¿Qué tiene más delito: que escribas un libro, venga un guionista y un mal director y haga una adaptación miserable de tu novela o que seas tú mismo quien escriba un libro y lo destroces en la gran pantalla? ¿Qué es peor, más flagrante? Houllebecq, caricatura de sí mismo o de uno de los personajes de sus libros, rellena los peores 90 minutos de celuloide: desde la incongruencia al tedio, uso de un lenguaje cinematográfico tosco, con diálogos redundantes, momentos de verguenza ajena y unos efectos especiales de cuchufleta.
No merece la pena ni pagar entrada, ni alquilarla, ni bajársela ni verla cuando la echen en Antena 3.

p.d: Momento bizarro la conversación entre dos personajes en español escrita por Arrabal que no sé si pretende ser un guiño u homenaje a Buñuel, pero que se queda en aborto.

La película comienza y creemos hallarnos en una peli de Gaspar Noé. Violencia y radicalidad. La cámara no para quieta ni un minuto. Tras un comienzo espectacular, la cosa no se desanima del todo y mantiene la intriga hasta bien avanzado el metraje... momento en el cual la cosa se va de las manos totalmente.
Técnicamente es perfecta: la fotografía, los efectos especiales, la ambientación... pero en conjunto recuerda demasiado a "La matanza de Texas" (a la europea). Los actores chillan, lloran y jadean muy bien. Su interpretación se reduce basicamente a eso.
Fuerte y desagradable, no tanto como "A l´interieur" (Inside), el slasher francés, pero tiene sus dosis de escenas repugnantes.

Fue culpa mía. Me esperaba tanto del primer largo de Nacho Vigalondo que el resultado no superó mi umbral de expectativas. Y es que yo mismo le había impuesto a este excelente cortometrajista una tarea muy ardua: que superase su "7, 35 de la mañana" y su "Coches". Y no pudo ser.
Nacho, ávido lector de novelas y cómics de ciencia ficción, da una vuelta de tuerca al sub género de "viajes en el tiempo", llevándolo hasta sus últimas consecuenicas pero sin dotarlo de contexto. Le falla la verosimilitud. Y en la ciencia ficción que algo resulte más o menos creíble es un punto a favor de la película.
Vigalondo la verdad es que se desenvuelve igual de bien en la comedia que en la ciencia ficción. De hecho, hay algunas pinceladas cómicas para relajar el contenido de la cinta.
La impresión generalizada tras su estreno en Sitges, lo que más se pudo oir entre el público es que a "Los Cronocrímenes" le sobra metraje. Es como un cortometraje inflado. Y aunque mantiene la tensión, hay ratos en los que llega a hacerse algo cansina.
Respecto a la trama, sólo decir que está muy bien urdida, es un puzzle divertido y sobre todo original (solamente por esto, ante la gran sequía imaginativa que atraviesa el cine español, se merece un Interesante). Puede que recuerde bastante a "Primer", es cierto, pero si en aquella el uso del tecnolenguaje entre otras cosas, la convierte en una peli críptica, en cambio Nacho Vigalondo en "Los Cronocrímenes" te lo pone todo delante de los ojos, mascado, para que lo disfrutes.
Espero que este director siga probando, seguro que a la próxima logra vencer ese impass entre el corto y el largo y le sale un largo cojonudo.

Pequeña joya del cine independiente argentino. Original y divertida, es una mezcla entre el cine de Tim Burton y el de Jean-Pierre Jeunet con algunas gotas de Lynch y una estética cómic muy lograda.
La película nos situa en una ciudad imaginaria, alegoría de un futuro en el que los seres humanos han perdido el don del habla y viven al son de un magnate de la televisión, un tirano que pretende controlar sus mentes (una metafora muy actual del mundo de las grandes empresas de comunicación).
Tiene detalles deliciosos: la actuación de La Voz, las gafas del niño que no puede ver, la máquina de escribir, la propia antena...
Película para todos los públicos, tierna, dulce, vitalista... Entre tanta porqueria americana y nacional da gusto descubrir que allende los mares se sigue apostanto por otro tipo de cine, arriesgado pero de muchísima calidad.

John Cassavetes decía que lo que le intereseba en sus películas era que los personajes experimentasen realmente lo que es el amor aunque para ello fuese necesario que se odiasen o se machacasen enre ellos.
En "Shadows", su primer film, comienza a trabajar sobre ello con un resultado notable y en "Faces" consigue transmitir esa sensación de multidimensionalidad del amor a través de la relación tortuosa de la pareja protagonista, hasta el punto de la humillación y de la vejación delante de la cámara.
En "Husbands" el director norteamericano de carácter más europeo se centra en el tema de la amistad aunque también toca tangencialmente el del amor.
La premisa argumental es bien sencilla: tres amigos, los tres casados, con empleo y con hijos, ante la muerte de un amigo común de toda la vida, deciden irse de jarana, escapar de la realidad que les oprime y emprender un loco viaje a Londres en donde se encontraran a sí mismos.
Mientras que cualquier otro director hubiese fracasado estrepitosamente ante semejante argumento, Cassavetes, con la cámara como un bisturí, disecciona el alma de estos tres amigos durante las dos horas de metraje.
Muchos de los comportamientos de los tres protagonistas nos pueden parecer reprobables: pillan varias cogorzas de miedo, apuestan alocadamente en un casino e incluso engañan a sus mujeres con "ligues" y prostitutas.
Cassavetes coloca a Peter Falk y a Ben Gazzara en el abismo. Su viaje les haces replantearse su existencia hasta el punto que uno de ellos decide romper con todo y quedarse en Londres.
Al igual que sucede con "Faces", logramos identificarnos tanto con los personajes que al acabar el film uno se pregunta: "¿Y Ben Gazzara se quedará realmente en Londres o volverá cuando se le pase el venazo?". ¿Con que película actual salimos del cine padeciendo por el futuro de un personaje?
"Husbands" es una reflexión muy seria sobre el agobio que debe producir el tener una vida ordenada, llevar muchos años casado y haber formado una familia. La expresión "echar una canita al aire" se analiza desde una perspectiva seria y el espectador llega a la trágica conclusión de que sí, en ocasiones hay que mandarlo todo a la mierda y pegarte una escapada con tus colegas. Sino la opresión y las obligaciones de la vida conyugal y familar pueden acabar por volverte loco.
Aparte de buen director, Cassavetes era un estupendo actor. El documental "Intimo Cassavetes" nos acerca su manera de trabajar. Sus películas pueden parecernos improvisadas o rodadas de cualquier manera, nada más lejos de la realidad. Lo único que Cassavetes dejaba "en el aire" era lo que cada actor/actriz podía aportar a la secuencia; tenía la cámara y el sonido instalado de tal forma que el encuadre siempre recogiese ese movimiento, esa expresión o esa frase que el actor, siempre metido en su papel, aportaba a la peli. Y eso siempre las enriquecía mucho.