Mientras escuchas los acordes del tema final de la BSO de Mychael Danna, aún te sientes impresionado por el giro final del guión, a pesar incluso de que sabes que el cine del maestro Egoyan suele ser siempre imprevisible. El elenco de veteranísimos actores que conforma el trío protagonista (Plummer, Landau y Prochnow) plasma a lo largo del metraje un hecho innegable. Hay recuerdos tan indelebles que nunca se sustraen al olvido, como si fueran la némesis de una eterna presencia indeseada.

He elegido el título de uno de los temas de la banda sonora firmada por J.A.C. Redford, compositor norteamericano nominado a los premios Grammy y Emmy y galardonado con el premio ASCAP (Sociedad Americana de Compositores, Autores y Editores) como título de la crítica. ¿Por qué? Porque la canción, en cierta manera, evoca esa profunda llamada, ese retorno a lo espiritual, a los orígenes, protagonizado por Geraldine Page, fantástica actriz nominada a los premios de la Academia en siete ocasiones anteriores y que, paradójicamente, obtuvo la estatuilla en una de sus últimas actuaciones -Page murió dos años después de la filmación de esta película, en 1987.
El elenco de actores incluye a una joven Rebecca De Mornay en una de sus primeras apariciones en la gran pantalla. Tengo la sensación de que la carrera de esta actriz ha sido muy irregular. Me recuerda en cierto modo al alemán Prochnow.
Película dirigida sobriamente por Peter Masterson, que no se ha prodigado en exceso, siendo Regreso a Bountiful, la película de la que hablamos y Sirena (Mermaid, TV) sus mejores trabajos. Está basada en un relato de Horton Foote, escritor que obtuviera el prestigioso premio Pulitzer en 1995 y del cual únicamente ha sido traducido en castellano un único relato.

Adjunto un enlace en el que se puede escuchar la canción mencionada (y que incluye la letra)

https://www.youtube.com/watch?v=1EgJxPbS9ds

Ante todo, he de decir que no soy un gran conocedor de la obra de Krabbé. En su faceta como actor, le recuerdo vagamente como señor del castillo en la versión de 1991 de "Robin Hood", coprotagonizada junto a un elenco de actores que incluía a Uma Thurman, Patrick Bergin y Jürgen Prochnow. Como director, vi su película, basada en la novela de Harry Mulisch "El cielo se desploma" (2001), un drama fantástico sobre temática religiosa, en la que ha indagado en varias ocasiones.
Krabbé nos brinda la oportunidad de conocer a otros artistas. La autora de la novela, Carl Friedman -otra holandesa-, el compositor Henny Vrienten -también neerlandés-; si bien, en esta película en concreto el reparto incluye actores de sobra conocidos como Isabella Rossellini o Maximilian Schell, frente a otros que pueden resultarnos más inéditos como Marianne Sägebrecht.
La temática de la cinta no es del todo original, pero sí que ha sido tratada con una sensibilidad singular. La novela está escrita por una mujer -europea-. Siempre el visionado de este tipo de películas es muy recomendable.

"So take these boots that shine like Judas silver
And all these sad reflections on lost untraveled roads
While the rain falls on a field of bones and roses
Give me back my father's shoes and let me walk in those".

Es éste el primer largometraje del realizador canadiense, especialista en cortos, Mark Raso, además autor del guión, quizás con alguna que otra fisura narrativa, pero realmente notable. El elenco de actores me resulta desconocido, tanto mejor, dado que eso me permite trascender mejor la impresión escénica.
El visionado pausado del film me ha hecho rememorar el estribillo del tema "My Father´s Shoes" (citado al inicio).
Podemos y debemos optar por realizar ese viaje iniciático al que se referían las otras críticas, adentrándonos en el laberinto de nuestros deseos, afrontando con valentía el peso del remordimiento, o, por el contrario, preferir la "plata de Judas", la inercia y la desidia pasiva que nos aleja del conocimiento de nosotros mismos. La ciudad danesa sirve de pretexto para la incursión en ese viaje cretense.

La opera prima de Charles Poekel viene determinada por el desengaño amoroso de los dos protagonistas, interpretados por Kentucker Audley y Hannah Gross. En el caso de aquél, se trata la rotura del pasado mientras que en el caso de ésta acontece en el momento presente. El personaje de Noel (¿casualidad?) paraliza, en cierta forma, su autodestrucción a través de la rutina de su trabajo de vendedor de árboles navideños. El personaje de Lydia, tras un gesto amable de Noel en el banco de un parque, acude a Noel y éste termina por acogerla.
Es posible que la acción adolezca de una cierta penumbra, pero la cinta se ve con agrado hasta el final. La BSO, de varios artistas, incluye temas que acompasan perfectamente la cadencia y el ritmo de la pausada o tétrica acción, hasta llegar al corte final.