Una nueva adaptación de una obra literaria clásica, costumbrista, impregnada del romanticismo del siglo XiX. ¡Qué pereza! Pero es a lo que nos empuja la fábrica de residuos fecales de Hollywood y su monopolio en las salas de cine.

Se abre el telón y... Espera, ¿qué es esto? Bien por el tío Joe, bien por su magia, bien por su valor, bien por su talento, bien por volver a hacerme soñar.

Gracias por este musical sin música, por esta coreografía perpétua y vigorosa, gracias por esa dirección de actores y esa intensidad en los personajes.

Una puesta en escena arriesgada que atrapa desde la escena inicial y no te suelta hasta los créditos, una fotografía inmejorable, un vestuario de ensueño y unos actores en estado de gracia, tocados por la varita del director.

Qué más se puede pedir. Nada. Pero Ana Karenina y Joe Wright además nos envuelve en el ambiente de la Rusia zarista y su sociedad opresiva gracias a su puesta en escena que rodea al espectador y no le deja escapar de un escenario que se transforma en una calle poblada de gente en una tarde fría, un hipódromo con olor a alta sociedad, una oficina con aires marciales o un paisaje nevado de la estepa. Y es que nuestra butaca está allí, en ese teatro que es el mundo y nosotros somos uno y todos los personajes de la historia.

Qué más da lo que nos cuenten, me está pasando a mi.

Eso sí Joe Wright, la próxima vez hazme un favor, dale un descanso a Keira Knightley, hasta el nombre es impronunciable, y de paso también le haces un favor a tus películas.

Película de Irlandeses, pero que nadie se piense en una versión del hombre tranquilo, esto no es una comedia, ni un canto a la nostalgia, sino más bien una descripción de la crudeza de un tiempo y un lugar que le son muy familiares al director.

Refleja las miserias de una sociedad a la que le estaban privando de todo, y que estaba derivando incluso a la pérdida de su propio orgullo y dignidad. Una crisis económica que hacía pasear la miseria por todos los estratos sociales, en una tierra invadida por una potencia extranjera, en la que los ciudadanos son pobres e incluso extranjeros en su propio país, la única esperanza es el ejército republicano, la resistencia y la clandestinidad.

Pero ¿qué ocurre si en ese contexto no puedes pertenecer al IRA, o lo que es peor si has pertenecido pero has sido expulsado? ¿cómo afrontar la miseria y el rechazo social? ¿Qué hacer cuando el alcohol alcanza el nivel de traspasar la frontera entre compañero y enemigo?

Ford en estado puro, la otra cara de traidor en el infierno, pero como de costumbre con mucho cariño hacia sus personajes a los que trata con mucha ternura, sin maniqueísmos y poniendo el acento en las consecuencias terribles de una sociedad maltratada.

Admirable el personaje del protagonista, al que vemos como un niño grande, que no es capaz de entender el mundo que le rodea y cuya ingenuidad nos impide juzgarle, nos conmueve. Que gran recurso narrativo y que buenas relaciones entre todos los personajes, personas que ofrecen su comprensión a pesar de sus sufrimientos, que se ven empujados a obrar en contra de sus sentimientos por las circunstancias poderosas que les envuelven.

Una gran película de un gran director, al nivel de sus mejores obras, aunque yo me quedo con el hombre tranquilo, o centauros del desierto o las uvas de la ira, entre otras.

Es una película hecha a en las puertas de la segunda guerra mundial, cuando el nazismo ( y fascismo) empezaba a asustar en toda Europa y el racismo contra los judíos había mucha gente a las que les parecía algo más que una anécdota.
Pues en este contexto va el señor Renoir y hace una película antibelicista, no al uso habitual, sino que con ciertas particularidades que enumero:
* No es una historia de buenos y de malos, solo hay buenos. Intenta poner la naturaleza humana, nuestro lado más social y bondadoso, como protagonista, resaltando lo que nos hace iguales, y reduciendo a anecdótico lo que nos diferencia.
* Se puede respirar la violencia y la crueldad de la guerra, pero no se explicita en ningún momento, es un canto a la esperanza o al menos un intento de poner cordura en una sociedad que estaba revuelta e intoxicada por mensajes déspotas, nacionalistas y totalitaristas. Aunque la película no es ingenua hasta el punto del optimismo irracional, es más bien pesimista.
* Refleja el cambio de un régimen social, la desaparición de la clase aristócrata en Europa reemplazada cada vez más ampliamente por una nueva burguesía adinerada que se extendía por todo el continente, y la nostalgia de los viejos tiempos que no volverán a repetirse nunca más.

Y claro, como siempre en sus películas, los personajes son auténticas piezas de arte, bien trabajados, bien encajados en la historia y representando estereotipos, no comunes de lo que quiere contar: el judío, el aristócrata alemán, el aristócrata francés, la viuda de guerra alemana, etc...

Dicho todo esto, y mucho más que podría decirse de esta cinta, yo la recomiendo, aunque yo no la pondría entre las 10 mejores de la historia del cine (según el amigo Willy Wilder), ni mucho menos, y ni me parece la mejor película de Renoir. Eso sí se deja ver, es muy bonita y es una gran cinta.

Voy a empezar con un enorme tópico que en mi opinión es una verdad como un templo: "ya no se hacen comedias como las de antes".

Se trata de uno de los géneros que más odio, la comedia romántica, y para más delito combinada con una buena dosis de enredo. Pues aunque parezca extraño esta no da ganas de vomitar. Imagino que se debe a la brillantez del guión, firmado, como no, por el magistral I.A.L. Diamond.

No podemos comparar a Gene Saks con Wilder, sería injusto pues estamos hablando de tal vez uno de los mejores directores de todos los tiempos, al menos en lo que se refiere a la industria de Hollywood, pero si de alguien capaz de divertir, entretener sin pretenciones y sin recurrir al lagrimeo facil, o a la broma burda y grosera, que sería lo más fácil.

El guión se desliza por toda la película sin llamar la atención, no hay la más mínima incongruencia y eso es muy de agradecer. Claro que hay enredo y algunos giros sorprendentes, pero esta no es una película de Bergman, es para dejarse llevar y disfrutar de una historia divertida, bien contada y con unos excelentes actores, porque hay que descubrirse ante lo trabajados que están los personajes secundarios y lo bien que encajan en el guión. Magistral.

Y por fin saqué valor y me dije de hoy no pasa, hay que ver "El séptimo sello". Y lo vi. Y tengo la sensación, esa extraña sensación que nos invade a veces, de haberme perdido algo, no es eso de "que rollo de película", no, es más bien, "estoy delante de algo grande o hermoso o brillante, pero no acaba de pillarlo".

Lo que sí me da la impresión es de tratarse de una cinta que ha envejecido bastante. Aquello de ir por ahí tratando de encontrar el sentido de la vida a partir de la meditación y la reflexión ante los acontecimientos cotidianos es más de la época de la película que un asunto de actualidad.

Da la impresión de estar leyendo un manual nihilista o existencialista de allá por los años cincuenta. Es muy interesante, pero son conceptos ya superados.

Lo que sí es cierto es que la estética de la película es particularmente interesante y los personajes, aunque demasiado estereotipados, están bien encajados en el ambiente. Es un acierto haber ambientado la historia en la época medieval, eso le da universalidad y la hace paradójicamente más contemporánea.

Aún así me ha parecido lo bastante interesante como para darle una nueva oportunidad a Bergman, sobre todo por la necesidad que tengo de saber porqué es el director fetiche de Woody Allen

Por lo pronto me quedo con la de los Monty Python, es más divertida y más de acorde a mi forma de pensar.