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España España · Barcelona
Críticas de Panduro
Críticas 4
Críticas ordenadas por utilidad
9
19 de febrero de 2010
46 de 49 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tragicomedia negra, muy negra, que avanza hacia el drama. Un guión trufado de cuchillos afilados, como la guadaña que usa la singular pareja femenina, para mostrarte crudamente el miedo a la soledad en la vejez ante la enfermedad, el apego a las paredes que te han visto crecer antes de morir, lo frío que puede ser el matrimonio (papeles que dan seguridad a ambas partes), el falso amor disfrazado de bondad pero cruel, muy cruel. Historia de extremos sadomasoquistas, de manipuladores, de sumisos acomplejados y temerosos, que a pesar de la caricatura sirve para reflexionar sobre la propia actitud en la vida en pareja. Retrato de una España que todavía existe, rural, de mujeres solitarias que trabajan de sol a sol , de pueblos que son el centro del mundo para sus habitantes, tradicional pero también moderna. No es una película de personajes simplones, especialmente la anciana Flora, a veces entrañable, a veces odiosa. Y te la crees. Y te molesta encontrar en ti mismo lo feo de ella.
Panduro
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6
11 de septiembre de 2010
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Estamos ante una de las películas más emotivas del año, que consigue hacer que sientas empatía hacia el desolado, impotente, desesperado padre, que provoca un nudo en la garganta y en momentos el llanto. No dudo de los excelentes intérpretes, Juan Diego Botto hace creíble lo increíble. Sobrecoge la naturalidad de la niña, sufres con ella. Un drama efectivo, bien resuelto, sin sentimentalismos gratuitos.

Interesante me parece la reflexión que aporta sobre el cambio de roles en la familia en estos tiempos que vivimos, sobre lo versatilidad de lo tradicionalmente masculino y femenino. El modelo cuidador tradicional de abnegación, antes asociado a la mujer, ahora reflejado en el padre. Si estamos de acuerdo que el sacrificio único y total de la madre es en parte una construcción cultural, la construcción del mismo rol en el padre, la igualdad en el cuidado por los hijos, es una reivindicación necesaria. Al padre protagonista no le queda más remedio. Está solo y en su acción de cuidado se da cuenta de todo lo que no hacía pero que es necesario para una persona en crecimiento: dedicarle tiempo, cariño, esfuerzo, paciencia. Ante la igualdad laboral fuera del hogar, es justo el compromiso de padre y madre. El maquillaje de mujer que se quita y se pone, como una máscara, es una bella metáfora.

No obstante, a mi juicio, quedan algunos mensajes muy discutibles, que más que polémicos o arriesgados llamaría peligrosos.
1. La ayuda profesional se ridiculiza. El padre finalmente llega a buen puerto tras ignorar consejos del profesor de escuela que son razonables: la peluca y la cara pintada ayuda en la negación, es una evitación, contraproducente en todo duelo, sólo es efectiva para mostrar el cambio de rol, en un plano fantástico, onírico. Que a nadie se le ocurra obedecer a semejante petición de un niño, aunque sea tu hijo.
2. La sobreprotección como modelo. Es el camino más fácil. Sí, sí y sí. Podemos entender que un padre solo y desbordado lo afronte, pero el titulo mismo de la película , “Todo lo que tú quieras” refuerza una forma de educar contraproducente, la de convertir al niño en un pequeño dictador, la del sacrificio abnegado por la felicidad continua del menor, la mala educación que supone no poner ningún límite. La tolerancia a los contratiempos de la vida se ha de ir desarrollando progresivamente. Seguir los impulsos infantiles con los ojos cerrados (como la niña quiere negar la realidad-y muchos adultos lo hacemos infantilmente-se le sigue el juego hasta las últimas consecuencias). Pero educar también es saber lo que conviene al otro, no dárselo solo porque lo pide.

En cualquier caso es interesante porque en su radicalidad invita a la reflexión, al debate, a mirarnos. Y podemos sacar algo constructivo si sabemos ver las equivocaciones de un padre desesperado. Y además te emociona, lo que hace que perdure en tu memoria.
Panduro
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9
29 de agosto de 2010
4 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
No estamos ante una comedia desternillante en todo su metraje, tampoco es un drama de lágrima fácil. Es un híbrido de humor ingenioso y drama, una fábula para reflexionar sobre la conducta humana con una sonrisa; añado el mérito de que la diversión no desmerece la credibilidad de la amarga historia de los personajes, los cuales resultan entrañables y cercanos. Sin duda excelente guión, montaje e interpretaciones.

Asistimos al fracaso de la inteligencia de un conjunto de personajes decididamente incapaces de ser felices, de madurar. No es novedoso en la filmografía de Allen el retrato de vidas neuróticas, de relaciones fracasadas… pero siempre hay matices que diferencian a otras producciones y hay frescura en esta propuesta. Así, nos plantea la tendencia el autoengaño, las evitaciones, la huída de la realidad (al pasado y al futuro), a no afrontar los problemas… y las consecuencias que se derivan de esa actitud miedosa: más desdicha, más infelicidad.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Panduro
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9
25 de enero de 2010
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si has tenido el lujo de ver “Secretos de Matrimonio” en pantalla grande un día, y al día siguiente “Saraband” en una acertada programación de la Filmoteca de Catalunya no le puedes pedir más al cine. Volver a encontrarte con Ullman y Josephson con sus caras ajadas y sus vidas solitarias después de seguir con pasión sus conflictos de juventud no tiene precio. No entiendo Saraband sin los Secretos rodados en 1973.
Si bien la primera nos enseña las causas de la infelicidad y el fracaso de la vida en pareja si no has madurado y trabajado tus propias neurosis… la segunda nos muestra las consecuencias en los hijos. Así, tras el “analbafetismo emocional”, el “no saber quién soy” de unos personajes en continua crisis personal, Bergman nos presenta con dureza las víctimas de esa incapacidad para amar: un hijo que se siente abandonado por su padre y arrastra el odio hasta el final de sus días; él mismo convertido en padre aferrado a su hija, fusionado con ella, con la misma torpeza emocional que mamó; una madre que en su madurez se da cuenta que nunca ha tocado a su hija, ahora enferma. Los patrones que se repiten. Son algunas de las reflexiones que me aporta Saraband. Pero hay más. Mucho más. Basta con tener interés en atender las propias miserias para sacarle todo el juego existencial a Bergman.
Panduro
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