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Críticas de micatarsisparticular
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Críticas 16
Críticas ordenadas por utilidad
10
18 de enero de 2009
19 de 28 usuarios han encontrado esta crítica útil
El hecho de que haya querido comenzar el 2.009 en esta importante sección con el repaso a Slumdog Millionaire es indicativo de un hecho. Que la película no es sólo una de las mejores que veremos en este país a lo largo de este año, sino una de esas que se reuerdan con el paso del tiempo y que es capaz de dejar una pequeña huella en sus espectadores. Surge ahora una pregunta inevitable. ¿Cómo una película pequeña, de presupuesto menor al de sus competidores, rodada en oriente y sin ninguna estrella, ha logrado el reconocimiento no sólo de este blog, sino de numerosos festivales y premios? ¿Ha hecho Boyle -a quien muchos daban por muerto o desaparecido- un pacto con el diablo? ¿Se está promocionando el filme ante el vacío de otros productos de calidad? Nada de eso. Slumdog Millionaire marca la diferencia por un factor que es cada vez menos presente en el cine actual. Es una película que hace SENTIR. Que conmueve, emociona, alegra y entristece de una escena a otra, de una aventura de Jamal a la siguiente. Boyle ha logrado el espectacular milagro de extraer de la miseria, fantasía, y de esta, ilusión y esperanza. Un guión sobresaliente, una narración dinámica, vibrante, inmaculada, un ritmo arrollador, una estética atractiva, una banda sonora impactante, unos actores en su salsa, un director convencido de la potencia de su obra… todos son alicientes a una fábula moderna memorable, cargada de crítica, acidez y dramatismo, y al mismo tiempo de humanidad, luz y amor. Una película con alma y espíritu ganador. Pero ahora, ¿cómo lograremos fijarnos en esta pequeña joya ante el brillo cegador, muchas veces artificial, de filmes de mayor gancho mediático? ¿Gracias a críticas como esta? ¿Gracias a su merecida presencia en los Oscar? No. Simplemente está escrito.
micatarsisparticular
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3
18 de enero de 2009
17 de 25 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si hay un subgénero que está quemado, que huele a chamusquina y que nos revuelve un tanto las entrañas, es el de la comedia stoner. O dicho de otro modo más llano, las pelis de fumetas en las que tanto la fórmula como su resultado son siempre los mismos. A saber, dos hombretones que debido a su afición por la hierba y ciertos avatares del destino, se ven envueltos en una serie de desdichas que deben resolver a pesar de su estado. Estas son, por supuesto, a cada cual más extraña y surrealista por lo que el cannabis se convierte, para los guionistas de este subgénero, en la excusa perfecta para meter en el libreto cualquier ocurrencia. Sí, las drogas son divertidas y dan lugar a una serie de dicharacheras aventuras en las que todo es psicodélico y la gente, aunque esté intentando matarte y comercie con armas o drogas es simpatiquísima. Pineapple Express sigue a rajatabla estos mandatos y, entre alegatos por la legalización, amistades en peligro y cacharrazos de todo tipo, James Franco aprovecha para zamparse al ahora de moda Seth Rogen en su propia película. Vacua comedia, a pesar del trabajo del exvillano, que en algunos momentos logra despertar una incomprensible risa floja. A saber porqué.
micatarsisparticular
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18 de enero de 2009
12 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
Dramón con mayúsculas el que se han montado aquí Will Smith y Gabriele Muccino. De esos que se meten en el cuerpo, remueven las entrañas y provocan que, a los más sensibles, se les escape alguna lágrima, disimulada en la oscuridad de la sala de cine. Siete Almas es el enésimo descubrimiento de la faceta más “seria” de Smith, consagrado ya como una de las mayores estrellas de Hollywood que además, se ha ganado ese brillo a base de puro trabajo. Smith no es sólo un gran actor, capaz de arrastrar al público a ver cualquier filme que protagonice, sino un auténtico currante de gran visión –sobre todo a la hora de elegir sus proyectos- y una máquina promocional que sonríe, bromea y publicita sin descanso. Siendo sinceros. ¿A quién no le cae bien Will Smith? Aparte de esas innegables virtudes, otro aspecto en el que sobresale el actor es a la hora de escoger compañías. Funcionó bien aquella Búsqueda de la Felicidad con Muccino, que logró colocarle por segunda vez como candidato al Oscar, y ahora estrella y director repiten fórmula. Como aquella, Siete Almas es un drama desolador sobre los pecados del pasado, la redención personal y el valor real de la vida. Es un emocionante juicio a los valores de la sociedad actual que logra que nos cuestionemos sobre el peso real de nuestra propia existencia. Es también sin embargo, una arriesgada apuesta. Como todas las películas de este tipo, requiere una cierta fe ciega por parte del espectador y una voluntad inequívoca de querer entrar en el juego para dejarse llevar por una auténtica marea de sensaciones. Entre el público de Siete Almas no cabe el cinismo ya que un cínico vería, tal vez, un exceso de azúcar y melodrama en cada una de las escenas de esta obra. Descubriría, sin duda, los mecanismos que Muccino y compañía han pulsado para despertar esa permanente congoja con la que se contempla este drama. Vería claramente, que esas cicatrices emocionales no son auténticas, sino que han sido exageradas sólo para jugar con nuestros sentimientos. Y sería una lástima ya que no es Muccino, principal artífice de ese hábil juego, el único acompañante de lujo que Smith ha elegido para este viaje. A su vera está Rosario Dawson, una actriz que puede presumir de un don que no muchas otras tienen. Dawson es una intérprete que irradia magnetismo y logra cautivar con su simple presencia. Es algo difícil de expresar y de entender, pero empatizar con ella y sus personajes es una tarea que logra hacer sencilla. Y así lo demuestra de nuevo en esta ocasión, ya que sólo hay que pasar un rato con su Emily Posa para establecer un vínculo emocional con su drama. Siete Almas es una notable película con una dirección cargada de sensibilidad, dos protagonistas en estado de gracia y una historia desgarradora que no dejará a nadie indiferente.
micatarsisparticular
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5
18 de enero de 2009
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sorprende que una película de animación con personajes y propuestas tan radicales como Madagascar, muestre una versión bizarra de El Rey León como principal alimento argumental. Y para probarlo hagamos un ejercicio. Juntemos a un león vegetariano, inseguro y bailón, a una hipopótama coqueta en busca de novio, a una cebra con crisis de identidad, a una jirafa neurótica, a unos pingüinos nihilistas, a unos monos snob y, para más ende, comunistas, a un rey esquizofrénico y extravagante y a una abuelita indestructible. Juntémoslos a todos y si con estos personajes no se os ocurre una historia original, diferente, llamativa, surrealista e incluso ilógica, pedid para Reyes una nueva imaginación. Si es que quedan stock después de la segura demanda desde Hollywood. En Madagascar 2 el entretenimiento y la originalidad llega por tanto desde las subtramas y los personajes secundarios, porque la búsqueda personal de Alex, aunque sirva como unión para todo el conjunto, es mucho más liviana y prescindible que todo lo demás.
micatarsisparticular
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10
18 de enero de 2009
10 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
Desde hace años David Fincher ha brillado en panorama cinematográfico norteamericano confirmándose como uno de los mejores cineastas de su país. Sus obras logran cautivar a crítica y público, tiene una gran relación con sus actores, un estilo propio y una gran capacidad para adaptarlo a sus historias. Títulos memorables como Seven, El Club de la Lucha o Zodiac, marcadas ya como películas de culto por millones de cinéfilos de todo el mundo, forman parte de su creciente filmografía. Sin embargo pese a su talento, a Fincher se le ha escapado continuamente el reconocimiento que sin duda merece. La Academia le ha dado siempre la espalda a un director de carrera intachable que por ejemplo, dejó el año pasado una joya como Zodiac que sorprendentemente no logró aparecer en los premios. Este año parece que la suerte de Fincher puede cambiar con Benjamin Button, una película que tiene todo lo que tanto parece entusiasmar en los Oscar y similares galardones. Una gran historia que repasa por completo el siglo XX estadounidense, dos estrellas rindiendo a gran nivel en unos papeles complicados y por supuesto, una dirección impecable. Pero si Fincher, que no ha quedado nada satisfecho con el montaje final de la cinta, lograra el Oscar por esta Benjamin Button, no sería una recompensa por su mejor trabajo. Benjamin Button es una película formalmente perfecta, tanto que ese refinamiento estilístico parece no encajar del todo con una historia en la que a priori primaba la ilusión. La magnífica “historia del reloj”, con la que se abre el filme, es la pista clara de por dónde debería haber discurrido toda esta aventura existencial. Pero con el paso de los minutos se pierde por desgracia, ese tono de cuento que ha cobrado vida. Si esta meticulosa obra de ingeniería -simplemente su maquillaje es ya una obra maestra digna de reconocimiento- tuviera algún fallo, sería que se echa en falta en algunos momentos una explosión de color, de imaginación desatada, de frescura y de auténtica creatividad. Sin ese factor, el alma de Benjamin Button se ve enclaustrada en un mundo extremadamente realista, plagado de drama pero carente de alegría, en el que la vida es inclemente y las fábulas son simplemente rarezas propias de excéntricos y monstruos.
micatarsisparticular
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