Excelente. Simplemente brillante.

Está claro que a más de a uno le parecerá una película infantil, estúpida y desvergonzada. Y no es para menos. Pero obviando esos detalles que la hacen parecer ésto, usémoslos para lo que realmente han sido creados: Swiss Army Man no es, en absoluto, una película típica, que caiga en clichés, con un argumento predecible o una historia que, simplemente, nos suene de algo. No. Este filme es pura obra, de esas que marcan.

Dan Kwan y Daniel Scheinert nos proponen una historia tan fantástica como maravillosa, una historia de amor y un drama... Todos los elementos que hay en esta película son de una escopeta de dos cartuchos donde cada uno es la antítesis del otro. Donde el amor es drama, y el drama, amor. Donde la vida, es muerte, y ésta, vida. Y así trascurren sus maravillosos 90-100 minutos de metraje que, sin lugar a duda, marcan.

Alabaré, además, el magnífico papel de Paul Dano, pero, quizás más aún el de Daniel Radcliffe. Jamás había visto una interpretación como la suya. Quizá porque jamás se ha hecho una película cuyo protagonista -al menos uno de ellos- sea un cadáver con todas las capacidades presentes. Y de seguro, no ha sido fácil interpretar algo así.

Swiss Army Man es, en definitiva, una película para pasar un buen rato con su "humor infantil", pero especialmente, es una película con un trasfondo sobre la vida, una invitación a la reflexión, a cuestionarnos todo aquello que no nos cuestionamos, y a decidir de una vez lo que es correcto -y lo que no- para nuestra propia felicidad. Y la decisión de ver esta película es, sin duda, una de esas que son correctas. Pocas veces he sido tan feliz ante una obra de cine.

Quizás "Ruby, la última viajera del tiempo" no sea la mejor película de su género, pero su elenco de actores atractivos y carismáticos (aunque a veces algo predecibles) hacen de este film un extravagante y jugoso juego mental. Es cierto que, si te pones a pensarlo mucho, hay algún agujero de guión referente al espacio-tiempo, pero no son más que nimiedades. Dentro de su género, este largometraje es una buena obra cinematográfica, entretenida (su fluidez y rapidez en la acción lo hacen una posibilidad). No es la película destinada al Óscar, pero ¡qué demonios! ¡Merece la pena verla!

Partiendo de la base de que el inicio, cuando nuestro protagonista llega a donde llega -que irremediablemente me hace recordar al inicio de temporada de Zero No Tsukaima- está un poco manida, las siguientes situaciones engrandecen al título.

A pesar de que cada capítulo es la eterna repetición de los tres anteriores -con mejores o peores resultados- la serie tiene un arranque bastante aceptable, se engrandece hacia la mitad, donde es imposible no cogerle cariño a todos los personajes secundarios, incluso al protagonista (que hay momentos en los que tiene menos luces que un barco pirata), y hacia el episodio 18, donde sucede una de las escenas más maravillosas y emocionantes de cuantas he podido ver (a pesar de su catastrófico desenlace), todo va viento en popa. A partir de ahí, pasa a ser una buena serie pero que, por desgracia, ha perdido un pilar fundamental que romperá el corazón de más de uno.

Una de las máximas menciones a criticar es el sempiterno "fallo" (no sé si intencionado con el fin de hacer futuras secuelas o qué) de docenas de animes, y que por desgracia, Re:Zero no se libra: todo se ambienta en un mundo, se explican docenas de cosas de ese mundo (política, economía, leyendas, folklore...) y a raíz de todo esto, surgen nuevas subtramas interesantes que se plantean con lujo de detalles, pero tu decepción alcanza cotas inimaginables cuando llega el final del último episodio y quedan docenas de cabos sueltos.

Por otra parte, y ya para no extenderme en demasía, y a pesar de todos estos cabos sueltos (y recalco el episodio 18 como el más bonito y el más "WTF"), recomendaría esta serie. Es bella. La banda sonora es maravillosa, los personajes carismáticos, la animación fenomenal, la historia principal entretenida y su innovador punto de vista es lo que le concede el punto idóneo.

Muchos dirán que esta película es un bodrio debido a varios factores que, afortunadamente, rompe con los cánones establecidos en lo que al mundo de zombis y/o muertos vivientes se refiere. Pero es exactamente esta innovación la que provoca en este film un apasionante entretenimiento, bien salteado con algún que otro brutal susto -que aquí entre nosotros, hizo que el corazón dejase de latirme unos instantes-.

La brillante dirección de Marc Forster ha llevado la novela de Max Brooks a un buen nivel que encantará quienes no hayan leído el libro (siempre que busquen una película de zombis innovadora y no otra copia del montón); no obstante, quienes hayan disfrutado de la prosa de "World War Z" probablemente se verán drásticamente defraudados.

Sin embargo, el esfuerzo y la pasión que propone el tan aclamado actor Brad Pitt logran estabilizar algo más la historia (que, huelga decir, es espectacular), aunque, desde luego, no es en absoluto la mejor actuación de este conocido actor.

Lo mejor: la originalidad con la que se presenta esta innovadora historia.
Lo peor: probablemente sean las rápidas y confusas escenas de acción.

Excluyendo el hecho justificado de ser la película más taquillera de la historia del cine en Brasil, está claro la potencia argumental de esta explosiva obra cinematográfica.

En 2007, el cineasta y director José Padilha rodó la precuela de ésta: "Tropa de Élite", un film tan brutal como este, merecedor justo del Oso de Oro. Y tres años después, sale a la luz esta secuela que, a pesar de que se afirma que las "segundas partes nunca son buenas", ésta película es la excepción que confirma la regla.

Tan dura como descarnada y creíble, así como la cantidad de destilación de un puro pesimismo, hacen de esta historia, real o no -aunque bien sabemos que es real, y no sólo donde se basan los hechos en estas agradables dos horas de duración- un jugoso y delicioso manjar repleto de crueldad, injusticias, corrupción, tal y como es la vida en algunos sitios hoy en día.

La brillante y demoledora interpretación de un ahogado por la pena y la frustración de Wagner Moura como el coronel Roberto Nascimento dan un ritmo, entusiasmo y velocidad de comprensión a esta historia como pocas logran.

Lo mejor: la sequedad descubierta con la que se presenta la corrupción.
Lo peor: ¿seríais capaces de encontrar algo malo de este film? Quizás que disguste, pero en absoluto, nada terrorífico.