Película española orgullosa de serlo, de camioneros, gasolineras y puticlubs de carretera. Me ha gustado por eso mismo, porque no oculta su naturaleza (en este sentido tiene un pequeño aire a Airbag, salvando las distancias claro), no tiene grandes pretensiones ni quiere ser una película de acción hollywoodiana (por suerte), sino narrar una pequeña trama en ese submundo nocturno, con algún toque de acción.

Sancho Gracia que en paz descanse está colosal en el papel de jefe cabrón sin escrúpulos.

Muy hermosa esta película de Billy Wilder, pero no en el sentido de qué bella historia (no del tipo "Qué bello es Vivir" ni "La Vida es Bella"), sino en el sentido de que es hermosa de ver. Porque no es una historia bonita, ni el argumento es bonito, ni los personajes buscan que lo sea, todo parte de una situación muy natural y normal en un entorno realmente agradable como es Isquia (Italia) y con una imprevista compañera de viajes como es la sugerente y de atractiva personalidad Pamela Piggot (Juliet Mills). Lo que empieza siendo un fastidio para Wendell Jr. (Jack Lemmon) como es descubrir la vida que llevaba su padre con una amante antes de su muerte en accidente, y tener que trasladar su cadáver de vuelta a Baltimore con todo tipo de inconvenientes de por medio, acaba convirtiéndose en un viaje placentero, reproduciendo él mismo la vida que llevaba su padre. Es algo que podría pasarnos a todos, en un lugar idílico y donde no te ve nadie, fuera de todo convencionalismo y de la vida estable.

No sé, me gusta mucho la normalidad con la está llevado el film, la localización y cómo actúan Lemmon, Mills y el director del hotel. No busca nunca la grandilocuencia y sin embargo se queda esa sensación de grandeza, quizá precisamente por eso.

Un film realmente flojo que ni la fugaz aparición de Takeshi Kitano logra mitigar. Tengo entendido que Takeshi después de realizar este film decidió no volver a trabajar en Hollywood nunca más. Es tan floja, que aunque parece difícil con una película cyberpunk, por la curiosidad de ver las tecnologías y cachibaches que el director (Robert Longo) se imagina que habrá en el 2021, me quedé dormido, pues son tan sumamente cutres y sosos los escenarios que aburren. Por otro lado, me da la sensación de que maltratan a un delfín durante la película. Por otro lado, los espasmos que le dan al bueno de Keanu son irrisorios. Particularmente, a mí Keanu Reeves me parece un actor de gestos extraños y exagerados. Le va bien Matrix porque en esa película con los implantes cerebrales (como en ésta) y las movidas cibernéticas esas no desentona que los personajes se muevan de forma rara, o en Pactar con el Diablo (únicas dos películas donde me ha gustado este tío) que hace de abogado pardillo, pero sinceramente creo que sólo puede interpretar a personajes bastante impersonales, que aunque no sean capaces de emocionarme, quizá esto tiene su mérito también. Pero vamos, probablemnete nunca diré que papelón hace Keanu en ésta; las bondades de la película dependerán de lo bueno o no que sea el guión, porque él siempre actúa igual, un robot bien entrenado.

Viendo de nuevo estas películas con las que de pequeño me ilusionaba y soñaba he de reconocer que no puedo evitar sentir nostalgia, como le ocurrirá a muchos que vivieron de niños esta época. Qué recuerdos me traen a la mente Willow, Conan, Excalibur, Los Ewoks, Hee-Man... Cuando eres niño, no te planteas lo bien o mal hecha que puede estar una película, ni los fallos que puede tener a nivel de ritmo, argumentación o tensión dramática, simplemente con el poco bagaje cinematográfico que tienes, te abandonas a la ficción y la disfrutas como niño que eres (qué fácil era hacerme feliz en aquellos tiempos). Ahora ya no es tan fácil, o puede que sí pero con más sofisticación. Revisionando esta película casi veinte años después de la primera vez que la ví, afloran sin ningún complejo todas sus vergüenzas. Para empezar, el director resuelve con mucha falta de trabajo e imaginación algunas escenas (sobre todo las que deberían tener mayor carga dramática), algunas reacciones de los personajes no tienen ningún sentido, la decoración es realmente pobre (en vez del medievo parece la época de jesucristo), y en cuanto al trabajo actoral, los únicos que se salvan son los animales y quizá el malo por ser clavado a Marlon Brando, pero es muy muy flojo. Veinte años después, básicamente la peli transcurre mientras intentas mirar por debajo del vestido corto de la prota.

Buf, si ésta es mala no me quiero ni imaginar las otras dos partes.

Un Thriller muy bien llevado, una película que te mantiene en una constante inquietud por averiguar que está ocurriendo.

Una película que se debate entre The Game y Memento teñida entera de Insomnio. Me gusta mucho el juego en primera persona (desde el personaje) acerca de lo real e imaginario, porque la identificación es mucho mayor con lo que ve y le sucede. Así es como me gustan los thrillers, que te hagan pensar, que desconcierten, que te hagan dudar (y sudar) y que sugieran cosas. Además de plasmar ese mundo gris de la vida en los polígonos, toda la cinta trascurre en escenarios grisis y apagados, aunque sea un parque de atracciones o una comisaría, pues la cámara refleja la mirada lúgubre del personaje. Por último, destacar el trabajo de Bale; cuando alguien actúa tan bien hasta el punto de sólo ver el personaje y olvidarse del actor, creo que estamos hablando de un tipo que trasciende el trabajo de actor y adquiere el calificativo de artista.