Haz click aquí para copiar la URL
Argentina Argentina · Corrientes
Críticas de Matheus
Críticas 1
Críticas ordenadas por utilidad
7
18 de agosto de 2015
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Wolfkinder no necesita la producción eventos complejos ni llamativos para hacernos experimentar situaciones críticas como si fueran en carne propia. Sufrimos por esos niños con solo verlos caminar, nos cansamos, sentimos hambre, nos desesperamos con sus pérdidas, pero ellos son distintos, tienen esa extraña apatía que les regaló la permanente adversidad.

Esa eficacia con el manejo de la simpleza es lo que halagamos de Ostermann. Por momentos no parece una película, con actores o trucos de cámara, parece que uno está siguiendo a un grupo de chicos reales, y siendo testigo de todas sus desgracias, y nos enfocamos solo subsistir, nos despojamos de los deseos y las expectativas, nos volvemos impersonales y indiferentes a formar lazos, pues solo queremos comer y evitar ser capturados.

Nos tortura con la miseria, nos muestra de primera plana el mas crudo sufrimiento, sin acudir a recursos sobre-explotados como las lágrimas y los gritos, o las muertes excesivamente dramáticas. Apela a nuestro lado mas humano, juguetea con nuestra apatía ¡Son solo niños! y míralos ahí resistiendo mas de lo que muchos de nosotros resistiríamos. Cada huérfano acepta tácitamente la pragmática supervivencia como única motivación de mantenerse en grupo

Es una genialidad no traducir el lituano, pues los niños no entienden en idioma, resulta justo pues que no lo entendamos tampoco, con cosas como esta nos ponen todo el tiempo en sus zapatos. La película no sigue ningún suceso pararelo al viaje principal, pues si estamos viajando con ellos no tenemos idea de la suerte que corren los que dejaron de estar con nosotros, esto nos desconcierta poderosamente, la incertidumbre sobre lo que le pasa a cada chico nos va abandonando, inclusive el protagonista. Asi son las cosas, cuando lo accidental se sobrepone no somos un observador omnisciente sino un viajero más.

Nos recuerda que existe una niñez tras esos cuerpos tristemente sucios y mortificados por la travesía, con cosas simples como la observación pequeños animales o un chapuzón en un lago, inocentes distracciones de niños que parecen hacer paréntesis a la adversidad.

Nos da un final elegante, sin nada de complejo, ante esto hay dos reacciones: Algunos dirán ¿Esto es todo? y otros recordarán para siempre la dureza de ese periodo de la historia, pues Ostermann nos ha sumergido en la realidad para que no la olvidemos nunca. Después de esto casi podemos decir: Yo fui un huérfano de la guerra, a mis 13 ya lo he perdido todo, aprendí a sufrir como esta generación no sufrirá jamás, pero sobreviví.
Matheus
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
Cancelar
Limpiar
Aplicar
  • Filters & Sorts
    You can change filter options and sorts from here
    arrow