Si alguien nos dijera que en una fecha determinada un meteorito va achocar contra la tierra y acabará con la vida humana, habría un movimiento mundial en el que todos los países del mundo se unirían y utilizarían sus fuerzas para acabar con la amenaza.
Ahora si no supieran en que momento vaya a ocurrir este hecho es obvio que la población mundial no se preocuparía o si lo hiciera seria en lo más mínimo; ahora es en este momento en el que la amenaza somos nosotros mismos pues lo más preocupante es que a pesar de conocer la amenaza nadie hace algo al respecto y no plantea una solución a corto y mediano plazo y suponiendo que alguien tomara una a largo plazo la situación pintaría irreversible y catastrófica para el mundo.
El documental “Diez mil millones” obra del cinematógrafo Stephen Emmott nos habla de manera general al futuro próximo al que se está encaminando nuestra existencia, se arroja una perspectiva histórica del cómo ha evolucionado en el más puro aspecto de eso que se llama ecosistema; una visión catastrófica a gran escala que va más allá de predicciones científicas de hace 10 años en las que nos dice cómo será la vida de nuestros hijos dentro de 50 años.
La población mundial aumenta a un ritmo increíble y a medida que crecemos aumenta la demanda de recursos o su utilización, entre los que se encuentra la de alimentos que es necesario aumentar la producción a medida que crece el número de personas, principalmente carne y sus derivados, que requieren el uso de recursos más finitos y preciados, en los que se encuentra el agua y energía para su producción.
En los estudios planteados en el documental menciona que a finales del siglo XXI habrá en el mundo una población de diez mil millones de habitantes lo que significa algo catastrófico para un planeta con recursos naturales limitados. Prácticamente nos muestra las consecuencias que tendrá la sobrepoblación en un futuro próximo.