"El Ciudadano Ilustre" narra la historia de Daniel Montovani, escritor argentino, exitoso que dejó su pueblo natal, (ficticio) llamado Salas para emigrar a España.
Después de cuatro décadas y una consagración mundial luego de obtener el premio Nobel de literatura recibe una invitación por parte del Intendente de su pueblo para volver al lugar que lo vio nacer y con el motivo de declararlo ciudadano ilustre. A pesar de dudarlo por un instante decide aceptar el homenaje.
Si bien al momento de llegar es recibido como héroe por los habitantes de Salas, esos halagos no tardarán en transformarse y así es como el regreso a su pueblo de origen no será para nada pacífico.
De este modo, este encuentro que será en un principio de regocijo, agradables recuerdos y reconocimiento pasará inmediatamente a reclamos y detracción hacia esa persona que ya no es.
En definitiva, Montovani llega para alterar esa tranquila vida pueblerina, en donde conviven personajes diferentes, pero iguales a la vez: Antonio, el patriarca rural; Florencio Romero, el presidente de artistas plásticos de Salas; Tomasito, el vecino que se enoja porque no le acepta su invitación, todos ellos son incapaces de comprender al escritor que escapó de allí, tratando de ocasionarle sentimientos de culpa por su éxito, desaprobando su talento y demostrando cierta decepción.
En conclusión, Salas es un pueblo del cual no es nada fácil el desarraigo, pero mucho mas difícil es volver, un lugar de acogimiento y risas, pero también de angustias, de amigos y familia, pero también un lugar de desconocidos.
El resultado es una película que nos conduce a reflexionar sobre el crecimiento personal de un individuo que sortea su comodidad intelectual mientras la mayoría de sus otros habitantes deciden quedarse en su pueblo y en su apacible vida familiar.

Por Ricardo De Luca.

Solo puedo pensar al otro desde mi yo, pero el otro justamente es lo que excede a mi yo”

(Dario Sztajnszrajber)

Tanto la brujería como la magia se encuentran presentes entre nosotros desde los inicios de la humanidad. A quienes realizan estas prácticas empleadas supuestamente para dominar el curso de los acontecimientos se las llama Brujas. Figuras del universo femenino rechazadas y condenadas desde tiempos bíblicos hasta nuestros días y representadas infinidades de veces tanto en el cine como en la literatura.

“Bruja” tercer película de Marcelo Páez Cubells (Omisión 2013, Baires 2015) comienza en la noche oscura de un bosque, allí Selena y su abuela (Rita Cortese) realizan un poderoso ritual de magia en venganza a dos hombres policías que mataron a su cabra. En consonancia, la niña recibe el amuleto de su abuela como la herencia-mágica de la estirpe de mujeres poderosas.

Mediante una elipsis en el tiempo se puede observar a Selena (Érica Rivas), ya de mediana edad en su bicicleta, cruzando un puente para llegar a un almacén, lugar donde se la mira con desprecio y prejuicio, como si ese puente dividiera su reposada vida, de la de los habitantes de un pueblo que la reprueban y le temen.

Selena, es madre soltera y no ejerce la magia para acciones malas, sin embargo combate ante los prejuicios de un pueblo que la excluye, estigmatizándola permanentemente, hasta que la proximidad del peligro aceche a su hija, secuestrada y se vea forzada a accionar el mandato heredado.

De esta manera, un mundo real y un universo fantástico se mezclan en una historia donde se asoman situaciones tenebrosas, que vinculan a políticos y policías en el despiadado tráfico de la trata.

Espectador y bruja sin datos certeros transitan a la par el camino de una búsqueda desesperada realizando rituales y hechizos que develan la verdad, la que desenmascara a los delincuentes.

En suma: ¿permanecerá como en un “sentido originario” siendo un peligro que amenaza a esta civilización normalizada (en sus propios términos)? ¿Podrá una “bruja” convertirse en heroína y de esta manera lograr una conciliación con el pueblo?...

Por Ricardo De Luca.

"Mientras los oprimidos sigan sin ser consientes de las causas de su condición fatalista, aceptan su explotación”
(Paulo Freire)

Las personas pasan casi un tercio de sus vidas trabajando. Si se asocia esta actividad a un trabajo aburrido, que se debe hacer por obligación, se puede decir que la amistad es un factor fundamental para generar un ambiente positivo, que aporte algunos momentos agradables con mejor comunicación y complicidad.
¿Cómo se transforman estas vincularidades a través del tiempo?
Lila y Marcela, son amigas y empleadas de limpieza en un edificio de obras públicas de la provincia. Comparten su amistad y su rutina alienante desde hace más de treinta años. A su vez gestionan un bufet clandestino en un lugar abandonado de la dependencia con la esperanza de tener algún día su propia cantina.
Por ello, el director decide iniciar la película con ambas amigas de espaldas, empujando juntas hacia adelante los carros de limpieza por los pasillos del edificio. Unas escenas después se las observa cocinando, esta vez, espalda con espalda como si se cuidaran una de la otra.
Sin embargo, un cambio de gobierno lleva a la asunción de una nueva directora, que promete mejoras tanto edilicias como laborales. Así mismo, la flamante directora realiza un recorrido por el edificio junto a los empleados, curiosamente no puede contener una alergia que se le produce al momento de hablar con ellos, situación que resulta sospechosa advirtiendo, que no todas son buenas noticias. (¿Esa alergia esconde un rechazo?).
En este sentido, avanza el relato materializando las suspensiones de contratos y el cierre del bar de Lila y Marcela, escenario, que pone en jaque su amistad.
Al fin de cuentas, todo cine es susceptible de una interpretación o lectura política. En “Planta Permanente” se recrea con versatilidad los entramados gremiales y burocráticos que conforman la administración pública, pero también se capta con empatía y sencillez el punto de vista de estas mujeres anónimas, que además de afrontar conflictos propios de su situación socio-económica, deben revalidar su amistad y su negocio.

Por Ricardo De Luca.