Esta película me marcó de pequeña. Años después guardaba un buen recuerdo de ella y al hablar con amigas de pelis de la infancia contaba cosas sueltas de "La bruja novata". Tenía recuerdos borrosos y detalles grabados. Me la regalaron con 13 ó 14 años y volví a verla repetidas veces. Y es que me encanta. Incluso cuando fui a Londres con 16 años y estuve en Portobello me hizo una especial ilusión estar en el sitio de una de las escenas del film. Y es que todas y cada una de éstas me parecen entretenidas, desde los primeros viajes con sus respectivos destinos, a la escena final de la batalla contra los alemanes. En cuanto a los actores me parece su trabajo correcto, pero he de decir que con los años me quedo con los niños, especialmente el pequeño, que me encandila con sus frases y su naturalidad, transmitida incluso en momentos en los que se toma su tiempo para pensar y luego actuar (por ejemplo la primera vez que encaja el boliche de la cama y va diciendo la dirección pertienente, actúa a la velocidad de un niño) o cuando le suelta sinceridades al hermano.
Aunque los efectos especiales pierden, se ven hilos y demás, el atractivo principal que tiene esta cinta es la historia, imaginativa hasta decir basta y en la que he descubierto, viéndola de nuevo ayer, diálogos con doble sentido, incluso estando detrás la factoría Disney (esas amiguitas de Portobello, las miradas picantonas entre la pareja de protagonistas,... vamos que son humanos y así lo muestran con sus virtudes y sus defectos).
Pegadiza y correcta banda sonora que no se hace cansina ni repetitiva como en muchos musicales o películas infantiles. Aún sigo tarareando el "Treguna Mecoides...".
Tal vez no sea la mejor película infantil del mundo, pero creo que se hace un hueco en los corazones junto con otras como Los Goonies, La Princesa Prometida, Sonrisas y Lágrimas...en esto coincido con otras críticas que aquí aparecen.

Hacía tiempo que no salía del cine con un cabreo de tres pares de...narices. Aún me pregunto qué tiene esta película para que la den tres premios y sea considerada por gente que conozco como un gran film.

Tal vez a los que son judíos y vivan en una sociedad americana les haya hecho mucha gracia, pero a mi sólo me ha quedado claro que:
a) no me voy a convertir al judaísmo
b) la peli no tiene ni pies ni cabeza.
Podríamos salvar las interpretaciones, pero como no hay una historia coherente, sino que todo está sin terminar de contar y aún no sé por qué, para mi pierden su sentido dentro del conjunto general, pululando en el vacío argumental que es esta peli.

La pregunta es: ¿qué nos han querido contar los Cohen? ¿Que todos los judíos son raros, afeados y con gafas de pasta grandes y negras? El retrato de unos personajes a cada uno más peculiar, que no acabas de entenderles (salvo cuando Arthur llora en la piscina y su hermano le consuela, nosotros también quisimos llorar) y la conclusión que sacamos de que ellos tampoco entienden nada en sus vidas y que la vida del protagonista es un "me lo trago todo todo todo" (al estilo de Jim Carrey en "Yo, yo mismo e Irene" pero sin tanta risa) es lo único que nos llevamos de la película. Tal vez no nos llegue el cerebro para apreciarla cinéfilamente hablando, pero no debemos ser los únicos porque éramos menos de diez personas y tres se fueron del cine a la mitad del metraje. Nosotros, sin embargo, nos quedamos hasta el final para enterder la historia inefable que se nos presentaba. La comprensión y el disfrute nunca llegó. Para nosotros no hubo esperanza.
Coen, me encantáis, pero esta película ha sido una gran decepción, he sentido para mal los silencios y el tiempo pausado en la narración que tanto aportaban a otras de vuestras películas.