Esto no se podría considerar un gran documental, lo admito. Básicamente es una retahíla famosos contando anécdotas que experimentaron bajo los efectos del LSD. De manera intercalada aparecen animaciones, sketches cómicos que parodian vídeos corporativos anti-drogas y algún que otro vídeo de archivo. Carece de una trama narrativa o de "recursos cinematográficos". Se podría considerar un reportaje televisivo de alguna manera (cierto es que es un producto para Netflix). No obstante de lo que no creo que carezca, es de mensaje. Y he aquí el motivo de mi alta puntuación.

Considero que este documental es necesario y útil. Para empezar es necesario porque desestigmatiza, de una vez, esta sustancia. El LSD es una sustancia de la que mucha gente se toma el privilegio de hablar a la ligera. Se han dicho verdaderas barbaridades acerca de esta. Sin embargo, este documental aporta datos muy relevantes, aunque quizás lo hace de manera demasiado superficial. Entre otros, se mencionan, por ejemplo, que el LSD no es adictivo ni tóxico. Sí que es verdad que he echado un poco de menos el profundizar en toda esta información, digamos favorable, hacia esta droga.

¿Por qué me parece útil? Sencillo. A mí me hubiese venido muy bien ver este documental antes de probar el ácido por primera vez. Creo que podría ayudar a esa gente que ha decidido dar el paso hacia este intenso viaje, pero se muestra demasiado nerviosa e insegura. Además, los consejos que se mencionan a lo largo del metraje me han parecido esenciales.

En conclusión, este documental me ha dado esperanza en pensar que vamos hacia un mundo menos reacio a lo desconocido y más abierto a descubrir nuevas experiencias.

Poco más tengo que decir. Buen viaje.

Ver una película no es tan sencillo como abrir los ojos ante una pantalla y entender el argumento de las imágenes que esta te muestra. Al ver una película (o cualquier otro tipo de arte), hay que entender las normas. No puedes jugar a un juego de mesa sin comprender antes las reglas, pues aquí igual. La mayoría de películas te explican sus normas en los primeros minutos de estas. Por ejemplo: en una de 007 te dan a entender que, por muy peligrosas e improbables que sean las situaciones en las que se ve envuelto James Bond, siempre saldrá airoso y elegante. Tras esto tú aceptas la premisa y puedes disfrutar de la peli. En este caso es diferente y, por lo tanto, algo más complejo. Las normas para poder entender y/o disfrutar de esta película no están en los primeros minutos, se encuentran en el canal de YouTube de Míster Jägger.

Con todo esto, lo que pretendo explicar es que esta película no se puede juzgar sin haber visto previamente contenido de Jägger. Es bastante probable, por no decir seguro, que, si no has hecho esto, la película no te vaya a gustar. Te habla en otro idioma, no vas a entender qué pasa. No vas a entender por qué a todos los personajes los interpreta el mismo actor, no vas a entender por qué hay tanto primer plano, no vas a entender por qué hay una escena hecha con paint, no vas a entender por qué los efectos son tan amateur, no vas a entender las referencias, no vas a entender los litros de sangre falsa y, por supuesto, no vas a entender el humor. Desde este punto de vista la peli te va a parecer basura y tienes todo el derecho a pensar así. Pero considero que esa no es la perspectiva correcta para visionar este mediometraje.

El problema o la virtud de esta peli es que antes has de profundizar demasiado en el universo Jägger. Pero, si lo has hecho y lo has disfrutado (como es mi caso), esta obra te va a parecer extraordinaria. ¡Un video de 50 minutos de Jägger! ¡Un sueño hecho realidad! Si te pones las Jägger-gafas para verla créeme que te va a encantar.

Por último decir que este tío me parece un modelo a seguir. Un tío con una imginación desbordante que ha conseguido rodar una película que se ha proyectado en cines prácticamente él solo (sin menospreciar la gran labor técnica de Roberto de los Ríos). Un tío que lleva haciendo contenido divertidísimo y de calidad desde 2012. Un tío que no deja de sorprenderme con ideas nuevas, parece que tiene una reserva ilimitada de estas. En resumen, un modelo a seguir para todos los jóvenes que aspiren a crear contenido audiovisual en estos tiempos. Desde luego para mí lo es.

Alberto Redondo promete.

Ale.

Esta serie, "Gente hablando", no tiene un título escogido al azar o que pretende hacerse el gracioso gastando una broma evidente. Esta serie se titula así porque aquí se encuentra la premisa principal, el diálogo es la esencia de todo el producto y es el elemento donde se cimientan todos y cada uno de los episodios. Álvaro Carmona, un grandísimo guionista, cómico y músico, consigue generar un interés increíble por unas situaciones que en un principio parecen banales, pero que, utilizando su gran maestría para escribir diálogo, hace que no puedas separarte de la pantalla y te tragues un capítulo detrás de otro hasta darte cuenta de que la serie se ha terminado. Evidentemente hay mejores capítulos que otros, algunos que rozan la perfección y otros que no tanto, pero puedo asegurar que no hay ninguno mediocre.

Lo que pretendo transmitir con la crítica es que lo que este tío hace es complicadísimo. Si conocéis a algún guionista o escritor preguntadle cómo de difícil es escribir diálogo y os aseguro que todos os dirán lo mismo. Pues Álvaro Carmona no solo escribe fantásticos e ingeniosos diálogos llenos de comentarios originales, sarcasmos y comparaciones divertidas; sino que basa su serie enteramente en eso. Impresionante. Este producto, bajo mi punto de vista, debería visionarse en escuelas de cine y de guion para su análisis detallado y su desglose en profundidad.

En los diferentes episodios se puede percibir cómo apenas hay acción o que, de alguna manera, esta está implícita en los diálogos que tienen los personajes. No obstante, como ya he mencionado, esto no se hace pesado sino todo lo contrario y muchas veces se debe a que este diálogo espontáneo que surge entre dos personajes está apoyado por un plano secuencia perfectamente ejecutado y coreografiado. Ole ole, la dirección de Álvaro Carmona también es correctísima.

Cabe destacar que la interpretación de los actores es alucinante también. Ellos, en definitiva, son los encargados finales de que toda la trama consiga sustentarse en sus diálogos de forma perfectamente engrasada, y vaya si lo consiguen.

Para terminar decir que Álvaro Carmona para mí es un referente respecto a la escritura audiovisual y creo que debería serlo para todo aquel que quiera dedicarse a ello, en especial para la comedia. Desde sus vídeos en Youtube (muchos ya inexistentes), hasta sus intervenciones musicales en Buenafuente, pasando por sus obras de arte moderno; todo ello merece una digna admiración y respeto.

Llevaba esperando ver esta película mucho tiempo. Desde que escuché hace más de un año que este proyecto estaba en marcha y además dirigido por Ernesto Sevilla no he hecho más que aguardar ansioso. Camera Café es, muy probablemente, mi serie española favorita. Me parecía magistral cómo con un solo plano fijo y unos pocos minutos se podían contar historias tan entretenidas. Contaban con guionistas fantásticos, pero un buen guion no sirve de nada si no se tienen actores adecuados que puedan defenderlo.

Y precisamente eso era lo que tenía la serie y lo que continúa en la película, unos actores que encajan tan bien con los personajes a los que interpretan que parecen que están específicamente diseñados para ellos. Precisamente es por eso que el nuevo actor que interpreta al director de la empresa (antiguamente Antúnez y ahora Montalbán) me descuadra un poco. Pero bueno, seguimos con las precisas y mágicas interpretaciones de Arturo Valls (Jesús Quesada), Carlos Chamarro (Julián Palacios), Ana Milán (Victoria de la Vega) o Esperanza Pedreño (Maricarmen Cañizares). Una pena que César Sarachu (Bernardo Marín) no nos honrara con su presencia (aunque sí con su voz), pero fuera """"sustituido"""" por Javier Botet que hace un papel divertidísimo como nuevo interés romántico de Cañizares.

¿Pero qué esperar de esta película? ¿Una comedia al estilo 8 apellidos vascos? ¿El humor grotesco y negro de Álex de la Iglesia? ¿La crítica social de Berlanga? Yo diría que no. Creo que a esta película hay que llegar sin ninguna expectativa. Simplemente que te la tiren en la cara sin pararte a pensar. Creo que esa es la manera correcta de afrontar y divertirse viendo esta comedia. Evidentemente las dosis de humor chanante son altas y a priori no tiene por qué gustarle a todo el mundo, pero yo creo que cualquiera es capaz de disfrutar de alguno de los diálogos, personajes y situaciones en algún momento. Tiene mogollón de puntazos a lo largo de toda la trama, no se hace pesada en ningún punto. Raro será que no se suelte ninguna risa durante todo el visionado. Pero eso, bajemos la guardia antes de verla, no esperemos una comedia plagada de carcajadas, es un proyecto sencillo, absurdo y muchas veces inconexo y cómo tal hay que enfrentarse a él. Yo, sinceramente, he llorado de la risa en varios momentos.

Por último decir que creo que Ernesto Sevilla tiene cierto talento con la dirección. Ya se podía ver en Capítulo 0 cómo jugaba con los planos, los movimientos de cámara, las angulaciones y el montaje de una manera más cinematográfica de la que estamos acostumbrados. En esta película mantiene esa corriente y podemos ver escenas rodadas de una manera muy clásica y sugerente. Se nota que entiende de narrativa.