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España España · Ciudad Real
Críticas de BaKuLaLU
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Críticas 64
Críticas ordenadas por utilidad
10
12 de abril de 2007
31 de 37 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ví esta película hace algún tiempo. Pero la guardo en la retina, como uno de los grandes momentos del cine para mí. Hay dos motivos por los cuales esta película me impresionó:

- Es una historia, que no necesita de diálogos para expresar el odio y la venganza. Se sirve de miradas, de escenas inquietantes plagados de silencios, sólo rotos, por sonidos o ruidos de fondo, en el caso de la fábrica de cerillas, la televisión de su casa,etc..
De la escasa hora que dura la película, más de la mitad discurre sin diálogo. Pero no se echa en falta. En los primeros 10 o 15 minutos, no se dice una palabra. Eso es algo impensable en otras películas.

- Cómo acabar una historia tan triste, con una sencillez tan apabullante, que te deja entre incrédulo, e indiferente, hasta que piensas qué ha pasado.

Tras pensar en esta película, que no gustaría a todo el mundo, queda claro porqué Kaurismäki, siempre cuenta con Outinen para cada una de sus películas. Esa cara de amargada, de triste, de vacía, habla por sí sóla. Nadie como ella podría ser la chica de la fábrica de cerillas, y a nadie se le ocurríria una venganza tan fría.

Un maravilla del cine nórdico, que enseña sin decir, que habla sin hablar, y a veces es mejor tener poco diálogo para no estropear un buen guión. Además la vi en VOS, lo cual gana mucho más.
BaKuLaLU
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10
29 de enero de 2008
20 de 22 usuarios han encontrado esta crítica útil
Me he sentido parte de la historia, amigo de los personajes, mejor dicho, la serie es parte de mí, los actores son mis conocidos. Me he metido en la serie, ella ha entrado en mí, como un pequeño tesoro que quiero compartir, con tanto por contar, tanto por decir, tanto por enseñar y por demostrar.

Un drama, una tragicomedia, una HISTORIA de la Historia, un pequeño episodio de la Historia de dos países, de muchas personas. Podría estar escribiendo muchas líneas acerca de esta serie, dividida en 13 episodios. Un elenco de actores dirigidos magistralmente por Campanella, que consiguen hacerme sentir, emocionarme, sensibilizarme, encariñarme, odiar, reir, y soñar. No es una serie cualquiera. Es algo más, es LA SERIE.

No he visto nada mejor nunca. Es un gran largometraje, dividido en 13 actos, (como ya han dicho), en 15 horas. Un drama humano teñido con guiños de humor. Soberbia!!
Los recuerdos marcan una historia que no deja indiferente a nadie.

Eduardo Blanco borda su papel, enseñando que el cine no es sólo diálogo, no es sólo guión. Qué decir del resto de actores que acompañan a Eduardo Blanco, Ernesto Alterio, muy bien en sus papeles de hombre desquiciado, amable, simpático,enamoradizo, risueño, triste... o de Hector Alterio, el gran Hector Alterio, que hace de Andrés viejo, y que enseña cómo actuar a su hijo. Los genes se notan.

No quería que acabara nunca esta serie, y conforme se acercaba el final, me iba sorprendiendo más. No me sobra nada, si acaso me falta tiempo, capítulos para asimilar los cambios, el paso de los años, el crecer de cada personaje. Pero para qué rizar el rizo, si quedó estupenda.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
BaKuLaLU
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6
16 de marzo de 2011
18 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
No hace tanto tiempo que el debate sobre el derecho de la mujer a votar formó parte de la vida cotidiana y política de esta España reciente. Corrían tiempos convulsos. El s. XIX había estado marcado por continuos vaivenes políticos, desde el Absolutismo al Liberalismo, pasando por diferentes formas de Gobierno que acabaron en la Restauración borbónica, como antesala de la II República. Ante el caos político del XIX, el XX arrancaba con las primeras figuras del feminismo ligado al sufragismo (lucha por el voto de la mujer), Emilia Pardo Bazán y Concepción Arenal, que no aparecen mencionadas en ningún momento por C. Campoamor, ni V. Kent,- como tampoco Margarita Nelken- en la línea del pensamiento de V. Kent.

El caso es que este telefilm arranca con todo hecho y finaliza con una fugacidad, como fugaz fue la carrera política de Campoamor. Se echa en falta un desarrollo más pausado de su vida, lo cual hubiera dado para hacer otro episodio. No hay antecedentes, se centra en la rápida vía que llevó a Campoamor al Parlamento. Y encuentro un tanto tramposa la manera de jugar con la Historia conocida, para hacer de la personaje principal el caballo de batalla del Sufragismo en España sin contextualizar. Lo cierto, es que bien trabajado, con documentación abundante, pero con escaso desarrollo de los acontecimientos, se imbuye de una fugacidad que hace de uno de los episodios más importantes de la Historia de este país, una lucha personal de Campoamor, que se yergue en protagonista indiscutible de esta lucha. La locuacidad y el discernimiento de Campoamor en sus intervenciones en el hemiciclo son suficientes para hacer reflexionar a la ciudadanía de este país, sobre lo que conllevaba en estos años de crisis, luchar por la igualdad real, no "en principio", y merece la pena escuchar los (patéticos) alegatos a la condición biologica del hombre como garante de la república y de la política en España.

No es desdeñable, ni mucho menos, reflexionar sobre las intervenciones de Victoria Kent, en el rico debate parlamentario, como tampoco de los opositores al derecho al voto de la mujer en la coyuntura sociopolítica de 1931, (analfabetismo y religisosidad) factores entendidos por los republicanos de izquierdas como un peligro para la República. Todo lo contrario que por las derechas republicanas.

No obstante, la "trampa" en la que recae la autora es la de jugar con el conocimiento de los hechos finales, un ventajismo que pone en el pedestal a Campoamor, figura en realidad olvidada, apenas conocida y que hizo mucho por las mujeres en este país, y no aparece en los libros de Historia. Algo que va cambiando y de lo que nos encargamos y encargaremos los profesores. Así que, como punto de partida está bien, pero aún falta mucho por trabajar en este campo.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
BaKuLaLU
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8
12 de diciembre de 2011
14 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
Aparecen por doquier, en muchas escenas. Sobre todo en los cambios de planos aparecen las ratas: en Westminster; sobre los puentes del río Támesis, en Downing Street, en los alrededores de una clínica, en las inmediaciones de la casa de la periodista, etc., (y no en la basura) como metáfora de lo que Paul Seed nos cuenta con esta notable serie de intrigas parlamentarias y luchas de poder dirigidos por los poderes del Estado, los invisibles y algunos visibles. Esas personas que dirigen e intervienen en política, directa e indirectamente (medios de comunicación) y que son los encargados de crear opinión, las personas que se hallan entre bambalinas, que no son demasiado conocidos pero sí conocen todo y a todos.

En House of Cards, tenemos una serie de ingredientes que, combinándolos, dan como resultado un manjar para apetitos exigentes, y cuyos resultados extrapolarse para cualquier tiempo político, en cualquier lugar del mundo, aunque en esta ocasión todo se centra en la Gran Bretaña de los 90, en la era post-Thatcher. Convulsión, conspiración, debilidad, y manipulación de la mano de Francis Urqhart, cuyo papel desempeña con brillantez Ian Richardson, que da a la historia, ese toque de complicidad con el espectador con sus continuos guiños y conversaciones con la cámara, a la que se dirige muy a menudo para demostrar su intenciones. Tan sobrio, tan educado y refinado, con unas excelentes formas que encandilan no sólo a sus compañeros de partido, sino a la periodista Storin, que es la encargada de intentar desentrañar qué está ocurriendo en Downing Street, y a qué se debe esa crisis y quién le está haciendo la cama al Primer Ministro.

Es un lujo poder apreciar ese "British English" tan perfecto, tan "de la reina", del centro de Londres, en boca de un clasista y perfecto Mr. Urqhart, todo un Gentleman.

Sobre la historia; simplemente, hay que entender y extrapolar. la lectura es clara: hasta en las mejores casas, estos turbios asuntos relacionados con el poder, se manejan de esta manera. Muy, muy interesante el trasfondo de lo que se ve, lo que no se ve y lo que se puede extraer de "House of Cards", porque "You might very well think that... I could not possibly comment".

Preciosa fotografía de introducción, con una toma aérea de Houses Of Parliament y todo el complejo de Westminster en un recorrido precioso, que anticipa que lo que vamos a ver goza de una belleza visual completa.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
BaKuLaLU
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Treme (Serie de TV)
Serie
Estados Unidos2010
8,1
8.951
David Simon (Creador), Eric Overmyer (Creador) ...
9
22 de enero de 2014
14 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
Pase lo que pase en el último episodio de la serie, Treme tiene la suficiente consistencia, ya desde la primera temporada, para poder haber hecho un comentario anteriormente. Pero el tiempo te da una perspectiva más amplia de lo que engloba esta criatura de Simon.

La silenciosa muerte (y resurrección) de una decrépita ciudad, que vive bajo el amparo de la música, de la comida, de sus gentes, de Treme. Treme es el corazón latente de una ciudad que fue sumergida, responsabilidades a parte. Un barrio negro, de criollos, de tradición francesa, de supervivientes que lejos de huir, se esforzaron por darle a su New Orleans una nueva oportunidad de superar juntos la catástrofe después de la tormenta, como dicen ellos. El Katrina, arrasó Nueva Orleans. Arrasó Treme, pero no se pudo llevar el alma de la ciudad. Que vive en los bares, en las salas con músicos en directo, que improvisan conciertos, de blues, de jazz, de rock, etc., que fusionan elementos modernos y tradicionales. Donde los indios, desfilan el Mardi Gras, a pesar de todo. Donde la Brass Band siempre acompaña cualquier funeral.

Treme es ese sitio donde Simon toma las riendas de un proyecto que no parece ficción, que es tan real como suculentos son los platos que prepara Jannette Deschautel en su restaurante. Que es tan auténtica como la figura de Davis McCallary. Tan dulce como Annie y su violín, tan temperamental como LaDonna y sus miradas. Tan perseverante y sofisticada como Toni Bernette, tan honrada como el Teniente Colson, que es tan íntegra como Albert Lambreaux y tan variable como Antoine Batiste. Que suena tan bien como Delmond Lambreaux con su trompeta. Treme es todo eso, mezclado, macerado, con paciencia, con sabiduría, donde todo pasa despacio, donde nadie quiere perderse un martes de carnaval, nadie quiere perderse esas fiestas en Tipitina´s, donde coinciden los vecinos de Treme. Una serie coral que tiene tantas historias como personajes, y tantas vidas como personas.

Nadie, ni siquiera el crimen quieren perderse esta serie. Una ciudad aparentemente utópica, que soporta una alta tasa de homicidios después de la tormenta y en la que una abogada lucha contra los desmanes de un departamento de Homicidios que sigue siendo igual de corrupto que en Baltimore. Nada es explícito, todo subyace en un barrio que vive sumido en una dulce depresión, en esa decrepitud y falta de ilusión en la sus vecinos se proponen vivir como siempre para no perder su esencia. Si la vida te golpea dos veces, levántate tres. Treme y su imaginería supera muchas líneas de guión. La música es guión también.

Si vienen los especuladores inmobiliarios para tirar y levantar nuevas viviendas por donde Katrina anegó, no les dejarán. Si quieres reconstruir tu casa y la administración, te pone trabas, “ Fuck them”. Si alguien quiere hacer un megaproyecto multimillonario, llevátelo de copas, y enséñale “what New Orleans is”. Si esas familias que esperan resolver crímenes sospechosamente silenciados y tapados por la policía, que acudan a Toni Bernette, y si los propios agentes la temen, es porque nunca, nunca, da por perdido nada.

Si te preguntan qué es Treme, es difícil explicar. Lo que vas a ver en Tremé requiere de paciencia. Es un manjar a fuego lento que tarda en cocinarse, no voy a decir que es solo para paladares exquisitos, pero sí exigentes. No es una hamburguesería, ni perritos calientes en puestos callejeros. En Nueva Orleans se come en restaurantes, se come en casa, se come bien. Cocinan, degustan, y brindan con buenos caldos. Beben Budweiser sí, y combinados en vasos de plástico. Pero lo hacen en locales con Kermit Ruffins tocando la trompeta, improvisando un duelo de bandas, aparecen las Brass Band, o en la que lo mismo Steve Earle te habla de esta ciudad que nunca se hundirá, o John Boutté te dice lo que hacen en Treme con un trombón y una trompeta, o suena el clasiquísimo "Jock-O-Mo" de Sugar Boy Crawford. Annie se sube a un escenario y deja boquiabiertos a los productores musicales. Seguro, que durante la serie, escucharás canciones, que no sabías que habían nacido en Nueva Orleans. Y es que la música se mama desde niño, en la escuela, en la calle, en casa, y se fusiona, y se le da una vuelta de tuerca, respetando siempre, siempre, la esencia de los grandes músicos. La escuela, en la que Antoine Batiste, ese músico que mendiga actuaciones, enseña a un grupo de niños de los sectores más desfavorecidos a tocar un instrumento. Ya desfilarán algún día en un Mardi Gras.

Así que, Nueva Orleans, al contrario que Baltimore, es una ciudad a la que David Simon te invita a ir, no sin cierta sorna, cuando atiza a esas agencias turísticas que organizan tours visitando los lugares anegados por el Katrina, para conocer Treme.

Treme vive el carnaval. Un Mardi Gras debe ser especial, ver al Big Chief y su pomposo traje, un concierto en el Tipitina´s, degustar esa comida cajún. Todo es redondo y está meticulosamente cuidado en una serie, en la que todo empieza después de la tormenta, pero que no acaba aquí. Eso sí, la llegada de Obama a la Casa Blanca, da aire a una población hastiada. Treme celebra la victoria de Obama. ¿Nuevos aires para New Orleans?. Alegato prodemócrata de Simon. No extraña. Nuevas promesas, ¿futuras decepciones? No lo sabremos. David Simon deja Treme, deja Nueva Orleans. La vida sigue. El legado de cada uno es el que es. Y este tipo, deja una pieza más en esta parte de Louisiana.

Bienvenidos a Treme. Hasta luego Treme. To miss New Orleans.
BaKuLaLU
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