Llevaba semanas esperando la estrena de Pàtria con la ilusión de un niño con la llegada de los reyes magos de Oriente como también dando soporte ciegamente a esta producción 100% catalana publicitando en mi muro particular del facebook. Pensaba que por fin teníamos nuestro propio Braveheart, nuestra historia contada a través de una leyenda, la de Otger Cataló.
Las críticas se están cebando de lo lindo y personalmente no tengo por costumbre rajar de un “colega” pero también pienso que es justo expresar y exteriorizar las sensaciones que ha sentido uno.
Para empezar, he comparado los presupuestos de producciones parecidas para ver si realmente esta es la cuestión; Braveheart (65 millones €), Torrente (1.7 millones €), Ágora (67 millones €), Pa Negre (4 millones €) y Pàtria (250 mil €). Está claro que el presupuesto incide directamente, pero la pregunta es ¿dónde?
La respuesta pueden ser varias pero las localizaciones, la música, el equipo técnico (estas son lo salvable de la película). Las batallas, los actores, el vestuario, el alquiler de material, el catering…
Entro en materia; Hasta el minuto 30 da la sensación que la película no avanza. A los 60 minutos se comienza a ver un poco la trama general. A partir de ahí entro a fondo, ¿quién a movido los figurantes? Desde escapadas de risa en primer plano a mal colocados. El montaje; planos con cortes de tres segundos en escenas estáticas de igual duración que las escenas de batallas (el ritmo narrativo se enseña en primero). Unas tramas que no van a ninguna parte, escenas de amor que no vienen a cuento. La amada de nuestro protagonista ¿de dónde sale? Una fantasma violadora de la cual sale un hijo que será Catalunya, ¿de verdad? Si entramos en los protagonistas, Miquel Sitjar, para mi de lo mejor que tenemos en este país, ¿pero el director le ha explicado que no hace falta estar en posición épica y cabreada las casi dos horas de metraje? Àngels Bassas otra actriz de la cual admiro un montón, pero la incidencia en la película es completamente nula. Boris Ruíz, un crac que se salvaría de la quema sino fuera por lo poco legible en la audición doblada en los 15 últimos minutos. Otra: el exceso de efectos visuales embadurnan la cinta. En positivo me gustaría destacar la batalla final de larga duración, aunque se repite en las luchas uno contra uno y mezclan luchadores por lo que uno no sabe cuando desequilibra el vencedor… pero sé de sobras que es muy difícil de rodar.
Decepción grande de un guión muy flojo con una historia mal contada y peor escenificada. Una película que no atrapa en ningún momento al espectador y que aburre en mayor parte. Para terminar, alentar al director (no es ironía), pero para la próxima, pedir la colaboración de otros colegas para no morir en el intento.