arrow

La espiral (1976)

La espiral
139 min.
7,7
102
Votar
Plugin no soportado
Añadir a listas
Documental completo (FRANCÉS con subtítulos en ESPAÑOL)
Sinopsis
Esta película, realizada con la colaboración de Chris Marker, fue uno de los primeros en dar a conocer lo ocurrido con el gobierno de Unidad Popular de Chile desde su triunfo en las elecciones democráticas de septiembre de 1970 hasta el golpe de estado que tuvo lugar tres años más tarde. Tratando de comprender lo ocurrido, el equipo de directores crea una estructura narrativa en la que se mezclan hechos y personajes desde una perspectiva histórica: la espiral. (FILMAFFINITY)
Género
Documental
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Francia Francia
Título original:
La spirale
Duración
139 min.
Guion
Fotografía
Compañías
3
La máquina infernal
Solo (con los obreros y la gente más humilde) ante el peligro (prácticamente todo el mundo o resto en mayor o menor grado, tanto dentro como fuera; la burguesía, los estudiantes, las mujeres, los empresarios, las clases medias, los jerarcas, la nobleza, el ejército, la iglesia, USA, la CIA, la ONU, el banco mundial... ).
Un plan (sí, estaba todo cantado, delineado/diseñado desde un buen principio) sencillo (teniendo en cuenta la disparidad de fuerzas, no había mucha resistencia en contra, poco enemigo contra el que batirse).
Una película política, comprometida, de tesis evidente, de denuncia o revancha, desagravio, contrapeso a la realidad fiera, la otra cara del palacio de la moneda, airada, fría, sarcástica solemne, grave, analítica, exhaustiva, sesgada, parcial, ¿sectaria?, yo no miento, solo digo la verdad a medias, lo que pasa es que no lo cuento todo, exclusivamente aquello que refuerza o apoya mi relato primero, el origen de todo esto, mi premisa sincera, ¿conspiranoica?, no, seguro que casi todo es cierto poco más o menos, algo sin duda, pero elimina/mutila la mitad de la historia.
Es como un combate de boxeo entre un peso pesado y otro mosca en el que solo lanza golpes el grande y el más pequeño se dedica a recibir hostias como panes, sin descanso ni fin, a la vez que tira besos a su madre, su mujer, su hermano, su hijo y su amigo mientras el resto del público jalea esa monstruosa carnicería, al abusón y cruel zampabollos que no para de maltratar al alfeñique con mala baba y tanta saña.
Es un documental en el que se presenta a un villano atroz y a una víctima indefensa y alelada de puro buena. El primero tiene claras sus intenciones y métodos y lucha a brazo partido, a muerte por ellos, el expolio, el dinero, el poder; en cambio el humillado y ofendido solo pena/sufre, hace el bien, reparte justicia y solidaridad, ya está, para qué más, no le mueve el ánimo de lucro, ningún interés personal afea su santa conducta ni tiene o recibe ninguna perversa ayuda extranjera, a puro huevo, todo sea por y para Chile, el pueblo.
Por lo tanto, es una narración coja, distorsionada, hasta absurda, como si hubieran borrado una parte de la historia, roto la mitad de la foto y tirado ese trozo al basurero, como parece que hacían los estalinistas, en algunas muy raras ocasiones, a la fuerza ahorcan, con los elementos más revoltosos, incordiantes o incordiosos diga lo que diga la rae, desagradecidos o desagradables por un quítame allá esas pajas. De hecho, después de la segunda guerra mundial, el mundo se lo repartieron los gringos y los soviéticos y así/ahí estuvieron durante décadas, a palos de ciego, ninguno se cruzó de brazos ni fue un niño bueno o con algún retraso, ni los aquí comunistas tan mártires y sagrados ni, por supuesto, las derechas tan pérfidas.
Se nota mucho que esta obra es del año setenta y seis, cuando todavía el partido (comunista, ¿cuál va a ser si no?) era algo en Francia y Europa, cuando la Unión Soviética parecía inquebrantable, cuando Fidel Castro (aquí poco menos que un semidios, un mesías) todavía no se había degradado tanto a ojo de buen cubero y el Che era la virgen maría con barba y un fusil entre las faldas, cuando este tipo de documentos eran no solo posibles, financiera/moral/intelectualmente, tal que así, una apisonadora que aplasta con verdades absolutas y se siente tan orgullosa de tener la más clara y distinta razón que a mí sinrazón se hace, sino que además muy del gusto de cierto tipo de público occidental o muy fanático o frívolo o juez y parte, muy interesado siempre.
El tono es cortante y contundente, meticuloso, gélido, masivo, a veces también irónico, paródico con los malos, pero eso, olvida la otra parte contratante, a los buenos, convidados de piedra, punching-ball, a los rojos o suyos casi que los desprecia al no tocarlos ni con un palo, como si fueran la novia perfecta beata idealizada que en el fondo nada te interesa ni te despierta frente a la posible amante puta mecenas, todo a una, a la que odias pero que más te provoca, y te remueve y deseas y la miras y la estudias y la observas y la quieres matar/follar pero no puedes vivir sin/contra ella, está en la otra acera, tan lejos tan cerca, tu cóncavo reflejo, tu imagen amada siniestra, el complejo de culpa, el inconsciente, la mala obsesión, el pie que te pisa y lames, portero de noche, sado maso, la muerte y la doncella, del infierno gran perra, eso, todo, a los que solo, más que suficiente por otro lado, les atribuye mecánicamente, es lo que toca, su programa o sueño, la nacionalización de la industria y la banca y la reforma agraria, reparto/expropiación tal vez indiscriminada de tanto grande pedazo de suelo mediante, a desalambrar, a desalambrar, que la tierra es nuestra, es tuya y de aquel, de pedro, maría, de juan y josé, como hechos más importantes de su gestión de gobierno, el resto consiste en recibir andanadas/sabotajes malintencionados del rival político y de clase, se supone, de los matones satanases de enfrente y aguantar/salvar el tipo como buenamente se puede, hasta que te echen a tiros, tan triste y literalmente.
Hay un torrente de datos y sucedidos, gran recuento/recuerdo pormenorizado, pero que queda lastrado o deslustrado por el sentido machacón y unidireccional de todo, no es ni mucho menos una espiral, es más bien una línea recta sin medida, infinita, un huracán, la tormenta perfecta, un tren del demonio directo al abismo, descarrilado, una obra suma que tiene todas las preguntas y todas las respuestas, una bala de cañón que arrasa y casi nada se cuestiona, que solo apunta, señala, aplasta y afirma convencida de tener toda la certeza y sentido y equidad y justicia, con esa elegancia rigurosa tan francesa y altiva y estirada.
[Leer más +]
1 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Más información sobre La espiral
Fichas más visitadas