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España España · Alcalá de Henares
Críticas de Júpiter
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Críticas 9
Críticas ordenadas por utilidad
9
27 de enero de 2006
18 de 22 usuarios han encontrado esta crítica útil
No sabía lo que me esperaba hasta que no ví en profundidad esta obra (de lo mejor de Boorman). El ambiente atrae, los destellos verdes por doquier durante todo el transcurrir del filme te dejan absorto, y la historia que narra hace que te dejes llevar hacia lo deconocido. Algunos dirán que es un película lenta, pero la lentitud es una virtud que hay que saber explotar en su justa medida. Cada una de las escenas se ajustan a un ritmo narrativo más que preciso, y si a eso le sumamos la indudable calidad de la fotografía (me quedo con la gloriosa escena de la dama del lago en su preimera aparición, simplemente memorable) nos queda una obra muy compacta, sin apenas fisuras, épica y bastante freudiana, si es que se me permite la expresión. El Carmina Burana de Carl Orff encontró un digno escenario visual en esta obra. Lo dicho: tan maravillosa que hipnotiza.
Júpiter
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4
24 de enero de 2008
9 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Acabo de llegar del preestreno de la película merced a unas invitaciones que tenía para ello. En dicho preestreno había gente de distinto tono y pelaje, pero ninguna de ellas aplaudió tras ver la película, ni uno solo. Y eso que había venido dos actores españoles del reparto para darle un poco de lustre a la ocasión, pero ni por caridad recibieron esos aplausos. Justo al contrario que cuando fui al preestreno de "Stardust", donde tomo aplaudimos por las deliciosas dos horas que habíamos pasado en el cine.

La película va a piñón fijo. El tratamiento de los personajes es nulo y por lo tanto el interés por desarrollar la trama de forma medianamente atractiva también. La sinopsis que se hace en esta página de la película es acertada al 100%, porque no hay nada más allá. Punto pelota. La película pretende ser un ejercico de tortura psicológica al espectador, pero lo único que fue torurado fue mi vejiga y mi sentimiento de culpa por haber dejado de estudiar las oposiciones durante un par de horas por haber venido a ver semejante esperpento.

Volviendo al filme. Como el rollito del pseudodocumental no daba para mucho más, el director intenta buscar nuevas fórmulas que intenten que mantengamos la atención, caso del tortuoso pasado del asesino (todo el asuntillo de la madre del asesino, que supuestamente es el elemento que termina de ensamblar las piezas. JAJA ) y su faceta más "caritativa". Intentando que de algún modo sintamos hacia él algo parecido a comprensión o lástima. Pero claro, si el personaje en sí es más plano que el encefalograma de Ube Woll, entonces no hay emoción que podamos volcar sobre él. Respecto al papanatas que graba con la cámara el supuesto documental, poco que decir, tan solo que la "dramatic chipmunk" transmite más que este trozo de mojama de metro ochenta.

Poco más, no voy a meter ningún spoiler porque no vale la pena. El tipo éste, Thomas Dunn, parece que saber mover la cámara, pero poco más. El guión tiene unas lagunas que si te acercas a él te ahogas. Lo dicho, menos mal que era gratis.

P.D. El lenguaje exquisito y decimonónico tan del gusto de los críticos de cine de nuestro país(algunos exasperantes hasta la náusea) me lo reservo para películas como Dios manda. Si ya lo dijo Tim Burton en "La hora Chanante": "Si donde no hay mata no hay patata, y no pasa ná".
Júpiter
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9
25 de enero de 2006
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Y qué les voy a decir, damas y caballeros, nada más ver Mystic River en mi casa (lo siento, no fui al cine, aunque hubiera debido) me quedé pensando en cómo era posible que mucha gente aún se obcecase en que el cine no es arte, no es belleza, no es emoción y no es gratificante. Pues bien, lo es, y Clint Eastwood ha contribuido muy especialmente en los últimos años a corroborar este hecho. Mystic River te atrapa, te sacude y te deja exhausto, llega un momento en el que apostarías que tu capacidad para sorprenderte ya ha alcanzado su particular límite... y llega el discurso final de una gran Laura Linney y acabas de desmontarte, ya no estás exhausto, ya no sientes dolor, simplemente sientes admiración. Admiración por lo oscuro, admiración por el amigo Clint, y después vino Million Dollar Baby...
Júpiter
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9
23 de junio de 2005
6 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lo primero que he de decir es que no soy especialmente creyente, me podría situar en el agnosticismo; no obstante sé reconocer cuando una película ha sido hecha por una motivación personal que nos puede parecer más recalcitrante o no, y sin embargo ahí está, plena de fuerza, de sentimiento y de pasión. James Caveziel lidera una interpretación más que correcta junto a una desgarradora Virgen María y una María Magdalena más floja (Bellucci no me pega, qué queréis que os diga). Ha habido filmes que me han emocionado, sólamente éste me ha hecho llorar.

Hay sangre, sí, y sin embargo es bello...
Júpiter
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9
4 de mayo de 2007
5 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Bien, lo primero que he de decir de esta película es que necesité verla tres veces para poder sacarle el mayor significado posible, pero como no tengo el cerebro de Haneke me limitaré a hacer una libre interpretación de la misma. He de decir que soy músico y sigo viendo pasar los días en el interior de un conservatorio. Haneke ha tomado un punto de partida muy interesante al reflejar (de una manera muy libre, sí, pero válida al fin y al cabo) la presunta lejanía y ambiente elitista del mundo que rodea a la música de academia. Ha recuperado el modelo de los recitales privados en casas de familias adineradas del mismo modo que también ha reflejado un mundo asfixiante de competitividad enfermiza que caracteriza el mundo en donde vive nuestra querida protagonista. Desde esta base se construye toda una fantasía de autodestrucción que se mueve entre lo impactante y lo cruel, entre la supuesta cordura y la locura más dañina. La lejanía con la que el hombre de a pie ve el mundo de la música clásica toma aquí la forma de una bestia, pero no por ello ha de ser considerado como tal porque, al fín y al cabo, la verdad no está en manos de nadie. Del mismo modo que interpretar a Schubert, si se quiere, puede llegar a ser un juego de niños. Bravo, Sr. Haneke!!!
Júpiter
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