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La fiesta de las salchichas

5,2
20.647
Animación. Comedia En un supermercado, los alimentos que viven allí adoran a los compradores humanos considerándolos como dioses que los llevan al "Gran Más Allá" cuando se compran. Entre los productos comestibles del supermercado está una salchicha llamada Frank, que sueña con vivir con su novia, un bollo para perritos calientes, Brenda, en el "Gran Más Allá", donde finalmente puedan consumar su relación. Los paquetes de Frank y Brenda son elegidos pero ... [+]
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Críticas 146
Críticas ordenadas por utilidad
25 de agosto de 2016
137 de 184 usuarios han encontrado esta crítica útil
Empecemos por el principio. Cuando vi el primer trailer de esta película quedé alucinado ante el total desmadre que podría ser este producto de lo que llamo "la factoría Seth Rogen & Compañía" por así decirlo. Y es que si has visto Pinneaple Express o This the end ya te puedes fomar una idea bastante clara del tipo de humor que gastan este grupo de gente. Irreverente, soez, provocador y muy estúpido en ocasiones. A mí, personalmente, me gusta. Pero comprendo que no es para todos los públicos. En este caso, van un paso más allá en todos los sentidos, trasladando lo anterior a una cinta de animación 3-D. ¡El primer filme catalogado como no recomendado para menores de 18 años en este formato! Digno de mención, sin duda. Los creadores han pisado nuevo terreno, y es que no es extraño que el proyecto llevara esperando la aprobación de los productores desde hace varios años. En mi opinión el experimento ha sido un éxito y ahora voy a explicar por qué.

La premisa de la película es bastante original: productos de un supermercado (generalmente comida) esperan con ansias ser comprados por los dioses humanos para visitar el reino del más allá y ser bendecidos por nuestra bondad, realizando sus más locos deseos. Sin embargo, la cruda realidad es que son brutalmente asesinados. En esta historia nos encontramos con multitud de personajes muy malhablados que intentarán defenderse de esta situación cuando descubren la verdad. El guión está plagado de contenido gore, uso de drogas, referencias sexuales, lenguaje muy soez (quizá demasiado para algunos)... ¡incluso de reflexiones acerca de la religión (eso no me lo esperaba)! No hay ni un solo momento en el cual no se incluya alguna irreverencia. El filme intenta impactar constantemente siendo consciente de que no estamos acostumbrados a ver este tipo de contenidos en lo que pudiera parecer un producto sacado de Disney. De hecho, el compositor es Alan Menken, quien nos ofrece una canción que nos recuerda al estilo de películas como The Beauty and the Beast (por muy raro que suene). Lo más destacable, en definitiva, son las situaciones surrealistas y diálogos tronchantes a cargo de algunos personajes en una obra que, a pesar de no ser excelente, entretiene a raudales. Si eres un fanático de los que están a cargo de esta producción, es muy posible que disfrutes de Sausage Party.

Termino con un imprescindible comentario acerca de una alocada escena en el spoiler:
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Señor Ambiguo
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13 de octubre de 2016
69 de 95 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hasta hace relativamente poco, la animación era cosa de unos pocos.
Un Disney por aquí, un Pixar por acá, un Dreamworks allí... todo el panorama estaba dominado por las buenas intenciones en el mejor de los casos, las blandurrias decepciones en el peor.
¿Todo? ¡No!
El talento para lo subversivo, un camino distinto para el género, estaba en manos de unos pocos elegidos como Ralph Bakshi, Bill Plympton... los únicos que con presupuestos mínimos y mala baba se atrevían a plantarle cara al gigante de lo políticamente correcto. Se escondían en las sombras, rara vez lograban tener estrenos comerciales, pero la prueba de su existencia era suficiente para los que seguíamos pensando que la animación no es solo cosa de críos, sino un nuevo continente que pedía a gritos ser explorado.

Pasó el "boom" de las superproducciones animadas tridimensionales, pasó el establecimiento del Oscar a Mejor Película Animada, pasaron los notables esfuerzos de Pixar por salirse de la canasta de lo obvio y sobado... pero todavía quedaban pasos por dar.
Tuvieron que ser Seth Rogen y compañía, los fumetas oficiales del barrio, los colegas que nadie admira, pero a los que todo el mundo financia películas porque seguramente caen demasiado bien como para decir no, los que entre nubes de maría y pipas de crack tuvieron la mejor idea de todas: ¿por qué no una película animada que sea la pesadilla de toda asociación de padres? ¿por qué a nadie se le ha ocurrido que la comida puede insultar, fiestear y follar?

'La Fiesta de las Salchichas' ya es gloriosa solo por cómo se ha vendido: a lo grande, sin ocultar que no es para todos los públicos, y obscenamente orgullosa de todas sus salvajadas.
De hecho, es fácil imaginar las caras de malicia que habrán esbozado sus creadores ante la idea de padres inocentes alrededor del mundo, demasiado ocupados para echarle un vistazo a lo que ven sus hijos, cuándo tengan que explicar porque la salchicha Frank y el panecillo Brenda solo quieren "meterse la puntita". Tras el numerito musical típicamente Disney que abre la peli será demasiado tarde para darse cuenta de que la familia está viendo un festival de barbaridades, y parece que incluso ha sido pensado así como una manera de decir "borregos, aprended, esto no es lo de siempre".
Solo haberse estrenado con cierta repercusión ya deja clara la valentía de unos responsables que han pensado antes en la libertad que en el dinero, pero es que el resto no se queda atrás: desmembramientos, obvias referencias sexuales, escatología, drogas y los peores (mejores) dobles sentidos llenan una alucinante hora y media en la que la sensibilidad del espectador es lo primero que se ha tirado al retrete.
Y muchísimas gracias por hacerlo, habría que decirles a Rogen y compañía: cuándo voy al cine no quiero que me den mierda rancia espolvoreada con lo de siempre (como lleva haciendo gran parte de la animación reciente), sino cosas que me pillen con la guardia baja. En un mundo de lloricas, ofendidos y guardianes de la virtud da gusto encontrarse con algo así, tan sutil como una eyaculación en la cara de todos ellos, y que lejos de pedir disculpas nunca se transforma en todo aquello que está parodiando.

Al contrario, detrás del incontrolable chorro de cerdadas, aún queda tiempo para una historia que tiene a una salchicha tratando de convencer a todo el supermercado de que los humanos somos monstruos insaciables incapaces de dejar de matarlos y comernos sus vísceras.
Otra cosa que parecería una excusa para la juerga, pero que afortunadamente es la punta del iceberg de la crítica más ácida y negra que se guarda la película, a toda una sociedad ciega por sus creencias y propios intereses, que cuando le conviene pone la oreja, y cuando no deja de escuchar a charlatanes que dicen que los dioses les van a comer. Como toda buena sátira, esta fiesta de salchichas pone los comportamientos exagerados, y ya cada cuál elige ver si se parecen en algo a la realidad.
Porque nos reímos de un pan de pita claramente árabe proclamar que le esperan 70 aceites de oliva vírgenes en el paraíso, pero la misma cosa a este lado de la pantalla nos provoca un respeto reverencial. Rogen y amigos están divirtiéndose demasiado para convertir esto en un comentario social, pero hasta la tontería más inmensa alcanza cumbres de absoluta genialidad cuando los "bagels" judíos y los panes de pita árabes conviven en un mismo pasillo al que todos llaman "la tierra prometida".
Luego habrá algunos que digan que todo esto es "caca, culo, pedo, pis"; los mismos que no tienen problema en ver eso mismo en la última película de perritos animados, supongo.
Ah, pero que en esa no se ofende a nadie, vale.

Al final, lo más importante es el ruido del muro al desplomarse. Ese que solo dejaba autoridad a los de siempre para llenar cintas animadas con lo de siempre.
Es el asalto definitivo de la incorrección política, de la fiesta y la rebeldía.
Y suena a glorioso orgasmo de una salchicha penetrando un panecillo.
Charles
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18 de octubre de 2016
42 de 59 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lo mejor: Se echaba de menos una película tan gamberra
Lo peor: Que algunos sólo vean chistes sexuales y groseros

‘La fiesta de las salchichas’ era una de las películas de animación más esperadas de 2016 después de un tráiler que reconozco no haber visto. No obstante, a partir de las pocas imágenes que vi y de algunos comentarios que leí, me esperaba un intento de película gamberra con los típicos chistes sexuales que caracterizan la comedia americana desde Judd Apatow. No podría haber estado más equivocado.

Sí, es cierto que ‘La fiesta de las salchichas’ contiene un número bastante alto de chistes sexuales (empezando por el título), pero no se queda en eso. ‘La fiesta de las salchichas’ es realmente una crítica al puritanismo americano (o incluso global si se desea) y sobre todo una crítica a la religión. Sí, es una crítica de brocha gorda, nada sutil, pero funciona y lo más importante, te hace reír. Es una película gamberra, irreverente, excesiva que va con todo y que no se toma en serio a sí misma. Desde ‘South Park’ que no se veía una película de animación con estas características. No es una película perfecta, ni mucho menos. Es predecible y la crítica social en algunos momentos es demasiado obvia. Además, no es un humor que pueda gustar a todo el mundo, eso está claro. Pero si te apetece gamberrismo puro y duro y una película que se mee en todo, está es la tuya.

PD: La vi en inglés subtitulada en español. No sé cómo será doblada, pero realmente en los subtítulos se perdían muchos de los chistes que se hacían, así como dobles sentidos con algunos términos en inglés.
PD 2: Estar en una sala de cine con adolescentes que esperan ver una película “guarra” de bajo tono y presenciar cómo, a medida que la película progresa, se van traumando con las cosas que se van viendo. Está claro que no es apta para todas las mentes.
RaulGarrigós
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30 de agosto de 2016
105 de 186 usuarios han encontrado esta crítica útil
No suelo tener problemas en el humor ofensivo, pues siempre se presupone se hace con ironía dañina y quien lo visiona y lo disfruta es porque quiere. Pero el problema de "La fiesta de las salchichas" no es su tipo de humor. Su problema, para mí, es que pasada la introducción de la películas sus chistes no me hacen gracia y su trama no me divierte como debería.
El guión tiene unos primeros 20 minutos bastante buenos, con buena referencias y personajes divertidos. Entonces se estanca en los clichés, lo repetitivo y estirar sin gracia un argumento más digno de un cortometraje alargado antes que de una película de estimable duración como tal. Llegamos a un final orgiástico, pero ya es tarde.
La factura técnica no es de lo mejor en el género de la animación, pero dado su presupuesto y sus medios es más que solvente.
Sus personajes comienzan bien y luego se convierten en peleles que van de aquí para allá, cuando todo podría haberse reducido (o haberse complicado con mayor estilo u originalidad).
"La fiesta de las salchichas" me resulta fallida y decepcionante tras un buen arranque. No es que esperara una gran película, jamás lo hice, pero lo que se veía en sus anuncios era realmente lo mejor de la misma y el resto (de lo que se compone la película) es relleno metido con calzador que ni siquiera entretiene tan trepidante como su duración. Queda al gusto del resto de espectadores su decisión de inclinarse por ella o no, pero a mí no me ha convencido para nada.
Jesus Reviewer
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28 de octubre de 2016
23 de 26 usuarios han encontrado esta crítica útil
Vocabulario soez, violencia, alguna que otra droga y alto contenido sexual. Sabía muy bien lo que me iba a encontrar cuando decidí ir a ver La fiesta de las salchichas al cine. Tengo las pelotas lo suficientemente oscuras y un sentido crítico que con una debida educación soy capaz de disfrutar con una peli así y sin embargo no trasladar eso mismo a la realidad. No creo que los niños se traumaticen por ver algo así. De hecho, pienso que lo ven como algo normal. Encontrarte en la sala a padres que sabían perfectamente a lo que venían y llevan a sus hijos con las típicas edades con las que en los colegios se hacen excursiones a la granja-escuela, dice mucho de lo que pueden ver y oír en sus vidas diarias. Y digo esto por la cantidad de gente tan preocupada por si algún niño ve la película. Tranquilo, la pequeña criatura ya está de vuelta y mucho antes que usted. Y si no, el inocente zagal tiene a su padre al lado para explicarle el funcionamiento de una ducha vaginal; qué es eso de meter sólo la puntita; explicarle qué “alimento” era ese de color blanco con lechecilla por la boca o por qué toda la comida se está cagando en la puta constantemente. No hay nada como la buena educación y responsabilidad de unos padres. Cuando la hay, claro.

Y dicho lo anterior, nos encontramos con una cinta de animación enfocada para el público adulto en donde para mi gusto el uso excesivamente reiterado del insulto o el taco le hace perder un poco esa gracia o por decirlo de alguna manera, esa “sorpresa” que podría haber jugado mucho más a su favor. Pero con todo, posee un ritmo que nunca decae con especial mención a los números musicales o alguna recreación-homenaje de películas fácilmente reconocibles.

La película se desarrolla en un contexto muy colorido y vivo a la hora de representar a los felices e “inocentes” alimentos a la espera de ser escogidos por algún dios y llegar al paraíso de “los elegidos”. Pero qué distinta y cruda es la realidad con la que se topan nuestros amigos comestibles, siendo todo representado por una atmosfera más fría, gris e inquietante. Ese paraíso; ese dios; esa gran vida… no existe. Pero aún sabiendo la verdad, hay que buscar alguna esperanza para seguir adelante. Llámalo ahora como quieras. ¿Religión… estás ahí?

Se tocan temas actuales en función del origen de los alimentos y tenemos un claro ejemplo en dos de ellos. Y si no queda claro, su final no deja lugar a dudas. La acción es excelente en su exceso y da justamente lo que promete.

Le pongo un pero desde mi punto de vista. Buscando ser más sorprendente, hubiera esperado más metraje para meter los tacos y las ordinarieces con el fin de conseguir algo más rompedor, es decir, tener un comienzo más suave, tranquilo o pacífico para de pronto darle la vuelta a la tortilla y terminar con lo que es en sí La fiesta de las salchichas.
Travis Bickle
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