Carece de valor documental. Ignora, premeditadamente, testimonios, pruebas y aspectos decisivos para entender todo el caso. Guillermo Gómez, mánager de la viuda en el momento de los hechos, es productor de la cinta. Esto lo ocultaron a familiares, algunos periodistas de investigación y científicos, que en cuanto supieron que la presentadora estaba detrás, rechazaron participar, ya que sospecharon que buscaban desacreditarlos. Como resultado, el trabajo carece de toda objetividad o visión global. Es más bien un relato sesgado, que deja a la viuda en mejor lugar. Un fiasco.

Según la la American Human Association (AHA), organismo dedicado a velar por los derechos de los animales en el cine, varias escenas de tortura y matanza de gatos que se ven en la cinta, son reales. Habiendo todos los recursos y avances técnicos, la única respuesta posible a la tortura animal real y gratuita es querer dárselas de "transgresor", de "duro". De cineasta o cinéfilo "al límite".

He visto cintas que revuelven el estómago más resistente, pero siempre sabiendo que esas violaciones, agresiones, amputaciones, asesinatos, experimentos, y torturas eran FICCIÓN. La única manera de experimentar esas sensaciones sabiendo que no soy un completo psicópata. Siento que hay que ser un deshecho humano y un peligro social en potencia si se es capaz de tachar esto de "arte transgresor".