Estoy sorprendido de la catarata de críticas sobre "La reina del Sur", empezando por el propio autor del libro, Pérez-Reverte, quien no entiendo porque no ha presentado una demanda judicial contra quienes destrozaron su obra que, dicho sea al pasar, incrementó sus ventas como nunca hubiera él soñado.
No voy a defender la tira, no me gustó esa aficción neo-colonialista por imitar en todo a la Metrópoli y, sin embargo ha logrado que, tras una década de no haber visto una novela de televisión, me haya sentado con interés a ver todos sus capítulos y, hasta lamentando su prematuro final.
Tal vez el atractivo se dió, justamente por lo que provocó malestar en México, el mostrar una realidad innegable, es posible que un tanto caricaturizada por el guionista, asumamos que es una pintura de una parte de la realidad actual y no una fotografía de la misma.
Kate del Castillo no me gustó al comienzo, pero fue creciendo a medida que venían los nuevos episodios, y pienso que tiene un futuro envidiable, si logra superar el mundillo de la crítica que se le fue encima en su propio país.
Es probable que, me haya aportado una inyección de orgullo, porque vista de lejos y con alguna objetividad, estoy convencido de que la obra, guste o no, está a la altura de cualquiera de sus similares norteamericanas.

Del genio del Superagente, solo han salido obras que nos hacen pasar un rato ameno, sin grandes sobresaltos, pero con un firme humorismo capaz de hacernos salir del cine con una sonrisa que no teníamos al entrar. Si bien Mel Brooks no parece haber superado al dinamismo desopilante del Joven Frankenstein, supera en mucho a otros directores de comedia -el género más árduo del cine , el teatro y la literatura-. Creo firmemente que siempre hay que apoyar el humor ya que es tan escaso en cantidad y en calidad en nuestros dias, todos los grandes han pasado a la eternidad y no han tenido reposición, de modo que por el solo intento -medianamente logrado- vale la pena dedicarle un rato de nuestra vida a "Las locas, locas aventuras..."

Aquellos que han quedado fascinados con la obra, incluyendo el mensaje del libro, están en su derecho de disfrutarla, dentro del plano artístico. Sin duda la actuación es impecable y no se puede decir ya un elogio más al respecto, así como la dirección que resulta profesional y prolija, aunque a algunos no encontramos muy agradables esos letargos y desenlaces irresolutos.
El tema sociológico que se pretende argumentar allí, es fuertemente actual y tiene asiento en la realidad cruda de este nuevo siglo, no solo observable en ambientes como en el que se desencadena este drama, sino que puede extenderse a toda la Aldea Global, en momentos en que el avance de la barbarie solapada, la falta de politicas sociales sólidas, y los vacíos en la "seguridad pública" que ostentan algunos Estados ausentes, es vivida en términos muy similares al clima de zozobra tan bien elaborado en el film.
Si bien ataco el mensaje en principio, es porque este parece estar lleno de inconsistencias que por momentos nos alejan del maravilloso 7mo. arte-espejo-de-la-vida-misma. Asimismo, la falta de un planteo abarcativo denuncian la falta de diagnóstico y algún tipo de desconocimiento del núcleo de problemas aquí tratado.
Luego, la realización es en si muy digna de alabarse y, como dijo alguien con certeza, en este magnífico site: "...si no quieren pasar un mal rato, no vayan a verla"; pero a su vez, no es menos cierto que, si desean ver una gran película, pueden ver "Desgracia", eso sí, lleven una gran amplitud de criterio en sus convicciones.

Si bien me he encontrado con una valoración por debajo de seis, me pareció injusto, ya que este film muestra un valorable esfuerzo de composición de una época y un género que ha pasado de moda para el momento de la realización. En verdad pude apreciar una recreación del clima que se vive al transitar las recordadas obras de Alejandro Dumas, un delicioso cóctel de aventuras, historia muy adaptada a los intereses del autor, pero siempre con la sorpresa del hecho insólito, el romance imposible y, en fin una combinación de pinceladas que producen un cuadro nada despreciable. Si bien no creo que sea digna de grandes alabanzas, se le puede reconocer, sin mucho esfuerzo una labor honesta de la dirección y una inversión respetable de la producción (aún cuando mucho se hayan arrepentido al ver las cifras de la recaudación). Un humilde consejo, véala y disfrútela sin prejuicios, lo pasará bien.

A pesar de esta película, cuya primer crítica está en todo de acuerdo con mi opinión, voy a seguir buscando buenos film bélicos, no por los tiros, sino por lo determinante del tema sobre lo que somos o no somos hoy.
Efectivamente, volví a sentir esa sensación de haber perdido un tiempo irrecuperable de mi vida de espectador, prestándole atención a un trabajo que parece haber sido una pésima humorada de su multifacético e imperdonable director. Debe tenerse en cuenta que, al igual que la comedia y el terror, éste es un género árido, en el que hacer algo innovador y atrayente es casi un imposible, especialmente sobre aquel inolvidable conflicto surasiático, sobre el cual tantos kilómetros de estéril celuloide han rodado por las pantallas del mundo.
Y me pregunto: ¿qué dirán los inversores, aquellos que arriesgaron un capital para producirla?