Diplomático último modelo (1955)

Hay alguien interesado en apoderarse de la isla Mahoola, para que deje de ser ese lugar romántico y apacible que hasta ahora ha sido, y convertirla en una base militar que sirva a los intereses guerreristas de ciertos gobiernos. La anciana reina de Tawaki, regente de aquella y otras islas, sufre de pensar que las grandes potencias puedan arrebatarle este magnífico espacio con fines tan poco edificantes… y todo hace pensar que el suyo es un caso perdido.

Pero, el “accidente” sufrido por uno de los delegados al proceso, dará inicio a la intervención del Fatum y todo se dará para que Norman, el modesto archivador y amor platónico de la rubia actriz Sonia Karol (Belinda Lee) de quien colecciona cuanta fotografía cae a su manos, termine reemplazándolo… se vea vestido con elegantes trajes… y hasta sea nombrado Caballero, premonición de lo que (45 años después) sucedería en la vida real.

Y Norman tiene un corazón noble, es anticolonialista y pacifista, y defiende la justicia por instinto y contra las presiones de cualquier tipo. Junto a Penny Harvey (Lana Morris), la chica que lo aprecia en la sombra a sabiendas de su fascinación ciega por la curvilínea actriz, Norman se verá enfrentado a oscuros enemigos dispuestos a como dé lugar para sacarlo de en medio. ¡Y claro! su jefe principal, Jackson Vavistock (el estupendo y aguantador Jerry Desmonde) habrá de soportar los asiduos desmaños del irrefrenable delegado de ocasión.

Dirigido de nuevo por John Paddy Carstairs, Norman Wisdom logra otra divertidísima comedia en la que sigue conservando su figura a lo Langdon, pero con esa simpatía y esa gracia que lo hicieron especial. “DIPLOMÁTICO ÚLTIMO MODELO” tiene estupendas dosis de hilarante comedia, magníficos gags, escenas caóticas, y hasta un par de toques románticos que dan la ocasión a Wisdom de lucir su sensitiva voz.

Se consolida aquí un clown al que Chaplin consideraba el único que podría reemplazarlo, y un actor con un alto carisma al que no es difícil guardarlo en el corazón. Escenas como la servida del té o la foto para el pasaporte, de seguro vas a recordarlas durante un buen tiempo. Hay aquí un actor de primera línea… ¡Ah! Y la resolución del filme no podía ser más sabia para no dejar mal parado al colonialista gobierno inglés.

Título para Latinoamérica: “NORMAN DIPLOMÁTICO”