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España España · Albacete
Críticas de Mentalo
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Críticas 11
Críticas ordenadas por utilidad
8
16 de agosto de 2010
12 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Notable drama dirigido por José Luis Garci que merecidamente se convirtió en la primera cinta española en alzarse con un Oscar (mejor película de habla no inglesa). Tras muchos años exiliado en Estados Unidos, el escritor Antonio Miguel Albajara (Antonio Ferrandis) regresa a España después de haber recibido el premio Nobel de literatura. Allí se reencontrará con viejos amigos como “Roxu” (José Bódalo) o Elena (Encarna Paso) y conocerá de nuevo la ciudad que le vio crecer: Gijón.

La historia, sencilla pero hermosa, transmite una sensación de melancolía que mantiene al espectador en un permanente estado de emoción. La ambientación musical (el Canon de Pachelbel y las variadas versiones de “Begin The Beguine”) y escénica (los monumentos y rincones más reconocidos de la ciudad de Gijón) es hipnótica, solventando ciertos momentos de lentitud o “tics” poco creíbles (como la alucinante llamada de un rey Juan Carlos doblado por Pedro Ruiz) en que a veces se atasca el guión.

Mención aparte merece el capítulo de las interpretaciones, que supone un recital de actuación pocas veces visto en un film español. La escena donde Albajara cuenta a su amigo “Roxu” las razones de su visita ha pasado, debido a la fuerza dramática desplegada por sus protagonistas, a la historia del cine español. Una película que destila sensibilidad, difícil de ver sin que una lágrima se deslice por la mejilla del espectador.
Mentalo
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2
25 de septiembre de 2011
15 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
Horrible película que no constituye más que una superposición de imágenes creadas en buena medida gracias a los modernos medios que en la actualidad nos brinda la informática. El único mérito que puede reconocérsele a la cinta es la cantidad de planos perfectamente útiles para ser empleados como fondo de pantalla de ordenador y/o teléfono móvil. Dos horas y media eternas en las que el cabreo del espectador se va acrecentando conforme comprende la inmensa estafa que constituye lo que se le ha puesto ante los ojos.

No hay argumento de ninguna clase. El director juega o, más bien, se cachondea del respetable al esbozar ciertos temas de los que habrá leído en alguna revista dominical para, está claro, dejarlos sin resolver: la existencia de Dios, la influencia en los niños de un padre autoritario y, para no abandonar el tópico, el muchacho muerto en el Vietnam o la importancia del amor. Tampoco hay diálogos dignos de mención. Sólo una filosofía barata y una sarta de frases manidas que tratan de encerrar el significado de la vida, sin provocar otra cosa que irritación ante su simplismo.

La presencia de Brad Pitt y Sean Penn, puro reclamo comercial para engañar a las masas y atraerlas hacia este infame producto, es del todo anecdótica. La valoración de las interpretaciones sobra en este delirio mental que el director, Terrence Malick, comparte sin sonrojo ni vergüenza con el resto del mundo. Genera curiosidad saber la cantidad de productos psicotrópicos que el director hubo de consumir antes de engendrar semejante desbarajuste que en ningún caso puede ser clasificado dentro de la categoría “cine”, sino en la de “castaña pilonga”. No recomendable para nadie, ni para el cultureta más irredento.
Mentalo
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5
11 de agosto de 2010
9 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Pasable comedia ligera que gozó de un notable éxito en su día pero que con los años ha envejecido bastante mal. La historia de Arthur (Dudley Moore), rico heredero que debe casarse con la mujer a la que no ama para conservar su fortuna, y Linda (Liza Minelli), chica pobretona de la que terminará enamorándose el protagonista, está demasiado manida, por lo que el espectador sabe de antemano cuál va a ser el final de la película.

La canción principal, compuesta por Burt Bacharach y Christopher Cross, fue justamente premiada con un Oscar, así como la interpretación secundaria de John Gielgud como Hobson, el mayordomo de Arthur, único que consigue salvar la sensación de histrionismo que transmite el resto del reparto.

La película ganó también el Globo de Oro a la mejor comedia de 1981. Sin embargo, casi treinta años después, el guión no consigue más que arrancarnos alguna que otra sonrisa condescendiente. Por lo demás, la cinta no requiere del espectador el más mínimo esfuerzo y, con la misma facilidad que se ve, se olvida. Ideal entretenimiento para la sobremesa de un domingo de invierno.
Mentalo
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3
21 de agosto de 2010
9 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Flojo thriller de Phillip Noyce en el que repite apolilladas fórmulas noventeras para el enésimo experimento hecho con el cine de espionaje. La súbita aparición de un espía desertor ruso en la sede de los servicios de inteligencia norteamericanos hace sospechar a la CIA sobre la verdadera identidad de una de sus agentes, Evelyn Salt (Angelina Jolie). Sus compañeros Ted Winter (Liev Schreiber) y Peabody (Chiwetel Ejiofor) serán los encargados de descubrir qué y quién se esconde tras ella.

Todo está desquiciado en este producto para el entretenimiento veraniego que, eso sí, consigue mantener enganchada a la audiencia a un espectáculo que, aunque nadie se cree en absoluto, le permite evadirse de la realidad. El argumento es una retorcida maraña de ilógicos vaivenes que marean tanto al espectador como el camarógrafo de mano temblorosa. Persecuciones, saltos imposibles, crímenes inexplicables y caras circunspectas se dan cita en este “revival” caducado de la guerra fría.

Los actores transitan como pueden por ese guión postizo que les lleva, sin quererlo, al borde de lo cómico: la heroína protagonista luciendo palmito, los demás apretando la mandíbula y demostrando un inusitado aplomo. Todo queda abierto para que la productora alargue el tirón de la Jolie para una segunda parte cuya sola propuesta provoca escalofríos. Recomendable para aquellos que no tuvieron bastante con otras cintas palomiteras de Noyce como “Juego de Patriotas”, “Peligro Inminente” o “Acosada”.
Mentalo
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6
15 de agosto de 2010
6 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Interesante serie de nueve capítulos producida por Televisión Española y creada por Narciso Ibáñez Menta. El señor Larose (Ibáñez Menta), viejo actor reconvertido en maquillador de cine, cree tener la táctica adecuada para dar con el asesino en serie que está atemorizando a la ciudad y se presenta ante la policía, dispuesto a prestar su ayuda.

El genio interpretativo de Ibáñez Menta luce aquí en todo su esplendor, en un papel que une sus dos principales cualidades: misterio y terror. El guión de León Cotanda, adaptado de la novela de Fernand Crommelynck, mantuvo en tensión a toda la audiencia durante el verano y comienzos del otoño de 1967, en que TVE emitió semanalmente la serie. Su éxito fue arrollador en la España de la época, poco acostumbrada a una producción nacional de este género si salvamos las “Historias para no dormir” del hijo de Ibáñez Menta, Narciso Ibáñez Serrador.

Es palpable la falta de medios con que se realizó, hecho evidente si se atiende a los fallos técnicos, al irregular sonido y al lenguaje escénico, más teatral que cinematográfico. Por otro lado, el previsible y descafeinado desenlace resta puntos en la valoración final del producto. Se recomienda a los nostálgicos de aquella televisión artesanal y sin aditivos.
Mentalo
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