A nadie se le escapa que el argumento es más bien escaso, por no decir inexistente, simple y llano. La cinta se limita a contarnos la historia de una pareja a través de sus relaciones sexuales, sin estridencias, con realismo, sin pretensión, creo yo, de mostrar nada más allá de la cotidianeidad de los personajes.

A medio camino entre documental (en ocasiones lo parece, tal es su naturalidad) y película supone un ejercicio de intimismo, el cual, lejos de ser una película pornográfica, muestra el sexo desde un punto de vista diferente, sin los estereotipos fijados tradicionalmente por el cine, sin romanticismos empalagosos, pero con una sensibilidad, delicadeza y estética cuidada que convierte cada escena en un ejemplo de cómo se pueden filmar escenas de sexo explícito totalmente alejadas del mal gusto y obscenidad a la que otro tipo de cine tiene costumbre.

Quien busque en esta cinta una película porno no la va a encontrar (no comprendo a los que la ven pornográfica, pues no lo es, ni en la forma, ni en el fondo), quien busque unos protagonistas exuberantes no los va a encontrar, quien busque excitación tampoco, y desde luego creo que tan siquiera se pretende. No es un peliculón, no pasará a la historia, pero es interesante, como una perita en almíbar, simple, suave, pero que deja buen gusto.

Mejor verla en versión original.

Películas buenas en la historia del cine hay muchas. Pero sólo algunas tienen cabida en ese olimpo imaginario en el cual unas pocas elegidas se convierten en películas de culto. Blade Runner es una de ellas. En ese olimpo las elegidas tienen normalmente una característica en común: son tan amadas por unos como incomprendidas por otros.

Blade Runner nos sumerge en un mundo perdido, decadente, envuelto en una atmósfera oscura, fría y axfisiante en el cual máquinas y hombres se confunden. Han pasado 25 años, pero no ha envejecido (a diferencia de la casa Ennis de F. Lloyd Wright que daba forma al apartamento de Deckar) y muchos seguimos disfrutando de su particular estética cada vez que la vemos. A muchos que por edad no la pudimos ver en la gran pantalla, estoy segura que, nos gustaría tener esa oportunidad...disfrutando en gran formato de sus espectaculares imágenes y de la grandiosidad de su banda sonora. Pero ese reestreno en su 25 aniversario queda reservado para EE. UU., me temo)

Vistas las versiones existentes me quedo con el montaje del director, sin voz en off (para colmo con errores en la traducción) y en versión original. Inolvidable el papel de Rutger Hauer y su monologo final y la bella Rachel. Aunque he de reconocer que la escena final de las montañas de El Resplandor tenía su encanto....pero quizás tenga más fuerza la escena final del ascensor cerrándose.

Unas de mis películas preferidas.