He salido del cine realmente enfadado con esta película. He de reconocer que en gran parte se explica por las expectativas que tenía previamente. El resto se debe a que a lo largo de la película se suceden sin respiro situaciones grotescas, diálogos absurdos, carentes de mínima inteligencia, GRITOS por parte de la mayoría de los personajes que no vienen a cuento, falta de respeto, mal gusto y poca elegancia. Podría elaborar un listado enorme de momentos vomitivos. Pensándolo bien, quizá el objetivo del director fuera ese precisamente: quitar el hambre al espectador y de esa manera contribuir al descenso de obesidad en la sociedad española.

Difícil puntuar esta película. Centrándome en los actores, en el 7 que le he adjudicado juega a favor la presencia de Elena Anaya, que nos regala ante todo esa mirada inteligente, inquietante, tan oportuna para su papel. Por otro lado, su elegancia es abrumadora. Todavía tengo grabado el momento en el que, de noche, baja las escaleras rápidamente en busca de su bolso, mientras el espectador la acompaña por detrás en su recorrido...

En general hay un abuso de las escenas de sexo sórdido, y como no podía ser de otra manera, Elena Anaya protagoniza en demasiadas ocasiones esos momentos. Sé que no necesita que nadie la defienda, y estoy seguro de que rodó las escenas con mucha profesionalidad. Sin embargo es algo que, si nos paramos a pensar, se repite en gran parte del cine español. Supongo que se trataba de respetar el "Tratado No Escrito del Cine Patrio", en cuyo articulado debe figurar desde la época del destape la obligatoriedad de degradar a toda actriz española.

Permítanme el inciso: ¿de verdad queda entre los espectadores algúna persona necesitada de cine español para satisfacer sus instintos? Amigo director español, la celebración del fin de la censura, afortunadamente, deja ya de tener sentido. Muéstrame en todo caso algo más irreverente que un coito. Hoy en día resulta menos transgresor que Heidi.

Quizá contagiado por el desdén que Pedro Almodóvar demuestra siempre en sus películas hacia los hombres, he de decir que Antonio Banderas puntúa a la baja en mi nota, no por una mala interpretación de su papel, sino porque nos deja fríos. No logra inquietar apenas al público, a pesar de su ceño continuamente fruncido.

La escena que merece sin duda un gran suspenso es la final. No podía creérmelo, estuve a punto de echarme a reír. Una lástima, porque hasta unos minutos antes se podía vislumbrar un final distinto, bien encajado.

La banda sonora es hermosísima, inquietante cuando lo requiere. Otorga a la trama la intensidad que no logran aportar ciertos actores.

A pesar de todo Pedro merece sinceras felicitaciones, por una película distinta y al mismo tiempo heredera del compendio de sus obras. Sus fieles seguidores (por supuesto me incluyo) han visto recompensada su espera bienal.