Empecé a ver la serie sin ver ningún trailer, pensando que iba a ser un drama juvenil sobre el paso por la adolescencia y con ello por deseo sexual. El título Pure está escogido a la perfección, es por eso que pensé que hacía referencia a la pureza, pero va mucho más allá.

Pure nos cuenta la historia de una chica que sufre TOC, en concreto una rama o categoría de este trastorno que se denomina Pure 0; la protagonista experimenta continuas alucinaciones sexuales relacionadas con las personas que está a su alrededor, puede parece una propuesta cómica hasta que esas imágenes son de la vagina de su madre. Marnie, la protagonista de esta historia, se marcha a Londres a descubrir que la ocurre y también a descubrirse ella misma. La serie consigue encontrar un balance perfecto entre drama y humor, reforzado por Charly Clive que hace un papel sobresaliente, es imposible no enamorarse de este personaje, una chica llena de vida y muy natural. Otro personaje importante es Charlie muy bien actuado por Joe Cole, que a diferencia de Marnie, es todo drama. El resto de personajes, por ahora, tienen un papel secundario, y además se ven eclipsados cuando aparecen Charly o Joe Cole en pantalla.

La serie demuestra tener bastante coraje mostrando desde el comienzo una propuesta original y visualmente llamativa. Consigue en tan solo seis breves capítulos cambiar la forma de ver por parte del espectador, hasta la mitad de la temporada vemos sus visiones como algo divertido, pero al final deseamos que desaparezcan. Este problema que experimenta la protagonista se representa a la perfección por la continua proyección de imágenes sin previo aviso, es un recurso que funciona perfectamente, al igual que su formidable banda sonora repleta de clásicos como I’m Not Like Everybody Else o Downtown.

En definitiva, una serie que me ha sorprendido gratamente. El guion es notable, tiene un humor bastante elaborado, pero hay algún cambio en los personajes secundarios que cuesta entender. Como he dicho anteriormente, es una propuesta interesante e innovadora, es divertida y rápida de ver. Seguro que tanto la crítica como los espectadores valorarán esta serie positivamente.

Si lo primero que haces es leer el argumento de la película, te aviso de que lo que vas a ver no tiene ninguna relación.

Tigertail cuenta la historia de Pin-Jui un joven ambicioso que decide dejarlo todo atrás y buscar una vida mejor en Estados Unidos. Esta decisión marcará toda su vida, ya que conscientemente abandona a la chica de la cual está enamorado. También observamos los problemas de Pin-Jui con su futura hija, pero esto no es lo importante de la película, sino más bien, algo secundario dentro de la trama principal.

La estructura de la película está mayoritariamente enfocada en la construcción del personaje por medio de flashback en su edad adulta, es decir, a través de recuerdos del propio protagonista lamentándose en silencio de todo lo perdido. Los recuerdos construyen y explican la personalidad del viejo Pin-Jui, dando a entender por qué es una persona fría, materialista y poco social. El problema es que todo esto, se podría haber contado en menos tiempo o de una forma diferente. La estructura termina volviéndose repetitiva, haciendo que la película se vuelva lenta y soporífera en muchos momentos.

Es cierto, que Tigertail tiene muchos detalles interesantes, todo el aspecto técnico y la fotografía son bastante notables. También destaca en la creación de un sentimiento de arrepentimiento, por amor, y por el abandono cultural. Hace referencia a una primera generación de inmigrantes dentro de un país.

Todo lo malo de esta película o lo peor de todo, esta en la forma de contar la historia, y en la superficialidad de todos los personajes secundarios. Tengo la sensación de que si esta película hubiera durado media hora menos, hubiera contado lo mismo, sería más llevadera e incluso más emotiva.

En definitiva, no creo que esta película vaya a tener mucho recorrido en la carrera del boca-oreja, aunque apueste por la apariencia exótica, su interior está construido con los pilares de una aburrida producción de mediodía.

Nathali, la directora, junta dos amores totalmente diferentes, dos formas de querer imposible de corresponderse. Un amor prevalece y sirve para romper la coraza de ambos personajes, ayudándoles a ver y entender la situación de la misma manera.

La película se posiciona perfectamente. La realización y el guion evitan juicios de valor sobre los personajes. En todo momento entendemos cómo se sienten cada uno de ellos, sus reacciones están justificadas, y nada parece estar fuera de lugar en una situación tan compleja. No solo funciona el drama, también el misterio de la primera mitad, aunque este desaparece bastante pronto, sirve para introducirnos en una etapa de reflexión con unos protagonistas desnudos emocionalmente. Todo lo anterior, sería realmente difícil sin la química que desprenden los actores principales. Al comienzo, cada interacción nos hace dudar de sus intenciones, y cuando por fin entendemos todo, los encuentros son más agresivos y desgarradores, pero a su vez, realmente comprensibles.

Aunque ambos personajes son importantes, Pete es el verdadero protagonista, se profundiza mucho más en su forma de vida, sus deseos y su pasado. Por este motivo, su evolución está mucho más marcada; y la imagen que proyecta al principio no se corresponde en nada con la imagen final.

La película narra a modo de fábula la vida de Mantoa, una viuda de 80 años que ha padecido la muerte de todos sus familiares, y ahora, se encuentra totalmente sola. Lejos de rendirse, decide no llorar, apoyarse en el dolor y comenzar una nueva batalla con el fin de honrar a sus ancestros. El pueblo donde vive va a ser destruido por la construcción de una presa. Tras esta noticia, la viuda determina, junto a su pueblo, defender su lugar, su historia, sus antepasados y sus tradiciones, oponiéndose a un "convincente" progreso.

La película comienza haciendo una panorámica circular dejándonos ver un pequeño bar. En su interior divisamos lo que parece ser un cuentacuentos tocando un lesiba. Él será el encargado de narrar la historia con un lenguaje poético, envolviendo el relato en una atmósfera fantástica que contradice el realismo de la imagen. Esta estructura consigue introducirnos en lo que parece una narración atemporal, inventada y contada a modo de mito. A medida que avanza la película creemos varias veces encontrar la moraleja por la gran cantidad de temas que trata, pero no será hasta el último momento cuando por fin nos daremos cuenta del verdadero mensaje.

Lemohang Jeremiah Mosese, el director, pone al servicio del espectador una realización exquisita, con detalles tan hermosos como la primera transición de Mantoa al entierro de su hijo, esa cámara elevándose al cielo solo nos permite exaltar las buenas labores de dirección. El tratamiento del color y la puesta en escena también son impresionantes, luces laterales que marcan el paso del tiempo en las arrugas de Mantoa, en contraste con los colores vivos de las paredes de su casa, quiere morir, pero la puesta en escena nos dice que todavía sigue muy viva para un último asalto.

This Is Not a Burial, It’s a Resurrection es una obra sudafricana, concretame de Reino de Lesoto, país de origen del director, el cual desconocía, pero como él confirma, esta puede ser la resurrección del cine africano.

P.D. Puede decirnos esos, pero los rasgos de la película, la música nos obligan a pensar en una propuesta occidental (Da la sensación por su dirección).

"Chapiteau" significa carpa según Guido, pero es imposible no ver reflejado en los ojos de Nevia u oculto tras su sonrisa, que esa palabra significa mucho más. "Chapiteau" significa libertad, futuro, amor y oportunidad. "Chapiteau" es un lugar donde todos se apoyan y se preocupan los unos de los otros, algo que la protagonista desconoce.

Nevia es una chica de diecisiete años que vive en una urbanización de casas prefabricadas con su abuela y su tía. Es una zona tragada por la pobreza, la delincuencia y la marginalidad, pero a un así, los ojos se nos cierran cuando la película nos lanza a las retinas pequeñas dosis de humanidad, como si se tratara un rayo de luz proyectado en el suelo de un pequeño sotano. La joven es una luchadora, trabaja todo lo que puede, ayuda en casa, y además, cuida de su hermana pequeña, es junto a la tía, el personaje más humano de toda la cinta y su hermana la inocencia.

Es muy comprensible que Matteo Garrome sea el encargado de producir una película así. La directora ha trabajado junto a él en la producción de muchas de sus piezas. Este film tiene una conexión indiscutible con su filmografía. El director siempre ha mostrado interés por este tipo de escenarios y por los personajes humildes que se encuentran en su interior. Hablo de películas como Gomorra, Dogman e incluso Pure Amor. En todas, el personaje principal sufre opresión hasta el punto de explotar, un buen corazón hostigado por una vida que no eligió vivir, pero aun con eso, intenta buscar su sitio abriendose paso a través de cada inconveniente.

Nevia descubre a Virginia Apicella, la encargada de interpretar a la protagonista. Sería raro que después de esta interpretación no recibiera más oportunidades, me gustaría ver como evoluciona su carrera, ya que sin ninguna duda, creo que tiene mucho talento. Por ahora, nos podemos quedar con sus ojos conteniendo la felicidad en el último plano o, como dije al principio, su sonrisa al entender el verdadero significado de la palabra "Chapiteau". En definitiva, una película muy sentimal que hereda de Garrome, no solo la temática, sino parte de la técnica.