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El padre Pitillo (1955)

El padre Pitillo
92 min.
5,4
93
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Sinopsis
Don Froilán, conocido popularmente como "Padre Pitillo", es el párroco de un pueblecillo castellano. Tiene una acreditada fama de cascarrabias, aunque, en realidad, es un hombre de espíritu extraordinariamente bondadoso y humano. Lo demostrará al acoger y ayudar a Rosita, una chica que ha sido seducida por un señorito que la abandona al enterarse de que está embarazada. (FILMAFFINITY)
Género
Comedia
Dirección
Reparto
Año / País:
/ España España
Título original:
El padre Pitillo
Duración
92 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
Grupos
Adaptaciones de Carlos Arniches
5
Tabaco de cuarterón.
Llegamos a conocer el tabaco de cuarterón. Se trata de picadura de tabaco que se vendía, barata, en cajetillas de 125 gramos que el usuario solía guardar en una petaca junto al librillo con las hojas que usaba para liar el cigarro.
Lo demás dependía de la habilidad del usuario, porque liar un cigarro era todo un rito que dejaba tiempo para la reflexión. Había de todo, manitas y manazas.
Y un manitas era D. Froilán (León), un viejo cura que ejercía en una aldea castellana. Un virtuoso de la petaca, de verbo inflamado ante las injusticias sociales. En este caso Rosita (Andrey), una pobre joven seducida por el desustanciado hijo del rico del lugar, Bernabé Ojeda (Teixeira).
La cinta pertenece a esa época del cine español que lleva a la pantalla obras teatrales de éxito. En este caso el sainete homónimo de Carlos Arniches estrenado en Buenos Aires en 1937 y reestrenado en Madrid en octubre de 1939.
En ambos casos encontramos la aspiración del autor de "estimular las condiciones generosas del pueblo y hacerle odiosos los malos instintos", todo como una forma de expresar sus inquietudes sociales y regeneracionistas.
Historia sencilla narrada con sencillez. Guion y realización se ciñen al libreto ofreciendo una imagen muy teatral, cinematográficamente muy pobre, con muchos decorados y apenas exteriores. Un par de actuaciones de flamenco en una sala de fiestas que pegan poco con el argumento.
Rutinario también el tratamiento de los personajes. Destaca, eso sí, el párroco D. Froilán, al que le sobra algún exabrupto del libreto, pero compone al final un sacerdote digno y rotundo en su personalidad.
Interesante el caso del padrastro de Rosita, Aniceto el Tenazas (Sepúlveda), herrero de ideas republicanas, al que veremos en un papel calcado en "La cesta" (1965).
Película realizada con gran modestia de medios y con modestas aspiraciones, pero también con la dignidad de mostrar a esos viejos curas de pueblo que tienen la valentía de enfrentarse a los poderosos en defensa de los débiles.
Curas de pueblo que resultan como esos pobres pitillos liados que arden produciendo un humo que, poco a poco, también asciende hacia el cielo.
Imprescindible para los estudiosos del cine español o de las adaptaciones teatrales a la pantalla. El resto no deberá crearse grandes expectativas y mostrarse al final un poco benevolente.
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4
Claro ejemplo (y un tanto vergonzante) del cine nacional-católico del régimen de Franco
"- ¿Qué ha pasado, otra vez tu marido, que ha vuelto tarde a casa, borracho y le has vuelto a pegar?
- Sí, Padre.
- Y ¿dónde le has dado?
- En la nuca.
- Pero mujer, ¿te has propuesto darle a ese desgraciado la muerte del conejo?
- Ay, Don Froilán, es que ese marido mío me coge una borrachera cada día.
- No, no es una borrachera cada día, es la misma, que la trata bien y le dura. Pero, vamos, hay que ponerle término a eso.
- ¿Y qué podríamos hacer?
- Que te pegue él, yo no veo otra solución.
- Pero, Padre, ¿Ud. cree?
- ¡Claro! Tú prueba unos días y ya veremos el resultado".

En fin, tras reponerme de escribir (no digamos al oírlo en la película) este "divertido" diálogo, compruebo al leerlo por ahí que esta es la segunda versión en el cine de la obra de teatro de Carlos Arniches.
Y se trata, siempre en mi humilde opinión, de un claro ejemplo del cine nacional-católico-franquista de la época en la que fue rodada.
Tiene los tics rancios propios de un régimen castrante y retrógrado que se supone deben hacer reír al personal y no sé si se consiguió en aquél entonces, pero viéndola ahora causa no poca vergüenza ajena. Sí, eran otros tiempos, pero hay cosas que ya entonces al común de los mortales, usando el sentido común, debían parecer obsoletos y carpetovetónicos.
Dejando esto aparte y centrándome en la composición formal de la cinta, digo que tiene un estimable elenco interpretativo y me causa verdadero gozo volver a ver a la gran Aurora Redondo, gran dama del cine y del teatro que fue una de las causante de mi amor al teatro, cuando la veía en aquellos magníficos "Estudios 1" de TVE. Y curioso, dato que desconocía por completo, que leyendo en el IMDB, me entero de que Valeriano León y Aurora Redondo eran matrimonio desde 1921.
También son de recibo los decorados.
De desarrollo, cómo no, previsible, tiene algún toque humorístico que hace sonreír por la buena labor de Valeriano León, pero la película no es gran cosa, aunque como "documento histórico" no es nada desdeñable.
¡Ah! Y preciosa Margarita Andrey.

https://filmsencajatonta.blogspot.com/
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2 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
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