Aunque tiene poco que ver con la leyenda del famoso príncipe normando, la adaptación de esta ópera del siglo XIX como una comedia de amores imposibles entre vástagos de familias enfrentadas en un pueblo andaluz -fue rodada en Huelma (Jaén)-, hecha por Pedro Lázaga es interesante, divertida y de impecable factura.
Es de destacar la labor del guionista de la película, Antonio Guzmán Merino, nacido precisamente en Huelma, siendo quizás esta la causa de que fuera rodada en dicho pueblo giennense, con una excelente mano e ingeniería para llevar a cabo películas populares y de éxito, como, por ejemplo, las que llevó a cabo junto a su amigo, el director Antonio del Amo, con Joselito como protagonista.
El director, Pedro Lázaga, tuvo la habilidad de buscar como protagonista para esta comedia al actor Germán Cobos, aunque su nombre era Germán Sánchez Hernández-Cobos, un galán de la época, que rodó su primera película seis años antes, en 1951, a las órdenes de otro gran director, Rafael Gil, y que llegó a ser un icono entre la gente del cine por su labor sindical y comprometida en defensa de los intereses de los trabajadores de esta industria.
Aunque no aparece en la primera fila de los títulos de crédito ni en el programa de mano, es necesario poner de relieve la interpretación de la veterana actriz Carmen Sánchez Bueno que, aunque se hizo famosa en los últimos años de su vida por su labor empresarial teatral, fue una de las grandes actrices españolas que se iniciaron con el cine mudo, aceptando más tarde papeles secundarios, como este, en películas sonoras.