Prisioneros de una noche es una película en blanco y negro de Argentina dirigida por David José Kohon sobre el guion de Carlos Latorre que se estrenó el 30 de enero de 1962, y que tuvo como protagonistas a María Vaner, Alfredo Alcón, Osvaldo Terranova y Elena Tritek. Fue el primer largometraje del director, si bien su estreno fue posterior al de Tres veces Ana.

Al parecer, el reconocimiento de la película es tan escaso que ni siquiera pude hacerme con un póster decente de la misma; pero no creo que importe demasiado.

Influenciada notablemente por la nouvelle vague, el filme se desenvuelve magistralmente durante una reducida duración con diálogos hipnóticos, actuaciones precisas y el reflejo de una realidad que no siempre es la que deseamos ver.

Lo que la vuelve muy interesante pues, siendo de 1960, trata sobre cuestiones mucho más desgarradoras que los otros proyectos anglosajones famosos en aquella época. Y no es que la madre momificada de Psycho sea algo suave. Sin embargo, su ejecución reduce el impacto y amplifica la ficción.

Aquí casi no hay ficción, aunque toda ésta tristeza y melancolía no suprime ni por un momento su belleza cinematográfica.

Es la película más deprimente que vi, pero también de las mejores, y mi película argentina favorita.

Si pueden verla, no se arrepentirán.

No es una película horrible, supongo. Algunas cosas están bien. Su inicio es entretenido y varias de las muertes tienen un gore más que aceptable. La primera media hora atrapa, la siguiente media hora retiene; pero luego de eso el tercer acto queda completamente huérfano, y es difícil recuperar la atención del espectador luego de eso. No hay mucha historia. Es prácticamente una versión demoníaca de Destino final, pero los demonios no aparecen en ningún momento. Aburre un poco, sí. Las actuaciones no son de lo mejor, y francamente nos da igual lo que les suceda a los personajes. Cuando todas las cartas quedan sobre la mesa, los escritores parecen esperar que sea la violencia quien amerite visualizarse. No se equivocan del todo, la mayoría de las muertes me hicieron entornar los ojos para no verla. Especial atención al agua hirviendo y la bola de demolición.

P. D: Sólo una cosa. Ya que iban a poner desnudos, podrían haber optado por cuerpos femeninos más estilizados.