. Night Shyamalan, solo espero que no vuelvas a cagarla. Si en un café de Los Ángeles, un desconocido se sienta ante ti, extiende un cheque y te habla de "La leyenda de Korra", huye, por favor, ni hace falta que pagues la ginebra.
lailolai
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6
20 de agosto de 2014
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Me he llevado una sorpresa más que considerable con esta obra del cine de serie B. En primer lugar, mis expectativas ya incluían la falta de ritmo, los personajes arquetípicos y las interpretaciones burdas, así que por esta parte no me llevé ninguna sorpresa. La trama es predecible y clásica, y los protagonistas completamente idiotas, como cabe esperar. La sorpresa llega con el guión. Las situaciones resultan tan irreverentes, ilógicas, ofensivas y absurdas que uno no puede esperar a ver la siguiente muerte, o la siguiente forma de matar. Estas situaciones no están hiladas de ninguna forma, y se desligan unas de otras cada vez más a medida que la incongruente trama avanza hacia una orgía de proporciones escandalosas en la recta final.

Pero mejor que este guión es el tratamiento del mismo. Dejando de lado los desarrollos típicos donde el terror proviene de un correcto funcionamiento de cámara, ambientación y sonido, Rob Zombie tira todo por la borda y apuesta por el terror más histérico. Es casi epilépitico, un derroche de sangre y vísceras guiado por una cámara narcotizada y una banda sonora que se mueve entre lo absurdo y lo grotesco, funcionando en ambos los dos casos. Las imágenes salpican la pantalla sin ton ni son, recreando un espectáculo morboso y malsano, que es inquietantemente efectivo por lo irreconciliable de sus elementos. Los fondos con colores chillones dan paso a las voces en off con unos personajes presentándose ante cámara como si de un documental se tratase. Y de pronto, estamos ante un lúgubre pasillo con un cadáver deformado al fondo que nos muestra la cámara durante un segundo para luego escapar a velocidad de vértigo hacia planos totalmente innecesarios. Todo es rápido, brutal y descuidado, pero sobre todo efectivo. Funciona de la forma que debería funcionar un Viernes 13 cargado de psicotrópicos filmado por un cámara epiléptico. Es el terror más desaforado y desprovisto de tacto que yo haya visto jamás.

Aparte queda el tema de los personajes. Los protagonistas son lo que esperamos de ellos en una película del género. Los villanos, por otra parte, son estúpidamente divertidos. La recreación de la locura está plasmada en ellos sin prejuicio alguno: Hacen lo que les da la gana cuando les da la gana, y en una película como esta eso solo puede funcionar bien.

Lo dicho, La casa de los mil cadáveres es el vecino drogadicto en lo que a terror se refiere. Es tan enfermiza, descarada, absurda, grotesca e irrespetuosa con el genéro que no puedo sentir más que amor hacia ella.
lailolai
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10
19 de enero de 2014
5 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Desde el inicio de un desenfadado trailer, y hasta el fin de los cortos dos minutos y veintinueve de duración, el bombardeo de secuencias geniales nos expone con descaro todas las intenciones de la nueva película de Martin Scorsese. Lo que no es capaz de mostrarnos, quizá porque no somos capaces de verlo o, sin ir más allá, porque resultaría difícil empaparse de la genialidad de esta obra pasado un escaso porcentaje de la misma, es que estamos topando con el Scorsese más genial.

Que sencillo es colocar una imagen detrás de otra, conformando el vídeo que será colocado entre el anuncio del nuevo champú de Herbal Essence y los conejitos de las pilas Duracell. Para un vídeo es tan sencillo vender mediante imágenes como un broker de Wall Street haría en mitad de una venta. Y para nosotros, consumidores, que fácil es decir que sí, dejarnos convencer por una venta de acciones o, para bien o para mal en mayor medida, por el trailer de una película. Mentiría si dijera que no sentí mariposas en el estómago al ver aparecer a Dicaprio, o que me no fui presa del vértigo al reconocer el nombre del director, o que no me dejé llevar por el entusiasmo al contemplar aquella retahíla de imágenes antecesoras a otra sesión barriobajera del Sálvame Deluxe. Maldito Lobo, ese broker guaperas con demasiada ambición y más labia, me engatusó desde el primer momento. No pude ver el momento de entregar mis datos y cerrar el trato, de dirigirme sin demora a la página del multicines más cercano y clickar cuatro veces en "Comprar entradas online". La segunda parte del trato, y la primordial sin duda, aquella en la que el cliente distingue si ha sido engañada por un estafador malnacido o en efecto ha visto compensada su inversión, la pude llevar a cabo el miércoles siguiente, habiendo escogido para el visionado, como buen inversor que me considero, el día del espectador. Y entré, y pegándose las palomitas a mis zapatos avancé hasta la última sala, y mientras las despegaba entre muecas de asco se sucedieron dos trailers, uno de la última de los Cohen y otro de unos dinosaurios, y entonces empezó la película. Sorpresa: créditos, había terminado. Consulté mi reloj, habían pasado tres horas. No me lo creía, así que pregunté a la chica de al lado, la del gorro con forma de panda. En efecto, habían pasado tres horas. Tres horas de risas descontroladas, a veces culpables, otras gamberras. Tres horas de descontrol, tres horas hipnotizado. Tres horas en las que había resultado imposible aburrirse, agarrar un instante el móvil para atender al último mensaje enviado por tu amigo el de Burgos, tres horas en las que un Martin Scorsese sumido en una especie de estado de gracia nos sumerge en el vertiginoso mundo de Wall Street, sin perder un instante la profundidad, la banalidad, la excentricidad de este mundo que no conocemos. El resultado final es impactante, un film que resulta una completa paradoja. Una historia que se desarrolla por sí misma, una gamberrada autoconsciente que no pierde de vista el drama, que no fuerza las risas o el llanto, sino que los deja ahí, a vista del consumidor. Consumir "El lobo de Wall Street" ha sido un negocio cristalino; sin duda alguna, la mejor compra que he realizado en mi vida.
lailolai
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