arrow

El largo camino (1934)

El largo camino
55 min.
4,8
119
Votar
Plugin no soportado
Añadir a listas
Película completa (INGLÉS)
Sinopsis
En la frontera de Estados Unidos con Canadá, un sheriff ha de encontrar a una mujer perdida y una mina de oro. Su misión se verá alterada por un peligroso grupo de bandidos... (FILMAFFINITY)
Género
Western Mediometraje
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Estados Unidos Estados Unidos
Título original:
The Trail Beyond
Duración
55 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
Links
5
John Wayne como nadador
Rod Drew (John Wayne) y Wabi (Noah Beery Jr.) son dos amigos que vienen huyendo desde el Canadá por un suceso en el tren un poco confuso, en su travesía descubren un mapa de una mina de oro. Cuando llegan a un pueblo, en donde Wabi es recibido por familiares y amigos, Rod y Wabi empiezan a tener problemas con una banda de malosos que le quieren quitar el mapa del tesoro.

El film cuenta con las actuaciones de Noah Beery (1882-1946) y de su hijo Noah Beery Jr.(1913-1994) mejor conocido por la serie de televisión "The Rockford Files" (1974-1980). El film cuenta con buenas escenas de acción, además John Wayne, no solamente demuestra sus dotes de jinete, también como nadador, de hecho las mejores escenas fueron en el agua.
[Leer más +]
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
Partida y regreso: un joven John Wayne
La leyenda de John Wayne, El Duque, se comenzó a fraguar con pequeñas producciones en el wéstern hasta alcanzar popularidad de la mano de John Ford con La diligencia (1939). El largo camino, dirigida por Robert N. Bradbury, es una de esas muestras conmemorativas del enorme talento de John Wayne en los albores del cine clásico. Rod Drew (John Wayne) es encomendado por un amigo de su padre en la búsqueda de la hija del mismo. En su empresa, se reencuentra con su viejo amigo Bobby (Noah Beery Jr.), el cual lo embrolla en un problema con la ley. Con la policía montada pisándoles los talones, los amigos encontrarán un mapa del tesoro, y se las tendrán que ver con una banda de forajidos mientras tratan de cumplir sus objetivos.

Robert N. Bradbury explotó el género del wéstern entre los años 1918 y 1941, no consiguiendo tanta popularidad como sus compañeros directores y renegándose a las películas de bajo presupuesto, de vez en cuando, con alguna grande estrella invitada.

La gran aventura que sigue el viaje del héroe por los áridos paisajes del Salvaje Oeste se centra en el género de la acción con un argumento simple, puramente divertido y presentado con técnicas bastante llamativas para el año 1934. Con una influencia inexorable de D. W. Griffith, este mediometraje producido por Lone Star Productions, productora fundada por Paul Malvern un año antes del estreno, fue la encargada de dar visibilidad a un inexperto John Wayne en la década de los treinta.

Con la única pretensión de entretener al espectador medio norteamericano de la época, El largo viaje constituye el alma del wéstern clásico antes del pico de fama que alcanzaría con Howard Hawks o John Ford, ese género de explotación cuyas incontables producciones avasallaron la pequeña industria cinematográfica con la finalización de la etapa muda.

Un guión lineal y simple en el que de vez en cuando convergen diferentes acciones en el mismo tiempo es efectivo y directo para contar un argumento sin altibajos, planteando a los minutos de comenzar la misión del héroe, la puesta en escena de los personajes y una presentación de estos basadas en la acción más que en el diálogo. Esta construcción en tres actos de Lindsley Parsons, basada en la novela de James Oliver Curwood, se antoja de diálogos nimios para conocer un mínimo trasfondo de los personajes, estando al servicio exclusivo de la aventura, algo que funciona a la perfección.

El director se vale de recursos básicos para ubicarnos en un tiempo y espacio definidos, gracias a utilizar el tren a vapor como escenario de causalidad de la acción, vehículo que marca la etapa final del Salvaje Oeste, del wéstern crepuscular. La multiculturalidad también va a ser un factor clave para el emplazamiento del espectador, conviviendo franceses con norteamericanos dando el contexto histórico de la colonización francesa por Samuel de Champlain, comprendida entre los siglos XVI y XVIII, extendida por el norte del continente.

Con unas escenas de acción trepidantes, sobretodo en el último tramo donde la banda de Lagoose adquiere mayor protagonismo, Bradbury se vale de un montaje clásico (con transiciones muy cuidadas en cortinilla o alineando el tiempo fílmico mediante rápidos y meticulosos movimientos de cámara de una acción a la consiguiente) para omitir una profundidad argumental no deseada, yendo rápidamente al lance. Como es normal, los planos fijos son constantes por el género y la época a la que pertenece la película, usando planos 3/4 para los diálogos y algunos cenitales, incluso nadires, cuando la acción desempeñada por los personajes es en tierra, no cabalgando.

Para las persecuciones equinas alterna cortes secos con pequeños travellings horizontales que siguen la acción móvil de los personajes, creando unas muy visuales escenas, y haciendo las delicias en ese enfrentamiento final de Rod contra Lagoose (Robert Frazer), uno a lomo de un jamelgo y el otro en un carruaje.

Me ha gustado especialmente la colisión y acoplamiento formal de las dos tramas, la persecución policial hacia los protagonistas con el altercado entre Lagoose y sus muchachos, compenetrándose desde el nudo hasta el desenlace de manera lógica y poco tediosa. Todo ello teniendo como causalidad la búsqueda de Marie (Verna Hillie), móvil que nunca solapa el resto de elementos.

Las interpretaciones, demasiado teatrales, hacen que John Wayne se luzca aún más si cabe como figura justiciera a la que acostumbrarían sus wéstern más adelante, algo que el director sabe y explota correctamente del joven actor.

Un muy divertido mediometraje cuyas inquietudes son el entretenimiento, obviando aspectos más filosóficos a los que acostumbraban directores como George Marshall o derivados, no siendo por ello un wéstern de menos renombre. Aparte, siempre es un placer ver a El Duque, y como la leyenda se convirtió en hecho.
[Leer más +]
Sé el primero en valorar esta crítica
Más información sobre El largo camino
Fichas más visitadas