Mucho se ha dicho, especulado y teorizado sobre este film, desde considerarlo una pieza de culto a valorarlo como una película fallida de la extensa filmografía de su autor. Entre tanto maremágnum de posibilidades me permito la licencia de añadir otra opinión más al respecto, a fin de aclarar ó ... enrevesar más el tupido velo que sobre esta obra se difunde.
¿Qué es lo que diferencia a este film de la mayoría de películas de su época? Pensemos en los propios pájaros. ¿Qué sería ésta película sin ellos? Con toda seguridad pasaría a ser un melodrama más de la década de los 50 y 60: madre castradora, hombre que a causa de su madre posesiva le lleva a vagar de relación en relación sin decidirse por ninguna mujer, la ex-novia que sigue enamorada y se conforma con tenerlo cerca y, por encima de todo, la rubia fría por fuera pero pasional por dentro que reniega de su pasado y decide comenzar una nueva vida.
Ahora bien, añadamos a esos seres alados y lo que podía ir para melodrama adquiere otra dimensión; pasa a ser una película de pesadilla y, como tal, lo desconocemos casi todo. Y digo casi porque la película nos desvela los temores y la inquietudes de sus mujeres: el temor a la soledad por parte de la madre de Mitch y el terror a la soledad del ser amado por parte de la maestra. Sin embargo, la inquietud de su protagonista principal, Melanie, es diferente: el miedo a no sentirse aceptada por los hechos acontecidos en su vida pasada. Eso explica, probablemente, la razón a viajar a Bodega Bay: la necesidad de que Mitch y, por extensión su madre, la acepten como es.
El gran acierto de Hitchcock a este respecto reside en no dilucidar las acciones del protagonista masculino. El personaje de Rod Taylor nunca se encuentra solo ni en ningún momento se confiesa cómo es. De tal manera que las acciones de los pájaros son proyectadas en base a las acciones que conllevan dudas, temores e inquietudes de sus protagonistas femeninos.
No obstante, el planteamiento que dirime su director abarca múltiples interrogantes y como toda buena película se va renovando en sus discursos conforme se vuelve a ver. Así, somos conscientes que sabiendo que no encontraremos respuestas concretas al ataque de los pájaros, tendremos la sensación de abrazar el misterio.

"Faraón" constituye una estupenda recreación de la civilización milenaria del antiguo Egipto. La película narra la historia de Ramsés XIII, inexistente en la vida real según fuentes históricas pero que, sin embargo, el film explora y explica con gran rigor y lujo de detalles las luchas intestinas entre los poderes fácticos. El film supone un acercamiento hacia dicha civilización por parte de la clase política, el poder sacerdotal y el militar, amén de una conjunción por el control del propio poder y, por ende, una estirpe destinada a la perpetuidad que sólo el naciente Imperio romano se encargó de someter totalmente a su libre albedrío y a sus intereses particulares.
"Faraón" constituye un colosal ejercicio de estilo, austero en sus formas pero enormemente pródigo en detalles didácticos a nivel jerárquico, social y militar. La película gana enteros debido a su proyecto ambicioso de recrearse en los exteriores naturales de Egipto, en su perfecta ambientación, en la riqueza de sus diálogos y en ornamentación y vestuario. Pero, lo que hace al film de sumo interés es la ambigüedad moral de sus personajes. Absolutamente todos buscan su propio interés personal, por lo que no existe ningún personaje por el que nos resulte fácil decantarnos o identificarnos. Sin embargo, es interesante el papel preponderante que ejerce el poder sacerdotal y su influjo. Con todo ello podemos establecer paralelismos que no han cambiado en absoluto a lo largo de los siglos: el orden piramidal continúa vigente y el control por el poder es detentado por unos pocos que guardan "sus tesoros" con gran celo.
Notable película de obligada visión para todo amante del cine en general y de la historia en particular. En suma, toda una experiencia.

Cuando parecía que el cine español contemporáneo apenas era capaz de crear películas, no ya mínimamente decentes, sino de buen gusto y calidad llegó "La vida mancha" y confirmó felizmente la excepción que toda norma posee.
Urbizu convierte lo que parece ser un film de argumento mil y un veces visto, debido al tratamiento que le da, en una película de una sensibilidad, contención y buen gusto que se traduce en un film de una belleza sin parangón.
El director trata a sus personajes con tal cariño, profundidad y ternura que resulta imposible no identificarnos con cualquiera de ellos, implicándonos directamente en la historia que nos cuenta.
De un ritmo pretendidamente sosegado, que proporciona mayor hondura a la historia, y despojado de cualquier diálogo trascendental, la película avanza a través de un relato en voz callada, donde las miradas y los silencios pasan a ser parte fundamental de la historia; así, el espectador forma parte directa, observando los sentimientos que sus personajes padecen y no se atreven a pronunciar hasta llegar a uno de los finales más singulares y hermosos jamás rodados en nuestro cine, donde la historia da paso al sentimiento más genuino. De esta manera Urbizu ha conseguido con "La vida mancha" una película bellísima, sensitiva y de gran calado emocional, consiguiendo robarme un pedacito de vida.

Este es un claro ejemplo de que con un presupuesto limitado no se excluye el contar una buena historia y a fe que esta película lo consigue. "Casual day" se disfraza genéricamente de comedia ácida para ofrecernos un retrato del mundo empresarial actual. La película posee un estupendo guión con una narración que se recrea en agobiantes planos cortos, acompañados de brillantes diálogos y una ambientación de colores fríos y oscuros, plasmando de esa manera una historia agria y en absoluto banal. La película desnuda las ambiciones, las zancadillas y mezquindades del modelo laboral del siglo XXI de forma sobria.
En un fin de semana de convivencia salen a relucir todo un abanico de problemas laborales, por todos conocidos, que van desde la falta de reconocimiento profesional al acoso.
Max Lemcke construye una estupenda dirección de actores llena de naturalidad a una película donde sobresale la genialidad de Juan Diego, la magnética interpretación de Luis Tosar, el descubrimiento de Estíbaliz Gabilondo y la confirmación del buen hacer de Javier Ríos.
El film constituye una radiografía donde se muestra la sociedad competitiva en la que vivimos, donde no existen reglas del juego y en la que se siguen manejando esquemas jerárquicos tradicionales en plena era tecnológica.
La película juega con la comedia para mostrar de forma eficaz una realidad amarga. "Casual day" se acerca más a las comedias negras españolas de los años cincuenta que a la comedia contemporánea. El resultado es una película con grandes toques de humor que nos dejan a los espectadores una sensación agridulce al finalizar el film. Altamente recomendable.

Siendo hija única como soy deseaba desde muy chiquitina un hermanito/a con el que poder jugar, compartir momentos, preocupaciones y contarle lo que no me atrevía a contar a mis padres. Nunca me fue regalado ese don... hasta que conocí a María, la hermana de mi novio.
María fue diagnosticada siendo un bebé con un tipo muy raro de enfermedad mental, lo que se conoce comúnmente como "ausencia" (es decir, un tipo de epilepsia).
A día de hoy tiene 23 años, sin embargo, su edad mental no pasa de 3. Es bonita, dulce, cariñosa, sensible, testaruda y le encanta ser el centro de atención. Disfruta enormemente cuando está con toda la familia reunida y lo pasa mal (no sabemos hasta qué punto puesto que comunica lo básico y poco más) cuando sufre las crisis.
Intento hacerme una idea de lo que mis suegros han podido pasar. Y no me importaría en absoluto tener una hija como ella. Disfruta de cada momento como ninguno de nosotros somos capaces, le estimula la música y de qué manera, y cuando a alguno de nosotros nos ve tristes nos saca una sonrisa que ilumina la habitación entera.
A día de hoy no puedo imaginarme mayor regalo que su compañía. Posee una sensibilidad emocional que sólo una persona tan especial como ella puede tener.
No existe en ella ningún doblez, interés ni hipocresía. Es todo naturalidad y espontaneidad. Hace las cosas tal y como las siente, para bien o para mal. Y ahí es donde radica esa sabiduría que nos falta al resto.
Alguien me dijo en una ocasión que no éramos nosotros los que podíamos enseñar a estos niños tan especiales sino lo que estos niños nos aportan a nosotros. No puedo estar más de acuerdo.

Esto no es una crítica: es una carta de amor a mi María y un abrazo a todos aquellos que padecen idéntico "mal" que no saben cuánto bien hacen.