Increíble homenaje a la mamarrachada, a la ridiculez y a la vergüenza ajena. No salía de mi asombro viendo lo que estaba sucediendo ante mis ojos. Lo peor que se ha hecho en televisión desde los tiempos de las Mama Chicho. Si hasta "El chapulín Colorado" tenía mejores guiones y actuaciones. No contentos con escribir una historia absurda llena de tópicos que no tienen la menor gracia, han decidido rematar el despropósito con unos actores que parece que van repitiendo sobre la marcha lo que les soplan por un "pinganillo". Toni Cantó con el mismo registro de siempre, Lolita haciendo de Lolita, Esther Arroyo "ídem de ídem". Galardón especial para Miguel Ángel Muñoz y Jorge Jurado (el niño de los Serrano) por sus actuaciones que no tienen calificativo posible. ¿Ese es el personaje del que recientemente en una entrevista decía Miguel A. Muñoz que se había enamorado?. ¿En serio?. Ciertamente el refranero español es muy sabio cuando dice que hay gustos que merecen palos. En cuanto al niño de los Serrano..., ¿se puede estar más sobreactuado?.
El primer capítulo se ha saldado con un mas que respetable respaldo de la audiencia. Quizá sea porque a muchos les pasó como a mí y no pudieron despegarse del sofá para cambiar de canal, al quedarse boquiabiertos ante tal despropósito. Veremos como evoluciona la audiencia después de haber digerido tremendo pestiño. Conmigo que no cuenten. No vuelvo a ver "la vida loca" ni loco.

La mejor comedia española desde el estreno de "Spanish movie". Un remake-homenaje al maravilloso programa navideño que crearon Martes y Trece donde "Encanna" y la "Panto" eran las protagonistas. Imaginé que de un momento a otro iba a aparecer Leslie Nielsen como artista invitado. Personajes desternillantes como la madre de la Panto que podrían aprovechar y reconvertir en la madre de la Macu de "Aída". Momentos gloriosos de comedia kitsch en estado puro, como esa "Panto madre" discutiendo con su hija sobre el error de escoger un vestido color verde para una escena de la película "Yo soy esa" aduciendo que "El verde resalta el vello".
En definitiva, un compendio de "Celebrities" de Muchachada Nui convertido en miniserie. Un homenaje a la comedia cutre-glam-trash. Diversión en estado puro.

Sobrevaloradísima serie inflada por el típico "boca-oreja" de gente que incluso aunque no haya visto la serie le da publicidad bajo el slogan "es lo más".
Piqué en la primera temporada atraído por una publicidad que prometía algo rompedor y original dentro del escaso género de "series de terror". El resultado: terror "descafeinado" en una serie que se apagaba conforme avanzaba su trama, con una sobreactuadísima Jessica Lange en un papel delirante y absurdo totalmente prescindible.
Y volvía picar en esta segunda temporada, animado por las críticas y los elogios que me hicieron creer que una nueva historia conseguiría borrar el mal sabor de boca que me dejó la primera temporada. Y tengo que reconocer que hasta la mitad de la temporada disfruté como un enano tomando la serie sin prejuicios y dejándome llevar por una temporada mas oscura, mas sangrienta, mas adulta y con una Jessica Lange y una Lily Rabe magistrales. Pero en el momento que Jessica Lange se quita los hábitos y Lily Rabe abandona la escena, la serie empieza a dar "bandazos" descontrolada sin dirección ninguna. Corre atropellada como pollo sin cabeza con giros y situaciones absurdas, mal planteadas y peor resueltas. Y la serie se alarga en una agonía inútil que borra de un plumazo toda la grandiosidad de sus primeros capítulos.
Una vez más, lo que pudo ser y no fué.

Tengo que confesar que cuando ví anunciar esta serie sentí un deseo vergonzoso y oculto de visionar el primer capítulo sin confesárselo a nadie. En principio todo apuntaba a que el fenómeno "Crepúsculo" había aterrizado (con un poco de retraso) en nuestros televisores esta vez en forma de Ángeles y demonios, pero el trailer de la serie (ese invento del maligno creado para vestir de gala lo que muchas veces se queda en "cutrelux") me hizo querer darle una oportunidad. Y la vergüenza ajena llegó a mí a los pocos minutos del primer capítulo, pero lo mejor es que ha ido aumentando según ha ido avanzando la serie. Y lo peor es que no puedo evitar zapear de vez en cuando para engancharme durante unos minutos y carcajearme en soledad ante tal despropósito. Por que pretendiendo ser una serie de suspense y terror (?) lo que produce en mi son sonoras carcajadas que me acercan al limite de la hiperventilación. Sobre todo cuando se producen los cara a cara entre Mar Saura (Alexia) y Carla Nieto (Iris). Esas actuaciones de mala malísima no se veían desde los tiempos de Angela Channing. Sobreactuadas hasta el extremo, interpretando un personaje tópico hasta decir basta (para ser mala hay que ser muy guarra y soltar cada dos por tres insultos como perra y zorra). Actuaciones de obra de teatro de instituto. Mención aparte para el personaje interpretado por Jorge Suquet (Graziel), un híbrido entre un personaje de la Familia Adams y Arturo Fernández. Ni siquiera los personajes secundarios se salvan de en sus breves apariciones. A todo esto tenemos que añadir un guión que parece improvisado sobre la marcha, que va como pollo sin cabeza dando tumbos.
Y pese a todos sus defectos, sigo diciendo que la serie tiene ese punto "friki" que hace que te enganche un ratito con la curiosidad de conocer como evoluciona tanto despropósito. Lástima que esa sensación sea sustituida por una sensación incómoda de vergüenza ajena que te obliga a cambiar de canal.

Solo han hecho falta 20 minutos para que mi límite de vergüenza ajena se viese sobrepasado, y para pedir cita en GAES para que me revisen el oído. Es como si la película se hubiese rodado en un monasterio cisterciense o en un cementerio y no quisiesen elevar la voz para no perturbar el sueño de los muertos. Los actores susurran sus diálogos con una dicción pésima que te hace desear tener a mano la "trompetilla" de la abuela (sobre todo en los mano a mano interpretativos, por llamarlos de alguna manera, de esos "monstruos de la interpretación" llamados Hugo Silva y Aura Garrido). También es cierto que para lo que hay que oír.
El cadáver de la mujer de Hugo Silva desaparece del depósito y el comisario descarta que pueda tratarse de trafico de órganos, por que según él, los traficantes no se llevan un solo cuerpo. Vamos, que deben entrar en los depósitos con un carrito de compra del Carrefour y llevarse un pack de ocho o diez cuerpos para luego hacer promociones de 2x1. Tampoco puede tratarse de un robo para culto satánico o de una secta, por que la muerta no tiene pinta de pertenecer a ninguna secta...¿Mande?. ¿Que pinta tiene la gente que forman parte de una secta?.¿Van todos rapados y con túnicas?.Entonces el comisario, con una deducción que ríete tu del Inspector Clouseau, piensa que es alguien que la tenía mucha tirria a la muerta y que hasta después de muerta la quiere dar "por saco". Y fin de la película. No, no es que se acabe aquí, es que en este punto fue donde paré la película anonadado por ver unos diálogos tan absurdos acompañados de unas interpretaciones tan malas. Lo dicho: "20 minutos fue lo que tardó en rellenarse mi marcador de vergüenza ajena". Lo único positivo: Que en esos 20 minutos no tuve que ver el trabajo de Belén Rueda, que supongo que estará también para darle un Goya.