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Críticas de Rebanatraqueas
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Críticas 10
Críticas ordenadas por utilidad
6
9 de marzo de 2013
10 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
El truco para vaciar la expectación de la hambrienta sala será sacar un conejo de una chistera. Tan típico como en la magia como la confrontación del bien y el mal en una serie. Pero no lo vamos a hacer de manera burda, de sopetón, de manera sobria. Vamos a hacerlo bien. Te voy a desgranar el truco poco a poco ¿no ves que me tiene que durar varias temporadas?

Una guapa pero desarrapada ayudante (llamémosla depresión estadounidense de los años 20) nos trae al conejo en una decadente jaula. Abrimos dicha jaula. Te presento al conejo, te digo su grupo sanguíneo, como se llama, lo duramente curtido que ha sido por mi ayudante, su dieta, sus trauma infantiles y sus compañías poco recomendables a cada cual más variopinta: tigres, focas, quebrantahuesos, adivinas del tarot…
Todo esto lo hago por supuesto bajo la meticulosa ambientación de efectos de sonido, luz adecuada, excelentes extras perfectamente cuidados, secundarios carismáticos y excéntricos, ferias ambulantes, paisajes de miseria y desesperación, pasajes de esperanza, de transición, de vidas vendidas por tres reales… que me ha proporcionado mi técnico de escenario HBO.

Con el público ganado comiéndose por los ojos de lo brillantemente cuidada que está la ambientación, procedo mediante sutiles artimañas visuales a explicarte que por supuesto este no es un conejo normal, aunque te he concretado innumerables datos de este animal no solo vale para que tu madre lo prepare al ajillo. Es mágico, tiene un destino. Y es que procede de la más antigua estirpe de conejos mágicos de todos los tiempos siendo rellenos de almendras y servidos al horno por Genghis Khan, Rappel, Manolo Escobar y Jesucristo entre otros. Por el contrario les presento al sombrero mágico, otra larga casta de sus enemigos mortales, dando por saco durante años.

Meto el conejo bajo una mantilla y… ¡alehop! El conejo desaparece.

En el interludio, cuento cosas relacionadas con la ambientación y las historias de esta con sus trabajados personajes que no aportan sumamente gran cosa al truco principal y que sin embargo en la mayoría de las ocasiones se hacen más amenas que este.

Al cabo de 20 episodios de truco, veo que el público se comienza a impacientar pero no quiero cortar así como así y presentar el espectáculo final. Intento acabar la historia, fuerzo los diálogos, hago que mis marionetas hagan cosas que no se dan por supuestas, retuerzo aún más los diálogos que tienen que ver con el enfrentamiento entre el bien y el mal, meto escenas secas, otras casi sin mucho sentido, dejo al espectador que use su imaginación para tapar los huecos. Y ¡voilà! El conejo sale victorioso de la chistera como todo el mundo había esperado. Me dispongo a continuar con mi espectáculo pero acto seguido mi encargado de escenario HBO ve la factura de la luz y me apaga los focos. Me despido entre aplausos y crítica sobrevalorada.

¿Una serie mágica? Puede ¿Te gustó el truco? Sí ¿Qué es una mierda de triquiñuela previsible? También.
Rebanatraqueas
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8
2 de febrero de 2013
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Y se acaba la serie. Y me duermo. Y entonces sueño.

Sueño, pero no es un sueño típico. Sueño acerca de un guion original, poco explotado, que me hace ver que no todo está inventado.
Sueño con una trama envolvente, que a pasar de su estructura lineal siempre deja matices en cada rincón, que hace reflexionar sobre el amor más allá de la cordura, una trama que por lo menos haría plantearse a Freud un nuevo problema sexual.
Mantengo la vigilia pensando si dar las gracias a las cadenas productoras por él ni siquiera plantearse traer esta serie y menos aún plantearse gastar el dinero en doblajes y tener que tragármela en una excelente versión original.

Ahora camino por un pasillo, de composición lineal y final definido, pero con bifurcaciones que alimenta mis ganas de seguir avanzando en la trama. De repente veo fugazmente a los lejos un espejo donde se reflejan muy oblicuamente los productores de 24 y CSI, arañando con ansia esa profundidad de sus personajes que tanto deberían envidiar de Awake, o soñar a su vez, como el detective Britten, con cualquier otra realidad alternativa, donde al menos consiguieran la mitad de interacción del público con los personajes en la que sus guionistas no se limitasen a cambiar el argumento a base de nuevas víctimas sino a través de conexiones emocionales. Mientras tanto, sigo soñando, imaginando desde arriba a un Cristopher Nolan sonriente orgulloso, paternal, como si esta serie fuese su hijo hibrido de su romance con J.J Abrams.

Sueño y aprecio una estética colorista brillante, que ayuda a discernir entre lo que considero sueño y y esa otra percepción sensitiva en donde tengo que estudiar Maroeconomía, sin saber a veces, de entre cuál de ellas se percibe la realidad; luchando por saber finalmente cuál de ellas e impondrá ante la otra en pos de la verdad.
Y entonces un pozo negro, compuesto de productoras e índices de baja audiencia me traga, haciéndome plantear que una idea creativa no vale nada sin ayuda de hombre impecablemente vestido de ejecutivo o cuestionarme por qué la gente no valora una buena serie en vez de morder el anzuelo de lavacerebros como “El Barco”. Rezaré por su despertar para que vean la otra realidad, la otra cara de la moneda.

Y de repente, caigo desde lo alto. Desde donde esta serie podía haber llegado, al menos una temporada más con algo de apoyo del público idiotizado. Y aplaudo por esos 12 capítulos de algo nuevo y fresco.

Y despierto. Y sigo aplaudiendo.
Rebanatraqueas
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Skhizein (C)
CortometrajeAnimación
Francia2008
7,5
6.775
Animación
10
3 de marzo de 2013
5 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
El impacto surte efecto, nosotros no somos nosotros mismos. Nosotros pasamos a ser otra realidad, una realidad alejada, allá perdida.


Nos desplazamos del mundo, nos movemos de las circunstancias, nuestro alrededor se mueve con ellas. A veces un milímetro a veces quizá unos pocos más, quizás esos 91 centímetros de donde el mundo nos exige estar.


Solo tu sufres sus llagas, intentas reprimirlo y cuando al fin buscas ayuda no hacen más que analizar cómo era el meteorito que nos golpeó; inútilmente, incluso lo confunden con una asteroide, creen que todo está en un manual preestablecido, solo buscan los daños superficiales del impacto, pero no sus consecuencias.


Crees que puedes manejarlo, convivir con ello, pero el desplazamiento te afecta, cada vez en más ámbitos: personal, familiar, laboral… hasta no poder más, intentar remediar algo que nadie más puede llegar a entender. Y lo intentas. Pero fracasas, desplazándote aún más.


Ves que el mundo se te hace pequeño, te hundes, pierdes y pierden la noción de donde estás , desapareces , pero siempre hay un momento aun en lo más oscuro, un intento de hacerte ver ¡Eh que estoy aquí!¡Sí aquí!
Rebanatraqueas
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10
14 de junio de 2013
3 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Que yo recuerde desde que tengo uso de razón siempre quise ver esta película.

Miraba por la ventana y allí estaban mis amigos, comentándola y haciendo bromas, desmembrando y realzando su maravillosa puesta en escena, como si fuese suya. Los amos del cine.

Nací en los albores de la aparición del Dvd allá por 1994. Crecí en un buen barrio de gente trabajadora y amable que venía de muy lejos en busca del sueño español vendiendo kleenex en los semáforos mientras veían los Vigilantes de la Playa. Viéndola horas y horas todos los días para no conseguir más que un míseras migajas argumentales. En ese momento decidí que nunca sería como ellos.

Sé que hay gente, entre ellos mis mejores amigos y amigas que habrían dejado a su compañero de sofá en el momento que les hubiese propuesto ver una película que no explotase todos los clichés y no lo diesen todo masticadito pero a decir verdad, a mí me puso cachondo.

Para nosotros, ver alguna otra cosa era impensable, esa gente honrada que se mataba las neuronas cada día por programas de mierda, que iba de público a platós por ganar sus 5 minutos de fama indeseable, que se consolaba las tardes viendo películas de sobremesa a las 4 de la tarde estaba muerta, eran unos gilipollas, no tenían agallas para soportar tanta calidad en sus cerebros. Si nosotros veíamos algo de eso lo quitábamos y si alguien se quejaba le poníamos la película tantas veces que nadie volvía a quejarse. Era pura rutina ni siquiera lo pensábamos.

Para mi ser un fan de Uno de los nuestros era mucho mejor que ser David Haselhoff en una destilería. Antes de acudir a por primera vez a la tasca de enfrente a por mi primer refrigerio después del colegio supe que tenía que ser uno de ellos. Un alguien entre un barrio de don nadies. Un Martin Scorsese entre miles de Uwe Bolls

Era así, un día te planteabas tu trayectoria, tu camino, tu agenda, creías haber visto todo, no saber exprimir tu vida anodina y aburrida ,no tenías nada mejor que hacer que disfrutar de 2 horas y medias de metraje, pero más tarde de eso ya no hay vuelta atrás. Eras ya parte del grupo, un buen compadre, un buen cinéfilo ¿entienden?

Uno de los nuestros.
Rebanatraqueas
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7
3 de abril de 2013
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lo has conseguido Haneke. Has hecho que un servidor no tenga ni pajolera idea de cómo catalogar “Funny Games”

Voy a ser sincero, me ha aburrido por momentos, me ha cabreado, me ha puesto de muy mala leche, pero de muy mala leche, ¿eh? De la marca de hacendado por lo menos. Me lo ha hecho pasar mal y reconozco que en más de una ocasión me han dado ganas de quitarla y visionar una temporada completa de Heidi.

Sin embargo, lo he vuelto a pensar fríamente y de repente, por iluminación, he visto arte en lo que has hecho Haneke. Has definido perfectamente lo que es joder pero bien unas vacaciones familiares, has dotado a tu película con una atmosfera angustiosa con esas secuencias interminables y estresantes de cámara fija. Tu intención, deduzco es crear empatía con el espectador, hacer que nos pongamos enteramente del lado de la familia, la opción lógica por defecto.

Gracias a la interacción con alusiones directas hacia la cámara por parte de los psicópatas o como los llamo yo cariñosamente “Hijos de la grandísima puta” como si de testigos indirectos nos tratásemos nos llevas más allá, a tu terreno; nos hacer apostar con el asesino. A mí no me engañas Haneke, me he visto cientos de estas a mí no me la das. A partir de ese momento la apuesta se va haciendo cada vez más agónica. Los minutos pasan desgarradores. No queremos saber quién ganará. Sigue pasando el tiempo y nuestro asco por ellos va en aumento. Reafirmamos la apuesta,( ya que es el cliché de estas películas), que las tornas cambien de un momento a otro. Diversas escenas posteriores nos alimentan esta idea pero el desenlace de la misma nunca llega.

Y finalmente el director lo resuelve. Se acabó. He apostado y he perdido.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Rebanatraqueas
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