US 
Canadá 
México 
España 
UK 
Irlanda 
Australia 
Argentina 
Chile 
Colombia 
Uruguay 
Paraguay 
Perú 
Ecuador 
Venezuela 
Costa Rica 
Honduras 
Guatemala 
Bolivia 
Rep. Dominicana
Críticas de JFrancisco
23 de abril de 2021
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Las 36 cámaras de Shaolin
clásico del cine de las artes marciales
A finales de los 70 el género de artes marciales ya había entregado grandes películas. Está no era la primera incursión de Liu Chia-Liang como director y Gordon Liu como actor en el género, pero si fue posiblemente su contribución de mayor alcance.
Siendo una historia relativamente simple su ejecución cumple su cometido. La apertura de la película ha dejado una marca en el género, sin previa presentación vemos a un monje practicando posiciones y golpes. Al espectador moderno puede desagradar la mezcla de sonido, las armas de aluminio, la sangre color “rojo”, el pretendido “realismo” del Kung Fu, o la cámara que a la par de los combates se mueve de manera agresiva, pero el ritmo (en especial del segundo acto) y el diseño de los combates junto con las escenas de entrenamiento son en su conjunto memorables. La coreografía de los combates y las secuencias de entrenamiento diseñada por Lau Kar-Leung tiene un punto brillante, el ambiente que la película logra dibujar del templo tiene la suficiente solidez como para ser el punto central de la película.
La primera vez que vi esta película no sabía si tomarla en serio pues ella misma no parece hacerlo, y sin embargo sin que te des cuenta te atrapa y al terminar algo de ella se queda en el espectador.
clásico del cine de las artes marciales
A finales de los 70 el género de artes marciales ya había entregado grandes películas. Está no era la primera incursión de Liu Chia-Liang como director y Gordon Liu como actor en el género, pero si fue posiblemente su contribución de mayor alcance.
Siendo una historia relativamente simple su ejecución cumple su cometido. La apertura de la película ha dejado una marca en el género, sin previa presentación vemos a un monje practicando posiciones y golpes. Al espectador moderno puede desagradar la mezcla de sonido, las armas de aluminio, la sangre color “rojo”, el pretendido “realismo” del Kung Fu, o la cámara que a la par de los combates se mueve de manera agresiva, pero el ritmo (en especial del segundo acto) y el diseño de los combates junto con las escenas de entrenamiento son en su conjunto memorables. La coreografía de los combates y las secuencias de entrenamiento diseñada por Lau Kar-Leung tiene un punto brillante, el ambiente que la película logra dibujar del templo tiene la suficiente solidez como para ser el punto central de la película.
La primera vez que vi esta película no sabía si tomarla en serio pues ella misma no parece hacerlo, y sin embargo sin que te des cuenta te atrapa y al terminar algo de ella se queda en el espectador.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
7 de mayo de 2021
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Discípulos de la Cámara 36
Con Discípulos de la Cámara 36 se cerró la trilogía de las 36 cámaras de Shaolin. Al igual que Retorno de las 36 cámaras la película opta por el tono cómico, y si bien mantiene el nivel en los combates es posiblemente la menor de la trilogía.
La fórmula de un joven rebelde que huye de la represión, tiene una fase de entrenamiento y regresa para realizar un acto de justicia/venganza, usada en las dos primeras partes de la trilogía es abandonada, y este es el punto crítico de la cinta.
La película es pasable y llega a ser entretenida, pero está lejos de los clásicos del género.
Con Discípulos de la Cámara 36 se cerró la trilogía de las 36 cámaras de Shaolin. Al igual que Retorno de las 36 cámaras la película opta por el tono cómico, y si bien mantiene el nivel en los combates es posiblemente la menor de la trilogía.
La fórmula de un joven rebelde que huye de la represión, tiene una fase de entrenamiento y regresa para realizar un acto de justicia/venganza, usada en las dos primeras partes de la trilogía es abandonada, y este es el punto crítico de la cinta.
La película es pasable y llega a ser entretenida, pero está lejos de los clásicos del género.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
Argylle
28 de abril de 2021
Sé el primero en valorar esta crítica
Retorno a Shoalin
El cine de artes marciales de los 70s’ de hong kong siempre se debatió entre el cine de pretensión realista y el cine de abierta comedia, y la trilogía de las 36 cámaras es un buen ejemplo de esta dicotomía.
Retorno a Shoalin resulta menos memorable que su predecesora (Las 36 cámaras de shaolin) pero tiene méritos propios. Con una secuela donde Gordon Liu vuelve al papel principal, pero interpretando un personaje distinto nos advierte del tono de la cinta.
La película regresa con la misma fórmula: ante la injustica provocado por un invasor el protagonista aprende artes marciales y regresa a impartir venganza/justicia. Pero en esta ocasión se realiza abiertamente como una comedia donde se llega a parodiar a su predecesora, despojándose de las pretensiones de seriedad la comedia resulta efectiva, se colocan de manera inteligente las secuencias de entrenamiento y los chistes ligados a las habilidades físicas de los personajes son buenos.
La coreografía de los combates y el entrenamiento resulta casi tan atrayente como su antecesora, pero algo menos ceremoniosos, en general el tono de la película se desprende del ligero misticismo de su predecesora. Lo cierto es que al abandonar la fórmula de un entrenamiento donde se tenían que superar retos específicos, y peleas intermedias que representaban un verdadero obstáculo afecta el ritmo siendo algo sobrecargada al final con una secuencia de 15 minutos de combate.
Si bien está lejos de ser un clásico del género, si estás dispuesto a dejarte llevar por el tono de la comedia resulta divertida.
El cine de artes marciales de los 70s’ de hong kong siempre se debatió entre el cine de pretensión realista y el cine de abierta comedia, y la trilogía de las 36 cámaras es un buen ejemplo de esta dicotomía.
Retorno a Shoalin resulta menos memorable que su predecesora (Las 36 cámaras de shaolin) pero tiene méritos propios. Con una secuela donde Gordon Liu vuelve al papel principal, pero interpretando un personaje distinto nos advierte del tono de la cinta.
La película regresa con la misma fórmula: ante la injustica provocado por un invasor el protagonista aprende artes marciales y regresa a impartir venganza/justicia. Pero en esta ocasión se realiza abiertamente como una comedia donde se llega a parodiar a su predecesora, despojándose de las pretensiones de seriedad la comedia resulta efectiva, se colocan de manera inteligente las secuencias de entrenamiento y los chistes ligados a las habilidades físicas de los personajes son buenos.
La coreografía de los combates y el entrenamiento resulta casi tan atrayente como su antecesora, pero algo menos ceremoniosos, en general el tono de la película se desprende del ligero misticismo de su predecesora. Lo cierto es que al abandonar la fórmula de un entrenamiento donde se tenían que superar retos específicos, y peleas intermedias que representaban un verdadero obstáculo afecta el ritmo siendo algo sobrecargada al final con una secuencia de 15 minutos de combate.
Si bien está lejos de ser un clásico del género, si estás dispuesto a dejarte llevar por el tono de la comedia resulta divertida.
Más sobre JFrancisco
Cancelar
Limpiar
Aplicar
Filters & Sorts
You can change filter options and sorts from here
