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Críticas de Barry Brenner
Críticas 3
Críticas ordenadas por utilidad
10
4 de junio de 2014
9 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Podríamos pensar que los Teletubbies tienen un fin educativo, podríamos pensar también que están vacíos de mensaje subliminal y supraliminal. Podríamos pensarlo, pero estaríamos equivocados. Son el único programa que no tienen fin educativo, a pesar de esos llamativos colores que matarían el más daltónico de los daltónicos.
Los guiones brillan por su ausencia y los argumentos son del tipo: "Un día en el país de los Teletubbies apareció un muro" o "Un día en el país de los Teletubbies era la hora de las Tubbinatillas". Ambos ejemplos (reales) demuestran que aquí no interesa contar historias ni, por supuesto, chistes.
Los personajes no tienen una personalidad definida y actúan como autómatas bajo las órdenes del narrador. Tal vez el ejemplo de comportamiento que promueven y al que estaremos sometidos en poco tiempo. ¿Serán los seguidores de la serie, los próximos Teletubbies que servirán a un futuro Narrador-Tirano-Dictador? Pronto lo veremos.
Los nombres de los personajes no pueden ser más absurdos: Tinky Winky, Dipsy, Laa-Laa, Po y Nu (la aspiradora que emite sonidos obscenos). Estos nombres no quieren decir absolutamente nada, y unido al poco sentido que tiene todo lo demás, dejan un vacío perfecto para introducir sus mensajes subliminales que van directos al subconsciente del niño.

La forma de dominar la mente del espectador es mediante la hipnosis. El niño recibe dosis de ultraviolencia psicologica.
La estructura del programa es repetitiva y eso es quedarse muy, muy corto. El narrador dice una frase, un Teletubbie la repite y obedece, esto a su vez se repite cuatro veces (los Teletubbies son 4) y de vez en cuando, un Teletubbie dice: "¿Cómo?" Para que tengan que repetirle la frase.
En la despedida, el narrador despide a los personajes de uno en uno. Cuando ha terminado, ¡¡vuelven a salir y los despide de uno en uno otra vez!!
Uno de los mejores ejemplos de hipnosis colectiva se pudo ver en un episodio en el que comían sus Tubbinatillas:

Narrador: - "Tinky Winky comió sus tubbinatillas muuyy leentameente".

Tinky Winky: - "Tinky Winky come sus tubbinatillas muuyy leentameente".- A continuación absorbe de una pajita súper larga enroscada al recipiente de las tubbinatillas, hace un ruido asqueroso y eso sí, lo hace muy lentamente.-

Esto se va repitiendo con cada uno de los personajes, el mismo diálogo y cada vez más lento. Cuando llega el turno de Laa-Laa es aterrador:

Narrador: - "Laa-Laa (silencio) comió sus tubbinatillas (silencio) muuuyyyy leeentaameeentee".

- Laa-Laa repite la frase de forma aún más lenta y se gira hacia su comida como un robot y tan lentamente que resulta totalmente siniestro. La expresión y, en especial los ojos de los personajes, son también escalofriantes.

Los que vieron la escena aún tienen pesadillas.

Es el momento culminante del programa, cuando la sutileza y el disimulo dan paso al terrorismo psicológico puro y duro.
De repente aparece un remolino que suelta una especie de polvos (algún tipo de droga alucinógena). Como consecuencia a los Teletubbies les sale una pantalla de TV en la tripa y ponen un vídeo. El vídeo es igual de surrealista que todo lo demás y puede tratar sobre niños que recogen hierba, niños que recogen piedras (normalmente recogen cosas) o que observan a un pájaro. Todo en ambientes campestres. Por supuesto, el vídeo no enseña nada ni tiene mensaje, ni es divertido, pero ahí no está lo fuerte. El vídeo dura un huevo y cuando por fin termina, aparecen de nuevo los Teletubbies y dicen: ¡¡Otra vez, otra vez!! y ponen el mismo vídeo otra vez desde el principio.

Está claro que uno de los objetivos del programa es crear confusión en el espectador para así introducir más fácilmente sus mensajes subliminales. Esto también afecta a la inclinación sexual de los personajes.
Un telepredicador americano se quejó de que Tinky Winky era gay por el hecho de ser morado y tener un triángulo en la cabeza. Pues bien, si este razonamiento os parece extraño, la reacción del programa no se queda atrás.
En primer lugar a Tinky Winky le cambian la voz y le ponen una voz de macho que da todo la hombria comparado con las vocecillas de sus compañeros, pero en otros programas Tinky Winky luce un flamante tutú, y su objeto favorito es un bolso de mujer.

Por último, en un programa ya más avanzado nos sorprenden con la siguiente escena:

El tema del programa era "Los Teletubbies soplan por un matasuegras", pues bien, uno sopla tan fuerte que no para de alargarse y llega donde está Tinky Winky agachado. ¿A que no sabéis dónde le meten con el matasuegras? Sí amigos, la imagen del fálico matasuegras introducido en el recto de Tinky Winky, y éste moviendo el culo y riéndose era enfermiza y altamente pornografica, sin duda.

En resumen, si esto no merece un diez, que baje Dios y lo explique, que baje Dios y lo explique, que baje Dios y lo explique, y que baje Dios y lo explique (¡otra vez, otra vez!)
Barry Brenner
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10
7 de junio de 2014
7 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
¿Por dónde empezar? No voy a spoilear ni el final de la película, ni los personajes, ni nada que pueda fastidiar esta joya. Tan solo voy a tratar algunos temas que deben ser destacados, y a hablar de detalles que se nos explican en la misma sinopsis del film.
Bueno, la película como ya sabéis, empieza con un gran desastre natural. Exacto: un gran terremoto, ha sacudido Estados Unidos y ha provocado el caos total. Bueno, esto es lo que nos dicen, porque lo que es verse, no se ve nada en la película, tan solo una radio comunica el hecho, que el país está entero sumido en la anarquía, aunque, por lo que toca en la película, no hay rastro de esa anarquía: casas en pie, estructuras en pie...etc.
Ahora bien, esto da base a que empiece la acción.
Pero no podemos olvidar algo importante: hay que señalar que la película está estructurada en tres partes: el principio (que son solo 10 minutos de película), donde nos ponen al corriente de todo; el "relleno", que es el 90% del tiempo de la película, y digo relleno porque si eliminas el 90% de la película, no influye para nada en el argumento; y el final, que son los 10 últimos minutos de largometraje. La estructura de la película, haciendo una comparación fraudulenta, se puede relacionar con una agitada noche de fiesta: el principio es ese momento en que quedas con los amigos, vas a la fiesta, ves el panorama, y pides las primeras copas de la noche. El "relleno" es todo eso el tiempo que el alcohol ha borrado de tu mente, y el final, es cuando vomitas en tu casa y sufres luego la resaca.
Pues bien, siguiendo con el tema, a raíz de ese terremoto devastador, estos surferos nazis van a aprovechar el caos para conquistar la playa, si, exacto: conquistar la playa. Aquí es donde viene el problema demográfico, ya que si buscamos en internet la longitud de costa de los Estados Unidos, vemos que nada más y nada menos, este país tiene 19.924 Km de costa. Si contamos con que los surferos nazis son, apenas, una decena, esto toca a que cada surfero deba conquistar y mantener una media de 1.992 kilómetros y 400 metros de costa, es decir, una cantidad aproximada a todos los kilómetros de costa que tiene Birmania u Omán, casi nada, vamos.
Pero vaya, que este análisis importa tanto como el que se podría hacer de otras cosas: ¿de qué viven los surfistas estos? o ¿cómo se alimentan? o ¿de dónde sacan el dinero? Poco importa esto en el guión de la película.
Si es verdad, que tienen un fuerte concepto de la propiedad privada, que harían temblar al propio Marx, y no es de extrañar que poco tiempo después de que esta película viera la luz, cayeran los regímenes comunistas. Se puede ilustrar este fuerte concepto de la propiedad privada con un ejemplo: la obsesión que tienen con la propiedad de las olas. Si alguien les "roba" una ola, esa persona está condenada a la muerte. No es motivo de risa, pues se lo toman muy muy seriamente.
En la película también podemos ver deserciones, al estilo de bandas de nazis que se reconvierten en bandas de skaters (¿de dónde sacan los skate? Otra vez: poco importa esto).
Pero sin duda, es genial ver el arte y el gusto por las manualidades que tienen, puesto que gustan de fabricar armas, pero no cualquier tipo de armas, sino terroríficas armas blancas (gomaespuma + papel de aluminio).
Dios mío, no quiero extenderme más, puesto que ya he hablado demasiado de esta joya del cine, pero un último consejo: si tenéis problemas en vuestras vidas, estáis simplemente tristes, o pensáis en suicidaros, ¡alto! antes ved esta joya, os cambiará la forma de ver el mundo, mucho más que leer libros como la "Metahistoria" de Hayden White, mucho más que si tenéis una experiencia religiosa en la India, o mucho más que si os toca la lotería, ya nada volverá a ser igual.
Barry Brenner
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Bobobo (Serie de TV)
SerieAnimación
Japón2003
6,3
4.800
Animación
10
8 de junio de 2014
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
En primer lugar, antes de empezar con la crítica, me gustaría señalar lo del fin de su emisión. Es cierto, como dice en la sinopsis, que asociaciones de padres y profesores, las cuales consideraban Bobobo una serie "violenta y con chistes escatológicos, consiguieron prohibirla por tal razón.
Ese fue el argumento oficial, pero realmente, ¿es Bobobo violenta? Para nada, tiene sus ostias, patadas, y cosas así, pero, ¿hay animes más violentos? Por supuesto, hay animes donde se arrancan cabezas, se violan personas, se desmiembran seres humanos por doquier... En cambio, no son prohibidos en ningún momento.
Lo mismo se puede decir del tema escatológico, puesto que hay mucho hentai de lo más "burro", brutal, de "interespecies".... y un larguísimo etc. En cambio, tampoco se prohíben. Entonces, ¿por qué se arremetió de esa forma contra Bobobo? La respuesta es que es una crítica a los animes (y por lo tanto, mangas) más famosos, se les ridiculiza en muchísimas ocasiones, he ahí la razón de que se prohibieran. Puede parecer esto una razón estúpida, pero sería no conocer la cultura japonesa, y sería juzgarlo desde una perspectiva occidentalista.
En Japón, el manga/anime forma parte de la cultura, está muy arraigado, y se puede ver que grandes empresas, por poner un solo ejemplo, usan el anime/manga en su publicidad diaria. Que Bobobo ridiculizara muchos animes y mangas, fue interpretado como una ridiculización a su cultura, de ahí la presión tan enorme que sufrió el anime hasta que se prohibió.

Una vez aclarado esto, daré mis razones por la cual esta serie se ganó un 10 en mis votaciones. Por supuesto que quien sea, solo y exclusivamente, de humor fino, humor inglés...etc., esto le va a parecer una auténtica bazofia. En cambio a mí, me pareció todo lo contrario. ¿No os pasa, u os ha pasado, que empezáis a ver una película por primera vez, y vais acertando todo lo que va a ocurrir, quién es el malo realmente, cuál va a ser el final...etc.? A mí personalmente, cuando me ocurre eso, la película en cuestión, o lo que sea que esté viendo, me parece una auténtica basura.
A mí me gusta que me sorprendan, que me rompan los esquemas, que yo piense que un personaje es el malo, y luego resulta que es el bueno, que pienses que uno va a a ser asesinado el primero de todos, y luego resulte que es el único que se salva. Pues bien, esto pasa con Bobobo pero cada cinco minutos y con todo, no puedes predecir absolutamente nada, porque continuamente pasan cosas sinsentido que lo cambian todo. Bobobo es impredecible, nada es lógico, y te mantiene pendiente cada segundo, pendiente a cada palabra o gesto, porque cualquier tontería puede ser importante, o algo importante ser una tontería. En resumen, esta serie cambió mi sentido del humor totalmente, y aconsejo a todo aquél que guste del humor absurdo que la vea, por lo menos, los cinco primeros episodios, para poder tener una opinión firme. Por último, quiero señalar, que la gente que ha visto esta serie (que yo conozca) se enmarca en dos extremos: los que la aman, los que la odian a muerte. Bobobo no tiene término medio, porque no está hecha para tenerlo.
Y dicho esto, aquí queda mi humilde crítica, que la podréis o no compartir, sobre gustos no hay nada escrito.
Barry Brenner
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