Sí. De entre todas las películas que he visto, tantas y tantas, unas más tristes que otras, esta es la primera que de verdad me ha provocado el llanto. Recuerdo en especial cuando vi por primera vez "Los Miserables", con un grupo de amigos, como todo el mundo empezó a llorar, sobre todo las chicas, y a mí no me pareció para tanto. Al fin, conozco esa sensación.

Pero se puede decir que es una sensación distinta. Este llanto es de alegría, de fuerza, en definitiva de esperanza. Esperanza, qué palabra tan bonita.

Capra logra casi lo imposible; permanecer vivo, algo que, y más hoy en día, se está perdiendo: el sentido de la vida. Porque parece que la juventud en especial de hoy en día no es capaz de pensar más allá. No es capaz de pensar que una vida vale mucho, y que puede haber influido en mucha gente (cosa que Frank logra plasmar a la perfección en la peli).

Pues bien, gente, tengo 21 años y considero que toda mi generación, las anteriores y sobre todo las posteriores deberían ver esta película, estoy seguro de que muchas cosas cambiarían. Estoy muy seguro de ello.

¡Una pena! Eso es lo que pensé cuando acabó la película. El argumento está muy bien, tiene un reparto impresionante con unas grandes actuaciones pero a mi parecer queda lejos de ser un largometraje que pueda pasar a la historia, básicamente porque no tiene nada diferente.

La historia es lineal, demasiado lineal. Ay Joseph, tuviste una idea genial, pero no la supiste aprovechar al máximo. Durante la primera mitad no ocurre prácticamente nada, es un continuo de presentación de personajes que desarrolla la historia poco a poco.

Joseph, si hubiera sido tú, hubiera aprovechado mucho más el verdadero argumento y sinopsis de la película, el cómo el gran crítico teatral interpretado por George Sanders va poco a poco "calando" y conociendo a Eva, fijándome más en sus diálogos, gestos, y los mecanismos a través de los cuales es capaz de ver su "cuerpo desnudo". Entonces, sí que hubiera sido una obra digna de la historia del cine, pero con el matiz de que la diferenciaría de las demás, y no como ahora que es una película más.

A mis 25 años y asiduidad de ver películas infantiles (llamémoslas familiares) me he encontrado con esta reliquia del 2018.

Al principio la película es bastante lenta y no llama mucho. Típico empiece más que típico de un niño con problemas en el colegio, familiares, amorosos que no dejan perplejo a nadie....Sin duda el tiempo de espera merece la pena hasta ver la grandiosa aparición de los ALIENÍGENAS. A partir de ahí todo se vuelve loco, lleno de risas y de una buena trama con algún final más que inesperado.

Mi hermano de 23 años y yo nos hemos estado riendo durante toda la película y sin duda en eso consiste: desconectar del mundo para aumentar tu cuerpo de endorfinas y felicidad gracias a la magia del cine. Atrévete y sé un poco más feliz. No te arrepentirás.

La película es sublime. No es un cuento, no es una fantasía, no es una fábula, no es una historieta acerca de la Navidad, no es una cinta imaginativa para decidir si existe o no Santa Claus. Esta película va más allá, es simplemente filosofía de vida llegando al mismísimo nivel de "Qué bello es vivir" (1946) de un año antes.

Lo bonito y lo bello de la película es que mientras se desarrolla el precioso argumento con escenas que se te quedan en la mente para toda la vida, te vas sumergiendo en tu pensamiento, en lo que crees y lo que no crees, y en cómo la fe ha movido tu vida en algún momento.

Se dice que hay locas, también que las hay cuerdas, pero después de ver esta película ya no sabrás quién es quién y si realmente existen estos términos. En el caso de que existan, yo me quedo del lado de la locura y la fantasía sin dudarlo. De hecho, yo creo que siempre gana.

No sé si soy yo acostumbrado a finales apocalípticos o impresionantes, pero viniendo de Spielberg y de una tremenda película, el final no me ha convencido. Me esperaba algo más.