Hasta hace unos años yo era feliz, si, como lo leen era feliz y era un verdadero fan de las películas de Van Damme (Soldado Universal y mi primer acercamiento a las tremendas patadas de Helicóptero).
Parte de mi felicidad residía en no exigirle mucho al cine, un par de explosiones, un tipo repartiendo patadas como si fueran dulces y la nena super buena que en medio del inminente fin de la civilización tal y como la conocemos, descubre que esta perdidamente enamorada del protagonista. ¡Eso era todo lo que necesitaba ver!.
Hasta que un día llegó a mis oídos el titulo de "Reconstrucción" de un cualquiera, hijo de vecina llamado Christoffer Boe (no como la estrella de Hollywood, Van Damme).
La sinopsis de Reconstrucción me pareció aceptable. Ese mismo fin de semana conseguí la película y me dispuse a verla.
No necesite ver la primer escena, pues con la música del inicio supe que esta película tenía algo que me atraía.
En realidad me costó mucho trabajo entenderla, pero debo decir que fue toda una experiencia verla. Cuando terminó lo único que pude pensar fue "cuando logre entenderla se que me va a gustar mucho"... y así fue.
Después, vi Allegro y ese cualquiera llamado Christoffer Boe se ganó todo mi respeto. pero ahí no paró el asunto, comencé a tener unas irremediables ganas de ver mas películas, en busca de algo que tuviera la capacidad de sorprenderme tanto como esta, de dejarme sin palabras y con esa sensación de haber visto algo terriblemente hermoso.
Lo que esta película me hizo sentir cambió mi manera de ver el cine (y la frecuencia con la que lo hacia).
Por todo ello, culpo a esta cinta por este gigantesco daño irreversible que me ha causado.

Cuando elegí ver esta película tenía sentimientos encontrados pues las últimas cintas de Iñárritu me resultaban cansinas por esa narrativa tan repetitiva en donde varías historias se engarzan en algún punto y en la situación más dramática que el mundo pudo haber visto jamás.
No obstante me decidí a ver esta peli tal vez por la la nostalgia de reencontrarme con Michael Keaton (al que aún recuerdo como Batman), Edward Norton (el que fue mi actor preferido en algún momento de mi vida) y Naomi Watts (de la que aún sigo enamorado). Por ello tomé asiento y me agarré fuerte.
Hay que comenzar por lo sobresaliente y decir que Iñárritu no se limitó a modificar su narrativa, la transformó por completo. No recuerdo haber visto un film de este director con las características de Birdman.
Hay que decir también que Norton había muerto para mí después de su terrible Hulk y su preocupante participación con Ben Stiller. No obstante, en Birdman volvió un poco del cínico camaleón que un día vi junto a Richard Gere en “Las dos caras de la verdad”.
Michael Keaton reafirmó su versatilidad actoral y –si bien ya no es tan vigente- nos da una lección de actuación.
Finalmente tengo que decir que la película no se detiene en el drama, va más allá y roza con la crítica al merchandising que nos hace creer que una luminaria es lo mismo que un artista y que todos los días nos hace ver la película de Transformers (una gran y dolorosa patada a mi infancia).
Una película divertida con una mezcla precisa entre drama y humor negro que resultó para mi como un reencuentro con viejos amigos, que me devuelve la esperanza y fe en Iñárritu y Norton, pero sobre todo se atreve a criticar sin fanfarronear.

Aplausos para Birdman.

El viento sopla desde Dinamarca y anuncia la tormenta.
Von Trier muestra valentía (y algo de arrogancia). Es difícil saber lo que buscaba en esta industria, pero lo cierto es que movió la cabeza de todos, con una fuerza inusitada y con una buena cantidad de coraje en este medio.
Tengo la leve impresión que puede ser una de esas personas a las que uno quisiera golpear en la nariz, pero ¿Qué mas se puede esperar de un genio?, es arrogante, desprecia, deprecia y ataca, pero tiene la capacidad de construir donde nadie lo había podido hacer.
Es una voz diferente en un coro manso y apacible, y ha sido un director que personalmente ha influido determinantemente en mi perspectiva sobre el cine, ha creado olas donde antes no las había, ha elegido caminos a los que nadie se había atrevido, fue el que le puso las manos encima a la caja de Pandora en medio de la mirada atónita de lo viejos.
Es un verdadero placer esperar su próximo movimiento en este arte. Grande Von Trier, tal vez muy grande.

no había escrito una critica por que no había tenido nada que decir, pero Wong Kar-Wai me ha hecho salir de mi silencio voluntariamente ininterrumpido.
El director nos sugiere tantos sentimientos que no pude hablar al terminar de verla, y alli estaba yo mirando los créditos en la pantalla, la música por si sola me atrapó y que mas... me deje atrapar.
Hay tantas cosas en esta película que nada de lo que diga tendrá la oportunidad de acercarse a lo que he visto y por esa injusticia me disculpo.
El ritmo de la película es importante para resaltar la melancolía que trasluce en las escenas y los vestuarios y peinados dan una elegancia desusada y que se agradece.
La búsqueda es la premisa, la búsqueda de un amor único, irrepetible y permanente (inconsciente para el protagonista), lo que da pie a esa impresionare "tristeza resignada" que deja como rastro por donde quiera que camina.
Todo es tan estético, tan hermoso, que algo que podría parecer trivial como fumar se vuelve algo sublime, no veo la manera de dejar de fumar si sigo viendo escenas tan hermosas.
Los constantes escenarios nocturnos, húmedos por la lluvia y el humo del cigarro flotando me recuerdan al cine negro y el halo de melancolía que encierra todo ello.
Ellas se van pero el se queda con su dolor, cada vez mas profundo, cada vez mas solitario como un secreto que hay que guardar para que nadie mas lo escuche, un secreto dentro de un hueco sellado con barro si es preciso.
2046 es un tratado sobre el amor y sobre todas esas cosas que encierra, cosas que no tienen un nombre sobre esta tierra

Comenzaré por decir que esta cinta era la opción más decente que había en el autobús en el que viajaba. En efecto, me encontraba inexorablemente amarrado a un asiento de autobús por aproximadamente cuatro horas y ello no tenía remedio.

Sin embargo falta decir que también la elegí porque dentro de mí estaba la esperanza (pequeña, pero existente) de ver una escena de desnudo, una pierna, o por lo menos una pantorrilla de la diosa Rachel McAdams y con ello hacer pasables las horas de viaje que me esperaban.Para mi desgracia aquella escena jamás llegó pero para mi sorpresa algunos elementos francamente me gustaron.

La película pone una situación imposible: Un hombre que puede viajar en el tiempo (Los sarcásticos dirían: ¡Que original!) pero lo interesante es que a través de estos viajes re-define la relación con su familia, la manera en que conoce personas y en buena manera como llega a comprender a los sujetos.

Esto último es imprescindible en la cinta pues a través de una situación fantástica el protagonista logra acercarse a su entorno desde una perspectiva diferente, desde una ventana sumamente emocional (emotiva) a través de la cual se convierte en hijo, en esposo o en padre.

Un ejercicio cinematográfico que hace reflexionar en la abrumadora e intrincada relación que guardamos con los demás, con la manera de vivir los días, los encuentros y los adioses.

Finalmente pude ver algo más que un film “palomero”. Fue una película de la cual no esperaba casi nada pero terminó dándome algo al final de aquel viaje.