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España España · barcelona
Críticas de Pau Anguera
Críticas 1
Críticas ordenadas por utilidad
Bajarí
Documental
España2012
6,1
104
Documental
10
23 de enero de 2014
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
No entiendo la ceguera del cine español. Bajarí es una pequeña obra maestra, y casi nadie se ha enterado. Yo me he enterado, pero yo no soy nadie. La fui a ver invitado por una amiga que siente pasión por el flamenco. A mi en principio el flamenco no me gustaba, pero sí que me gustaba mi amiga y disimulando la fui a ver. Me parece que es un documental, me dijo antes de empezar, y todavía me predispuso menos a su contemplación. Pero de pronto empezó y se hizo la luz. En la pantalla aparecen una serie de rostros gitanos, viejos y jóvenes, sentados en butacas de un cine de barrio viendo los Tarantos, la mítica película de Rovira Beleta. Vemos combinadas imágenes de la película y las caras emocionadas de esta gente, una abuela, un par de adolescentes, una madre con su hija, un padre con un niño tan hermoso que parece a una niña. Mira, El espíritu de la colmena, pensé, mientras me acomodaba en la butaca. Hay mucho flamenco en Bajarí, pero sobretodo hay luz y hay verdad. El niño se llama Juanito, y su mayor deseo es conseguir unas botas de bailaor de verdad. El las quiere rojas, como Farruquito, pero tiene unos ojos tan oscuros que quizás les quedan mejor las blancas. Vemos al niño discutiendo con su madre y con su padre; vemos al niño acompañar al gran Coco, su tío, a una zapatería de las de antes…; la otra historia es de la de Karime Amaya, una joven bailaora que ha llegado de Méjico a la búsqueda de las huellas de Carmen Amaya, su tía-abuela. La vemos paseando por la Barceloneta, cerca del mar, por las calles de una ciudad que parece haber olvidado a uno de sus grandes mitos; la vemos luego, preparando el espectáculo-homenaje a la mejor bailaora de todos los tiempos, primero con dudas pero enseguida zapateando con una fuerza increíble, casi con rabia, como si quisiera despertar de esa letargo la memoria de la gran Carmen. Las dos historias se van entrelazando y sin darnos cuenta asistimos a la construcción de dos huellas, una que viene del pasado y otra que avanza hacia el futuro. El flamenco es eso: tradición. El niño canta y baila porque en su familia siempre hay alguien cantando o bailando. Karime baila porque baila su madre, y ya bailaban su abuela y la gran Carmen…La película no nos muestra el baile, sino la fuerza del baile, el deseo, la necesidad, el sentimiento. De pronto entendí la diferencia. Gracias a Bajarí he podido recorrer la distancia que me separaba del flamenco como un arte ajeno a mi a un arte de pura emoción, un arte que no disimula y sabe expresar la vida en toda su rotundidad. También comprendí (una vez más, porque esto creo que ya lo sabía) que la diferencia entre el buen cine y el otro cine no depende de las historias ni los géneros ni los presupuestos, sino de la belleza y la verdad de sus imágenes. Al final del film miré a mi amiga –ahora ya somos novios- y se lo agradecí.
Pau Anguera
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