Si tuviera que explicar lo que más amo de la saga Star Wars diría que es su variedad a la hora de presentar diferentes estilos y géneros. La película original de 1977 es en esencia un collage de todo aquello que le interesaba a George Lucas: combates de cazas de la segunda guerra mundial, aventuras espaciales al estilo de Flash Gordon, duelos de espadas samuráis, cantinas y desiertos sacados de un western... La lista es larga y con cada película se iba añadiendo más. Lo que convierte a la saga star wars en una especie de cajón de sastre donde todo es posible, al menos en teoría.

El problema vino con la elevación de la trilogía original a clásico intocable del cine. De pronto todo lo que pasaba en estas películas era sagrado, incluido la mezcla de géneros, y ya no se podía añadir nada más. Si lo intentabas te encontrabas con rechazo y comentarios del tipo !Esto no se siente star wars!

Star Wars visions es la obra más rompedora de la franquicia. Lucasfilm dio a los estudios de animación libertad total y puso como única condición no usar a los personajes de las películas (Jabba el Hutt y Boba Fett son la única excepción y solo salen en un episodio). La saga vuelve a ser un collage donde sus creadores pueden meter sus preferencias sin miedo al canon y el resultado es fantástico.

Cada episodio coge un aspecto concreto de star wars y lo desarrolla con el estilo propio del anime japonés. Akakiri empieza como un remake de La fortaleza escondida de Kurosawa y termina con un homenaje al final del episodio III. Los gemelos se centra en las complicadas relaciones familiares y es el que más bebe de la última trilogía. Lop y Ocho se adentra en el conflicto político presentando al imperio como colonizadores y explotadores de un planeta claramente inspirado en la modernización de Japón. T0-B1 recrea el deseo de salir y ver mundo de la famosa escena de Luke mirando al horizonte de Tatooine y lo combina con la estética de Astro boy de Osamu Tezuka. El duelo es una historia de samuráis donde un ronin (un samurái sin amo) es un sith que está dispuesto a ayudar a los demás. La novia del pueblo, mi episodio favorito, se centra en los aspectos más espirituales de la fuerza con un planeta donde sus habitantes viven en comunión con la tierra. Tiene una banda sonora maravillosa muy diferente a lo que nos tiene acostumbrados John Williams. Tatooine Rhapsody es al mismo tiempo el más alejado de lo que consideramos star wars (es un episodio musical) y el que más se acerca a una idea del propio Lucas que originalmente quería poner un número musical al inicio del episodio VI (lo consiguió más adelante con la edición especial de la película).

La cronología no importa en Visions, algunos cortos encajan bien con la historia de la saga mientras que otros crean su propio universo alternativo y solo cogen un par de elementos básicos como las espadas laser. Eso no es lo importante, lo que de verdad importa es ver a estos estudios interpretar la saga a su gusto según aquello que consideren correcto. Esto es más fiel a la filosofía de Lucas que sencillamente seguir el canon.

Desde el momento que se anunció el nombre de Rian Johnson como director siempre he tenido un mal un presentimiento sobre esta película. Siempre he dicho que si quieres saber si una película es buena o mala tienes que ver el nombre de quien la hace. En ese sentido no me fiaba de Johnson. Su primera película Brick me pareció un tostón, duraba menos de dos horas y se me hizo más larga que un maratón del El señor de los anillos mientras que Looper empezaba muy bien pero caía cuando aparece el personaje Emily Blunt. Además cuando te parabas a pensarlo los viajes en el tiempo no tenían ningún sentido y temía que tratase la fuerza de la misma manera (que es más o menos lo que ha pasado).

No me sorprendí cuando la crítica alabó la pelí, ya habían alabado los otros trabajos de Johnson, y tengo que reconocer que me alegre un poco al ver las reacciones de los fans y ver que mi intuición no había fallado. Menuda sorpresa me he llevado al ir hoy a la sala de cine y salir encantado.

La pelí es la más larga de la saga pero se me ha pasado volando. Comienza con todo lo alto con una batalla espacial seguida de una persecución que se alarga por dos tercios de la película. Esta persecución por el espacio es la que se encarga de que el ritmo no pare. Las escenas con Rey, Luke, Finn y Rose cobran tensión porque sabemos que la resistencia está siendo perseguida mientras hablan y si no se dan prisa todo habrá terminado. Es el mismo truco que se usó en el episodio V: cuanto peor lo pasaban los personajes en el Halcón más ganas teníamos que Luke acabase su entrenamiento para salvarlos.

Otro aspecto a aplaudir es la relación Ben-Rey. Hubiese sido muy fácil decir que ambos son parientes y así crear un vinculo entre ellos como Vader y Luke. En lugar de forzarlo se ha decidido crear ese vinculo por medio del diálogo entre los personajes. Hablan, comparten sus experiencias y se conocen. Y cuando llega el conflicto al final del segundo acto en el trono de Snoke uno entiende lo que hacen y por qué lo hacen.

Pero lo mejor es que se recupera el misticismo de la fuerza. Recordáis las visiones las enseñanzas de Yoda, la escena de la cueva, como te hacia pensar y te preparaba para la revelación final sin que te enterases. Por alguna razón Lucas se saltó el adiestramiento de Anakin entre los episodios I y II con las posibilidades que eso conlleva. Aquí se recupera, por fin, la idea y la forma en la que lo han hecho con el espejo me ha gustado mucho.

Se ha criticado mucho la película por el humor pero a mi no me ha molestado. En ningún momento te hacen reír pero tampoco molesta y no hay tanto como se ha dicho. Bien es cierto que yo soy de los que se crió con la amenaza fantasma así que tampoco soy el más indicado para decir si el humor te saca de la película o no. Por cierto, mantienen el tono aventurero de la entrega anterior y en ningún momento parece que quieran irse por el estilo más oscuro de El imperio contraataca, la venganza de los Sith o Rogue One (está última por cierto de Disney).

También es una peli con mensaje. Aunque cueste creerlo la saga tiene historia en este apartado. Los Ewoks derrotando al imperio es una metáfora de Vietnam o el ascenso de Palpatine de la era Bush (cuando parecía que no podía haber un presidente peor). En este caso nos metemos por primera vez en la lucha de clases, el capitalismo y el maltrato animal. También hay un tema que corre por toda la peli de matar a lo viejo y ser uno mismo. Por desgracia aquí lo viejo es una de las trilogías más queridas de la historia del cine y es posible que salgas cabreado con algo.

En el spoiler apunto algunas cosas y respondo a algunas críticas.

Ocurre un fenómeno bastante curioso cada vez que un género se vuelve especialmente popular. Comienza con una o varias obras de gran éxito, seguidas inmediatamente por imitadores de dudosa calidad. Con el tiempo los tópicos se van haciendo más repetitivos, las historias son más predecibles y el hartazgo se extiende entre el público.

En respuesta se crean otras obras que lo que buscan es criticar esos tópicos. Hay dos caminos posibles: o bien se hace una obra compleja y adulta que corrige los problemas del género creando algo único o bien se opta por el camino de la burla y la parodia. Por poner algunos ejemplos el éxito reciente de los superhéroes en el cine dio como resultado películas como el caballero oscuro y watchmen por la parte dramática que nos mostraban lo que pasaría si los superhéroes fuesen reales y a Kick-Ass y Deadpool que las parodiaban.

Así pues, Konosuba y su contrapartida dramática Re:zero nacen del mismo proceso. En este caso el género que se está criticando es el Isekai. Series de anime en las que el protagonista es enviado a un mundo de videojuego de fantasía. El género se popularizó con el éxito de Sword Art Online hace algunos años y se caracteriza por ser una fantasía de poder. El héroe cuenta con habilidades especiales que le permiten resolver todos sus problemas y recibir la admiración de mujeres hermosas que lo acompañan a lo largo de sus aventuras.

Konosuba y Re:zero subvierten estos tópicos. El héroe ya no es un personaje poderosos sino que se encuentra entre los más débiles y deberá hacer uso de su ingenio (y la habilidad de resucitar cual avatar en un videojuego) para sobrevivir. Esto es el punto de origen para el sufrimiento de sus protagonistas: Subaru y Kazuma. Pero mientras que con Subaru esto es motivo de conflicto, con Kazuma lo que hacemos es reírnos de sus desgracias.

Al igual que el protagonista de Kick Ass, Kazuma se adentra en este nuevo mundo motivado por las historias de fantasía que tan ávidamente consume pero sus ilusiones chocarán con la dura realidad. Se ve obligado a trabajar como albañil y cuando por fin consigue salir de aventuras acaba enfrentándose a una invasión de repollos o devorado por ranas gigantes. Sus compañeras de viaje no lo admiran y no hacen más que empeorar la situación. Juntos forman un auténtico grupo de inútiles.

Son estos personajes fracasados los que hacen que la serie sea tan divertida. Gran parte del humor surge de ver sus personalidades defectuosas las cuales parodian tópicos del anime y los JRPG. Aqua es una diosa inútil con muy pocas luces que malgasta sus energías en trucos de magia. Megumin es una hechicera muy poderosa tan obsesionada con la magia explosiva que solo puede hacer un único hechizo al día. Darkness es una caballera masoquista con una puntería horrible y que disfruta más recibiendo golpes que dándolos. Kazuma tampoco se libra, aunque es el más normal también tiene sus problemas: es egoísta, tramposo y un poco pervertido. Si los protagonistas del Isekai son un reflejo de como los otakus se ven a sí mismos, Kazuma les muestra como son en realidad.

Cada uno de los personajes cuenta con un diseño único que corresponde con el estereotipo que parodian: la sacerdotisa, la bruja, la caballera y el prota genérico de cabello castaño. Son los personajes más patéticos que te puedas imaginar y aún así el mayor logro de la serie es que uno no solo se ríe de ellos sino que también llega a encariñarse hasta cierto punto.

La serie no consta de capítulos autoconclusivos, nos cuenta una historia. Hay que derrotar al rey demonio de esta forma Kazuma podrá volver a su casa y Aqua volverá a su estatus de diosa (Megumin y Darkness simplemente buscan situaciones en las que aprovechar sus adicciones a las explosiones y la tortura física). Con el paso de los episodios van derrotando a enemigos y adquiriendo nuevas habilidades, hay una sensación de progresión y las acciones de los protagonistas tienen consecuencias (es especialmente divertido cuando al principio de la segunda temporada juzgan a Kazuma por los crímenes que cometió en la primera, lo que sirve para recapitular). Las batallas están bastante bien, mezclando la acción con el humor sin tener la sensación de que uno frena lo otro. Todo esto acompañado por una animación bonita y muy colorida que recurre a exagerar las expresiones faciales para potenciar el humor.

La música se limita a acompañar lo ocurrido sin destacar nunca demasiado. No pasa así con las canciones del opening y del ending, mucho más pegadizas y yo personalmente nunca me las saltaba.

El único problema que le veo es que no tiene final. Juzgando por los generales enemigos a los que derrotan diría que van casi por la mitad, pero no me he leído las novelas que adapta así que no puedo asegurarlo. Con un poco de suerte se animan a hacer más temporadas y terminan la historia de manera satisfactoria.

Hay una experiencia que he tenido varias veces al comprarme una película en DVD. Se trata del momento en que veo los extras y me topo con las escenas eliminadas. Siempre hay una o dos de esas escenas que me gustan, ya sea porque aportan más información sobre los personajes, reflexionan sobre los temas de la película o aclaran algunas dudas que se dejaban en el aire. Quizás mi ejemplo favorito sea la muerte de Saruman en el retorno del rey. En casos como este me pregunto cómo es posible que el editor dejase algo así en la sala de montaje. Las respuestas por parte de los realizadores suelen ser que afectaba al ritmo de la película, que se hacía demasiado larga y había que cortar por algún sitio. Excusa que yo no entendía, hasta ahora.

La liga de la Justicia de Zack Snyder se siente como si alguien hubiese cogido todas y cada una de las escenas eliminadas de la película original y las hubiera añadido sin considerar el resultado. Hay cosas buenas como el personaje de Cyborg o recuperar la banda sonora del Hombre de Acero. Pero también hay momentos que cualquier persona con dos dedos de frente hubiera eliminado, en especial los cameos de otros personajes de comics que no aportan nada (hay uno en especial que directamente arruina un momento de la película).

Lo peor es el ritmo. La película no engancha. Alarga las presentaciones y no empieza a coger fuerza hasta la mitad (en una película que dura CUATRO HORAS). La cámara lenta no ayuda, pues lo que hace es parar la película durante unos instantes. Muy útil para apreciar todo el detalle de un momento concreto y darle fuerza (Snyder lo demostró en 300) pero muy cansino si la escena no es la adecuada o se abusa de ella. Para más inri las escenas postcréditos no están al final de los créditos sino en el epílogo de la película. Cuando crees que la historia ya ha terminado te tienes que tragar un largo epílogo que solo sirve para promocionar futuras películas que DC nunca va a hacer.

Volviendo a El señor de los anillos, Jackson añadió la escena de Saruman en la edición extendida que yo llegue considerar como la edición definitiva. Sin embargo fue la versión de los cines la primera que yo vi, la que cautivo a tanta gente y a la que premiaron con tantos premios oscars (incluido el de mejor montaje). Y eso es porque Jackson entendió algo que Snyder no: hay que saber cuando parar porque en el cine a veces menos es más.