Aniquilación plantea tantos temas, tanta belleza y poesía , que el final no puede ser más apoteósico. Garland ha trazado un guión firme acompañado de imágenes que rozan lo lírico, la fotografía en ocasiones me ha recordado a Lubezki cuando trabajaba con Terrence Malick. Lirismo que te adentra en un mundo igual de bello que terrorífico. La última media hora de película son sensaciones, encuentros con el fuego que aniquila en tu interior la trama. Es una película que habla sobre lo cambiante que es el mundo en que vivimos, lo frágil y vorágine que es. Por ello, casi todos sus personajes los encuadra a través de cristales, de hilos de luz, están entre lo verdadero y lo fantasioso. Todo fluye y nada permanece en el nuevo film de Garland, quizás todo lo que vemos sea real o bien por eso mismo, nada de lo que vemos lo es.

That’s Life

Revolución desde los cimientos, arremeter contra la élite y desequilibrar la balanza hacia los inmorales, algo así como una revolución bolchevique. La moralidad se paga con manutención gubernamental “Somos los mismos que criticamos o seleccionamos lo que está bien y lo que está mal” Si me hace gracia o no. Para mí esa es la esencia del Joker y el monólogo célebre de la película. Un personaje amoral que arremete contra la hipocresía social y cultural que te inculcan desde pequeño. Dejando a un lado la filosofía que me evoca el personaje, me centraré en describir la película haciendo alusión a otras dos. Contiene al triste e incordiado vagabundo que nos dio en su tiempo Chaplin, da esquinazo al rey de la comedia de De Niro y evoca un Taxi Driver que se centra exclusivamente en observar el mundo y su alrededor desmoronarse. En algunos momentos me produce una tristeza inmensa en cómo aborda el mental illness y lo crítico y feroz que es. Siempre he pensando que una sociedad se mide por cómo trata a sus enfermos y sobretodo, los mentales. No son desechos, no hay moral que les puedas inculcar, son ENFERMOS. Hay frases que catapultan mi corazón cómo “Lo peor de tener una enfermedad mental es fingir que no la tienes” en nuestra educación nos enseñan a tragar y no exhibir nuestras emociones, enfermedades, problemas. Ese es el villano real, un estado que se preocupa más por catalogar y rentabilizar al ser humano que ayudarlo y entenderlo. Pero como se repite en toda la cinta, That’s life and I can’t deny it .

Tell me how you love me, so I know how to love Y de eso se trata, de aprender a AMAR en su totalidad, sin complejos ni tabúes. La aceptación es el primer amuleto a la hora de atraer una persona dispuesta a desnudarse en cuerpo y alma ante nosotros. De eso trata Touch me Not, de la imposibilidad de amar, de entregarse sin tener que recibir nada a cambio. Va más allá del simple sexo hetero patriarcal al que el porno y Bukowski nos tiene acostumbrados. Ahonda en la intimidad, enfocándose en el cuerpo como mecanismo de entrega y el miedo a ser vistos. Un miedo que Laura, la protagonista, proyecta en el padre moribundo que jamás la doto de esa libertad sexual. A la directora en el momento en el que se intercambia de posición y opta por encarar a Laura tras la pantalla y con voz atronadora soltar “Siento mucho miedo de que me miren, de que me juzguen” y así cada uno de los protagonistas reales o ficticios que envuelven este film intimista. Es una película que a medida que avanza nos adentra en su diálogo abierto, sus connotaciones queer son más que evidentes y su capacidad innata de provocación también. Hoy en día hay infinitud de inclinaciones sexuales como maneras de identificarse. La libertad que tanto anhela y reclama la película, radica en hablar sin ningún tapujo ni connotación negativa o lasciva de sexualidad.

Una historia tan triste como implacable. El ocaso de amor entre Johansson y Driver molesta incluso antes de comenzar. T Meticulosamente te anuncia el final de la tragedia. La magia de Noah Baumbach es la habilidad que tiene en los diálogos, allí derrocha toda la brutalidad emocional que posee el divorcio como tal. El humor de Frances Ha lo mantiene y la actuación entre los artistas es admirable. Me gana por momentos la contención de Driver y en cambio otros, Johansson se come la pantalla con los primeros planos frente a la abogada. Hay monólogos impecables, llenos de rabia y dolor. Un dolor que hace que quieras encontrar un amor tan fugaz como amargo.

Desde el primer momento engancha, ya sea por el hombre envuelto en la sábana azul o por el desasosiego que viene a continuación. Fassbender esta espléndido, un personaje complejo, oscuro, digno de cualquier tragedia griega. Shame es cruda, sin concesiones... con planos secuencia que nos atrapan en una atmósfera gélida, nos agarra y nos obliga a sentir el dolor y la inmundicia de un personaje que apenas habla. Cada masturbación, cada trio, orgía se hace más repulsiva que la anterior. Shame es de esas películas que no te dejan hasta que te sientas a hablar de ella.